Teléfono rojo/José Ureña
Nuevos e inéditos tiempos en comunicación y periodismo.
Con la llegada del nuevo gobierno, a partir del 1 de diciembre, se vislumbran nuevos e inéditos desafíos para los medios de comunicación convencionales (impresos, televisión y radio). Para algunos –los optimistas– se desarrollará un periodismo independiente sin amarres con el poder, para otros, –los pesimistas– se avecina el fin de muchos de los medios conocidos pues ya no contarán con el subsidio gubernamental, a través de la compra de espacios para propaganda e imagen.
Desde su campaña, Andrés Manuel López Obrador fue dando color de cómo será su relación con los medios de comunicación y sus principales representantes: conferencias de prensa al pie del templete, o bien, como ahora, conferencias de prensa al pie de las escaleras de la casona de la colonia Roma, que alberga su cede de transición.
Empero, la conferencia de prensa del martes pasado, donde dio a conocer a su staff presidencial y a sus hombres más cercanos, su primer círculo, pues, fue la más reveladora. Definió lo que será su política de comunicación social: Todo concentrado en la Presidencia de la República. Desde Palacio Nacional, su vocero –el futuro zar de la comunicación– será Javier Ramírez Cuevas. Él se encargará de la atención de la fuente de la Presidencia, él dará a conocer los mensajes, de él saldrán los comunicados de prensa y demás materiales multimedia.
La idea es no duplicar mensajes y no gastar tanto en imagen, propaganda y subsidio en los medios. Parece buena, pero muy complicada de lograr, en un gobierno que se dice democrático y tendrá el deber de informar amplia, clara y profundamente de sus acciones y decisiones, amén de las relaciones que tenga con los diversos sectores productivos y actores significativos de la sociedad.
López Obrador además de anunciar el adelgazamiento o achicamiento de las direcciones generales de comunicación social a su mínima expresión, o sea meramente operativas y no estratégicas, indicó que el gasto en propaganda se reducirá en más de un 50 por ciento. Lo que parece loable si consideramos que el actual gobierno (saliente y ya casi inexistente) ha gastado más de 40 mil millones de pesos en imagen, cantidad que al finalizar la actual gestión podría ascender a 60 millones.
Si la idea es el control de la información y de los medios convencionales, esta fracasará rotundamente, pues los mismos medios se verán obligados a ejercicios periodísticos de fondo para crear y difundir nuevos y más novedosos contenidos para la atracción de sus audiencias, contra los que tendrá que competir el gobierno federal para poder ocupar y ganar espacios.
Se avecina, pues, el renacer de una nuevo periodismo sin el cual muchos medios irán a la ruina. También se vislumbra los muchos cierres de periódicos y noticieros radiofónicos y televisos acostumbrados al dinero público. Sobrevivirán sólo aquellas empresas mediáticas capaces de comercializar bien sus espacios y hacer ajustes internos.
El nuevo gobierno de igual manera deberá generar muchos y mejores contenidos para los medios alternativos, que a través de la red de redes y sus diversas plataformas en Internet, van tomando poco a poco el papel de los medios convencionales, ante la desconfianza de la ciudadanía.
Hoy en día, como apunta acertadamente el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAM, Gerardo Dorantes:
«El ciberespacio, conformado por forma esencial por Internet, sus plataformas operativas, sus redes sociales digitales y sus incontables y crecientes aplicaciones en todos los ámbitos de la vida humana, se han convertido en los foros de debate y la participación política». Así, cita como ejemplo: «si hasta ahora la televisión sigue siendo e medio político más popular, no es ya el más popular medio de estudio académico; éste es Internet». Pero así como es el medio a estudiar, es también el medio recurrente, como lo muestra la propagación del uso del Twitter o el Facebook.
Si bien la mayoría de los periodistas, comunicadores y comunicólogos pusieron atención en el nombre y la trayectoria de quien tendrá tan grande y significativa tarea de informar y relacionarse con los medios, como lo es Jesús Ramírez Cuevas, poco observaron el nombramiento y nueva función de Raimundo Artis Espira, como coordinador de Estrategia Digital. Para mí y a la distancia el hombre clave en la que será, a su vez, la estrategia mediática y de comunicación del gobierno Lopezobradorista.
Internet y sus plataformas serán los medios que utilizará el gobierno de López Obrador para difundir sus mensajes. AMLO lo dejó claro, Ramírez Cuevas, que es de su más grande confianza y a quien instruyó para llevar una estrecha relación con reporteros, periódicos, estaciones de radio, canales de televisión y llevar el vínculo con redes sociales.
Nuevos tiempos, nuevos desafíos.