Teléfono rojo/José Ureña
El ataque a jóvenes del CCH por un grupúsculo de porros, totalmente orquestado.
Sin miramientos de ningún tipo, la fuerte agresión a un grupo de estudiantes del CCH Azcapotzalco por un centenar de porros, provenientes de colegios de Ciencias y Humanidades del norte de la ciudad, no sólo debe ser condenada, debe ser indagada a fondo para desnudar a quienes patrocinan a estos grupos de golpeadores y reventadores, cuyo fin es causar daño moral a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y lesiones físicas a miembros de su comunidad.
Si hasta el momento se han expulsado a 18 seudo estudiantes pertenecientes a estos grupos porriles –identificados ya por las autoridades–, no se sabe a ciencia cierta quienes los patrocinan económicamente y les dan apoyo logístico, fuera y dentro de Ciudad Universitaria. Asì como llegaron por sorpresa a golpear, amedrentar y herir a jóvenes con palos, bombas molotov y armas punzocortantes, que causaron graves heridas a dos alumnos, así desparecieron en instantes y no obstante sus vistosos jerséis se esfumaron a la vista de todos.
Sólo quedaron en celulares, cámaras y demás registros sus imágenes violentas. Imágenes que han servido hasta ahora para la identificación de los vándalos y su segura expulsión. Veremos si con el concurso de las autoridades judiciales locales y federales son aprehendidos y castigados con base en la ley. Veremos si de estas detenciones salen los nombres de los autores intelectuales y sus patrocinios y fines.
Las imágenes presentadas por el jefe de gobierno interino de la ciudad de México dejan ver desde el momento que abordan un camión, de esos que se rentan y pueden seguir la pista de quien lo contrato, el traslado por el anillo periférico, hasta su llegada a Ciudad Universitaria, donde otro grupo los recibe para darles los palos, las piedras, los cohetones y demás instrumentos de ataque urbano.
No hay que olvidar que el auditorio Justo Sierra sigue tomado y ahí se aloja una diversa y peligrosa fauna que van desde anarquistas, vendedores de droga y activistas de grupos radicales. No es extraño pensar que desde ahí recibieron apoyo logístico para su llegada, ataque y después huida.
Sin duda alguna a quien más daña ésta artera agresión orquestada es a la misma UNAM como a sus principales directivos, empezando por el rector Enrique Graue y demás secretarios. El violento hecho, las especulaciones al respecto, las movilizaciones estudiantiles –con el cierre de planteles y mítines—distraerán durante días a nuestra alma mater de sus actividades sustantivas como son la enseñanza, la investigación y la difusión de la cultura.
El origen de los porros data de los años 30s del siglo pasado como grupos de choque para el control de la disidencia estudiantil. Se fortalecieron para el aciago año de 1968 al cobrar mucha relevancia reventando mítines y golpeando a compañeros. Broncas monumentales se armaban en los estadios donde se juagaba el futbol Americano, entonces todos los estudiantes sabíamos que cobraban en gobernación y en algunas oficinas del PRI.
Otra forma porril fue la del CGH que en los 90s paralizó durante nueve largos meses las tareas de la UNAM. Los daños a la UNAM fueron cuantiosos no sólo en imagen sino en actividades de enseñanza e investigación. Con el tiempo salió a la luz que el famoso Mosh cobraba en Gobernaciòn, mientras que otros líderes del movimiento (CGH) fueron desplazados por los radicales no sin antes dejar de cobrar sus tareas en oficinas del gobierno capitalino, en manos entonces de los perredistas.
Hoy resulta muy aventurado señalar quien protege, patrocina y mueve a los grupos porriles incrustados, sobre todo, en los Colegios de Ciencias y Humanidades ubicados al norte de la ciudad de México o en municipios mexiquenses. Saber los nombres de los quiénes y sus por qué es la gran cuestión. Pero no es una tarea de indagación periodística, es policiaca por la profundidad de sus raíces y las motivaciones políticas que tiene.
El doctor Graue, rector de la UNAM ha dicho en su mensaje a toda la comunidad universitaria que es gente ajena a la UNAM la que quiere desestabilizarla, le creo, pero no entiendo ¿cuál es el motivo? Los priistas ya se van y están más preocupados por su destino laboral; los perredistas están prácticamente acabados a nivel nacional y local, salvo los de la delegación Coyoacán, donde se ubica CU; los panistas también muy ocupados y apurados en su destino político.
Los Morenos, ¿cómo para qué? Sería desastroso para ellos llegar al poder e iniciar su gestión con miles de jóvenes en las calles protestando contra la inseguridad. No imagino a Claudia Sheinbaum mandando a reprimir las protestas estudiantiles en las calles. Ese si sería un gigantesco retroceso, volver, en plena conmemoración de los 50 años del 68, a los días oscuros de esos meses y años.
De ahí que urge indagar a profundidad sobre los autores intelectuales y sus propósitos. De otra manera seguirá la confusión, las agresiones y el crecimiento de una legítima protesta estudiantil, en demanda de seguridad.
Los jóvenes han alzado la voz y no hay que desoírlos. Al contrario, hay que apoyarlos.