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Juego de ojos
Crímenes de odio y sin razón por doquier
Mientras el mundo entero –incluyendo México– se desgarra las vestiduras por la horrenda matanza en un bar gay de Orlando, Florida, calificado por los medios estadunidenses como el segundo peor atentado terrorista en suelo norteamericano, y en el que perdieron la vida 50 jóvenes y 53 más resultaron heridos, en un acto perpetrado por un homofóbico armado con un rifle de asalto para la guerra, de esos que son fácil adquirir allá en los Estados Unidos por tan sólo 500 dólares, en nuestro país ocurren cosas similares o peores.
En México, permanecemos impávidos, indiferentes e insensibles frente el asesinato de once personas integrantes de una familia de campesinos, en un acto más de venganza, odio y sin razón, escenificado en la sierra de Puebla. Once personas, incluyendo dos menores de edad, fueron abatidos por hombres encapuchados, en un acto de mera venganza y que tiene tras de sí una infame historia.
Desinteresados los mexicanos de buenas conciencias ante otro pasaje de muerte, tal vez porque los casos de asesinatos colectivos, desapariciones multitudinarias forzadas, secuestros y demás atrocidades, se repiten a diario en nuestro suelo y hemos perdido la sensibilidad ante el horror. O tal vez, y peor aún, porque los ultimados eran campesinos indígenas y ellos no merecen nuestro respeto, compasión y mucho menos atención.
¿Qué es peor y más condenable: la homofobia o el racismo? Si en ambos casos hay odio e intolerancia.
La pregunta es obligada en un país compuesto por diversas razas en el que prevalece el mestizaje y posee una enorme riqueza cultural proveniente de nuestro pasado prehispánico y nuestras diversas etnias. En un país donde se manifiesta la doble moral de muchos y también la intolerancia de los más, ahora azuzada por la jerarquía católica que muestra su abierto rechazo a los matrimonios entre personas del mismo sexo y los condena a la hoguera.
En Estados Unidos, el odio y el terrorismo son su pan de cada día, es una nación que ha escrito su historia con millones de litros de sangre. Despojaron y aniquilaron a los habitantes primitivos, fueron esclavistas, se enfrascaron en una larga guerra intestina que dividió a aquel país. Luego, ya asentados como los más poderosos bélicamente, han escenificado guerras por todo el orbe. Y hoy en día tienen un candidato a la presidencia por el partido republicano, de nombre Donald y apellido Trump, que vocifera odio, venganza y guerra en cada discurso. Es una nación que defiende a muerte “su derecho a estar armados” y en la que son frecuentes las balaceras de solitarios Rambos.
El de Orlando, no fue un acto terrorista, pese a que el llamado Estado Islámico lo reivindicó. Creo que estos dementes islámicos extremistas aprovecharon el hecho para su propaganda y sembrar más miedo entre los estadunidenses. El pasado del asesino multitirador, de sangre afgana, denota el perfil de un hombre desequilibrado e inestable, como lo dibujó su ex mujer y cómo sabían los servicios de inteligencia. No obstante, le aflojaron la marca hasta que su odio por la comunidad gay lo llevó a la discoteca a masacrar a personas que no eran como él: machos armados.
Los motivos reales de Omar Matten (que apellido) nunca los sabremos con él ultimado. Habrá conjeturas y filtraciones de los cuerpos de inteligencia gringa, que apunte a sus intereses, pero hasta ahí.
En el caso de Puebla, el motivo fue la venganza como lo dejan entrever las primeras indagaciones y la poca información del caso. Dice nota de agencia informativa:
“Todo empezó hace nueve años con una violación y una amenaza que se cumplió ahora con la ejecución de 11 integrantes de una familia, según la fiscalía de Puebla. Lo ocurrido en el remoto municipio de Coxcatlán, cercano a los límites con Oaxaca, ha sido objeto de varias versiones en las últimas horas. Para la fiscalía estatal no hay dudas: se trata de una venganza.
“Hombres encapuchados llegaron a pie, cerca de la medianoche del jueves, a la colonia San José El Mirador. Se dirigieron a la vivienda de la familia Sánchez Hernández y abrieron fuego. El saldo fue cinco mujeres, cuatro hombres y dos niñas menores de edad fallecidas por impactos de bala. Dos primas de 4 y 5 años heridas de gravedad y se encuentran internadas.
«En un principio se manejó la hipótesis de que el crimen tenía un trasfondo religioso, por un posible enfrentamiento entre evangélicos y católicos. Sánchez Hernández era una familia evangélica que vivía en San José El Mirador, que hace 15 años se separó de la cercana comunidad de El Potrero, mayoritariamente católica romana. Se descartan las dos suposiciones que existían: crimen organizado y religioso. Se trata de una venganza, afirmó el alcalde de Coxcatlán, Vicente López”.
Sobre la masacre en Orlando, mi amiga la periodista Nora Patricia Jara me explica que se da unos días antes de la conmemoración internacional del orgullo gay que es el próximo 28 de junio, de ahí la gran celebración latina en el bar Pulse, lo que se conmemora es el hecho de la reivindicación de derechos de una comunidad que hasta hace unas dos décadas era perseguida, encarcelada, incluso hasta se promovía su castración y lobotomías por sus preferencias sexuales, y esto tan sólo en EEUU.
La historia viene con acciones persecutorias crueles en la década de los 50 y los 60. Una de esas persecuciones es la que se realizó en Nueva York conocida como los disturbios de Stonewall donde un 28 de junio de 1969 se llevó a cabo una gran redada policial contra homosexuales y lesbianas. Culminó una década después con el asesinato del activista Hearvey Milk en San Francisco en 1978. Por ello la matanza en el Pulse no es producto de un fanático religioso nada más, sus consecuencias son más profundas porque estás hablando de la reivindicación de todos los derechos civiles de las personas en esa nación y en el mundo.
Sí, distintos contextos, pero aberrantes ambos hechos.