Visión financiera/Georgina Howard
Un extraño deambular de Marco Antonio.
Por un momento calcemos los zapatos de los padres de Marco Antonio Sánchez. El joven desapareció durante cinco días y quien reapareció golpeado y sumamente dañado física y mentalmente, luego de que fue subido a una patrullada durante cinco minutos –y que ahora según las evidencias captadas en cámaras demuestran fueron hasta 15 minutos–, lo que desmiente a los policías que lo aprendieron. Convenientemente, la unidad no contaba con la cámara instalada, lo que imposibilita saber en qué estado lo subieron y luego lo bajaron.
Los patrulleros que lo aprehendieron y luego lo soltaron señalan haberlo liberado en buenas condiciones. ¿Cómo saberlo si no existe evidencia? Empero, luego del suceso empezó la tragedia para los padres y el calvario para el joven de 17 años, estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria número 8 de la UNAM, a quien en diversas tomas lo muestran caminando sin rumbo. A veces con chamarra, otras envuelto con una cobija y unas más con un suéter o con una playera polo.
La madre del joven dice no reconocer a su hijo en las imágenes mostradas por la PGJ de la Ciudad de México, y que ésta, a su vez, ha filtrado a diversos medios. Ahora no sabemos si son todas las tomas que hay del joven en su loco caminar, como tampoco si fueron editadas. La información cae a gotas y siembra dudas.
El caso ha permanecido en el ánimo de los chilangos a lo lardo de las últimas semanas, pues en el mismo se refleja, no solamente la violación de sus derechos humanos, sino la ausencia en la aplicación de todo tipo de protocolos por parte de los policías pertenecientes la Secretaria de Seguridad Pública del gobierno capitalino, que comanda Hiram Almeida.
Almeida, subordinado del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera y quien presume contar con la más numerosa y mejor policía de todo el territorio nacional, cerca de 89 mil elementos que deberían proteger y cuidar a los chilangos, ha tenido que dar la cara para decir que sus mandos explican y detallan los protocolos existentes para todo tipo de detención. Queda claro que los protocolos son desconocidos para la mayoría de estos agentes de la ley y el orden o son verdaderamente incapaces de aplicarlos.
Marco Antonio fue violentado en su persona. A diez días de reaparecido, en un municipio mexiquense, distante de 40 kilómetros de donde fue aprehendido y luego liberado por los patrulleros, el joven sigue fuera de sí y los médicos que diagnosticaron un trastorno múltiple, producto de un fuerte traumatismo en la parte frontal del cerebro, no han podido precisar que lo provocó. ¿Golpes en la cabeza, situación de stress extremo o deshidratación?
A ciencia cierta no sabemos qué le paso, todo un misterio que se encargan, las mismas autoridades de la PGJ de la ciudad de México, de ahondar o tratar de confundir.
Lo cierto es que el joven apareció deambulando con la mirada extraviada, golpeado y con ropas que no eran de él. Y lo peor, extraviado de sí mismo y si poder declarar. Sólo él sabe que le pasó en su extraña desaparición, que fue calvario y tortura para sus padres.
Mancera ha prometido se revisarán los protocolos y ha pedido ayuda de los especialistas de diversas disciplinas de la UNAM, para afinarlos. La institución en voz de su rector, Enrique Graue ha exigido se deje de criminalizar a los jóvenes, una demanda que ha hecho suya la sociedad civil. No sólo los queremos vivos, sino también sanos.
Para expertos en derecho, como Julio Jiménez, la Procuraduría General de Justicia capitalina sólo quiere criminalizar a Marco Antonio Sánchez, esto luego de que ofreciera una conferencia de prensa en donde el procurador Edmundo Garrido mostró una línea del tiempo en la que se puede ver el momento de su detención, así como su llegada a Tlalnepantla.
El especialista en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que todo lo que le sucedió al estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria, plantel número 8, tras ser supuestamente soltado, es responsabilidad de los cuatro uniformados del Sector Hormiga, que incumplieron con los protocolos de liberación.
En entrevista realizada por el diario La Crónica, considero que el procurador Edmundo Garrido quiso demostrar que estaban haciendo su trabajo en cuanto a la investigación del caso sin pensar en el daño que podrían causarle al menor exponiéndolo de esa forma. Para el especialista en Derecho, Garrido no tiene la capacidad para ser el procurador. Tanto él como el secretario de Seguridad Pública, Hiram Almeida están encubriendo de forma interinstitucional a los policías que participaron en la detención del joven: “pretenden manipular los hechos con una aparente línea del tiempo.
“Ellos se quieren lavar las manos a partir de las 16 horas con 50 minutos que es la hora en la que dicen que lo liberaron”, concluye. A su vez la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) considera que el procurador y el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera pretenden intensificar la criminalización de la víctima y defender a los cuatro policías involucrados en su ilegal detención, al seguir litigando su defensa en los medios de comunicación.
Mancera, luego de perder la candidatura presidencial por el Frente, sabe bien que la mala actuación de sus cuerpos de seguridad y puesta en evidencia, significaría también la pérdida de la capital del país, ante la creciente desconfianza de la ciudadanía, pero sobre todo de los jóvenes en edad de votar, a quienes se pretende criminalizar.