Consolida Quadratín presencia en 19 estados durante Cumbre en Acapulco
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de junio de 2019. — La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se suma a las voces que defienden resolver lo más pronto posible la precaria situación de los migrantes centroamericanos que cruzan México en busca de pedir asilo en los Estados Unidos.
Luego de las presiones del gobierno de Donald Trump con la imposición de aranceles a productos mexicanos sino tomaban acciones para evitar que les llegaran oleadas de migrantes pidiendo refugio en su país, los obispos católicos hacen un llamado para dar celeridad a los trámites de quienes ya están en ese proceso administrativo.
“Este 20 de junio, Día Mundial de Refugiado, es para la iglesia una oportunidad para levantar la voz en favor de los que no tienen voz e instar a los gobiernos a desarrollar acciones que puedan favorecer a agilizar los trámites ante el proceso de asilo, así como velar por los derechos humanos de los migrantes en general, siguiendo las recomendaciones del Santo Padre”, refiere el escrito firmado por José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, encargado de la Dimensión Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana (DEPMH).
Los jerarcas católicos reconocen que las políticas migratorias vigentes en México, ante la crisis que se vive en relación al creciente número de migrantes que en grandes caravanas o en pequeños grupos intentan cruzar el territorio nacional y de los cuales, muchos, sabiéndolo o no, son candidatos para solicitar refugio y asilo.
“Tanto en México como en los Estados Unidos, ésta solicitud se ha convertido también en un viacrucis para los migrantes, se ha cargado de candados y requisitos que retardan su resolución”, refirió; pues de acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el número de solicitantes de la condición de refugiado en el país, registrado a mayo de 2019, representa un 80 por ciento de la cifra anual de 2018.
“Una estrategia migratoria que pueda ir más allá de la imposición de aranceles que origine como respuesta inmediata la militarización de las fronteras o levantamiento de muros humanos, tiene que estar basada en los derechos humanos y debe situar al migrante en el centro de las medidas políticas y de mejores condiciones para una migración ordenada y segura”, instan el obispo.
“Prestando especial atención en los grupos marginados que engrosan las caravanas y quiénes son los que con falsas esperanzas y seguramente con intereses personales, mueven estos grandes contingentes, aun así, hay que tomar muy en cuenta a los desfavorecidos por su propia condición de vulnerabilidad y por el engaño al cual pudieran haber sido sometidos”, agrega en el documento.
La Dimensión Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana, desde la Comisión Episcopal de Pastoral Social, “se levanta a favor de los migrantes y refugiados que están en proceso administrativo, acompañados espiritual y moralmente por los que han logrado un proceso de refugio y asilo para alentar a los que aun están en el mismo proceso para que no pierdan la esperanza de poder lograr su cometido y los exhortamos a colaborar con las autoridades correspondientes”.