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Madero y estos tiempos
Dudas sobre liderazgo de Barrales
Debo confesar que a diferencia de mi amigo-maestro Carlos Ferreyra no conocí a Alejandra Barrales y mucho menos tuve la oportunidad de hacerle una entrevista periodística. Sí, me llegue a topar con ella en un partido de futbol en el que jugaban mis Pumas del Club Universidad.
Iniciaba un episodio más de su controvertido y polémico ascenso en la política nacional y llegaba al estadio Olímpico Universitario –aún diputada local– con escoltas y poderosa camioneta negra Suburban. Me dije, cuánta parafernalia ¿será un secretario de Estado o poderoso empresario telefónico? No, era ella, la señora Alejandra Barrales M. acompañada entonces por su ex jefe de imagen.
Bajó sonriente, repartiendo saludos que nadie contestó, salvo un serio y educado José Narro Robles, entonces rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desparpajada saludó al doctor en epidemiología como si fuesen amigos de aulas universitarias.
–Hola, qué tal doctorcito– le dijo y le extendió el rostro para ofrecer una de sus sonrojadas mejillas maquilladas.
Narro Robles, serio, pero amable, le devolvió el saludo con un corto y definitivo:
–Sea usted bienvenida a Ciudad Universitaria– el entonces rector volteó a dar respuesta a los saludos de diversos alumnos y aficionados que le demandaban una foto.
Alejandra Barrales y acompañantes se internaron al estadio y ahí quedo mi breve encuentro con quien sería senadora, secretaria de Educación del Gobierno de la CDMX y ahora dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Encuentro fortuito, breve y circunstancial para definir o tratar de delinear un perfil.
Hoy en mi lectura diaria de los medios escritos del país, leo una nota que me llama poderosamente la atención. Leo que los ingresos anuales de Alejandra Barrales, quien dirigirá una de las menguadas fuerzas de izquierda, el eclipsado Sol Azteca, ascienden a 12 millones 400 mil pesos. Además de poseer cuatro departamentos, un terreno y una casa. La sorpresa, sorprende también a mi amiga periodista Sofía Miselem, quien pregunta:
“Alguien me puede explicar, la flamante lideresa de la izquierda taaaannn preocupada por los que menos tienen consigue un ingreso anual de 12 millones de pesos. Hasta donde la memoria me alcanza, José Woldenberg, fue el único que tuvo un salario similar, incluso superior al del Presidente… pero claro, era Woldenberg”.
El querido y docto Carlos Ferreyra, quien palabras más o menos expresa también su estupor por la lideresa de izquierda:
“Como sabemos, Alejandra Barrales Magdaleno comenzó su exitosa carrera en el sindicato de aeromozas. Allí duró un buen tiempo y luego de algunos devaneos con los tricolores, se afilió a los amarillos donde ha logrado cargos importantes como pastora en la Asamblea, senadora, funcionaria de diversos niveles –siempre superiores, claro– dentro del gobierno del DF.
“Conocí a la Barrales cuando yo dirigía el semanario Milenio. Desayunamos a instancias de su relacionadora pública. La charla, que de hecho no la hubo, tuvo tres participantes: una ausente legisladora que cuidaba más su ángulo de estética que sus respuestas; una angustiada jefa de prensa –que renunció casi de inmediato– y un reportero metido a director, que se esforzaba por obtener alguna declaración coherente, válida para publicación.
“Los tres fracasamos. La siguiente noticia que tuve de la Barrales, fue cuando la acusaron de la desaparición de tres centenares de millones de pesos, adjudicados a la ALDF que ella encabezaba, para el plan presentado por ella misma, para becar según ella, a más de 20 millones de jóvenes capitalinos estudiantes de niveles medio y superior.
“Dos cuestiones oscurecieron el asunto: no hay veinte millones de universitarios y preparatorianos en el Valle de México y en veloz decisión, que no investigación, la Asamblea decidió proteger a su pastora y la exoneró del posible extravío del dinero que, por lo demás, nunca apareció. Sólo el avión…
“En una declaración a Televisa, Alejandra afirmó que en ese 2012 contaría con cien millones “para continuar” las becas otorgadas por la Asamblea a 25 mil jóvenes, estudiantes a nivel presencial y a distancia, nómina que tampoco hizo del conocimiento público.
“Igual sucedió con los becarios del año precedente, que en teoría ocuparon 150 millones de pesos sin que se conocieran métodos de entrega de las becas, sólo la firma de compromisos de la UNAM, el IPN y una decena de universidades privadas que, por cierto, están obligadas a la entrega del cinco por ciento de becas considerando su población escolar total.
“Y eso está dentro de las disposiciones legales a las que debe sujetarse la SEP y las escuelas privadas. Para mayor lujo, Barrales fue secretaria de Educación del DF, con Ternurita, de donde renunció para ir a pastorear izquierdosos”.
Y la cosa no para ahí, además de la digna renuncia de Pablo Gómez, ese si hombre de izquierda comprometida desde 1968 cuando era dirigente del Comité de Huelga, a seguir representando al PRD en el INE, al sentir que el partido ha sido tomado para fines personales en la cúpula del poder capitalino. Dice Gómez que la nueva dirigente encabeza el sol azteca “sin la menor independencia política”, pues “su circunstancia obedece a un poder ajeno al partido e imbricado además con otros poderes no sólo también ajenos, sino adversarios políticos del PRD”. Es decir, el PRD en manos de Mancera.
En su carta de renuncia, dirigida a Barrales y los demás miembros del CEN perredista, Gómez Álvarez recordó que la nueva lideresa fue señalada por Miguel Ángel Mancera como quien debía ocupar la presidencia, por lo cual –dijo– no estamos frente a la libre elección de una persona sino “ante una imposición desde fuera del Partido, ante una decisión de carácter gubernamental, un método priísta por excelencia”.
Pedro Peñaloza, académico universitario y también gente de izquierda coherente y congruente advierte: “Barrales definió el perfil del partido como «izquierda moderada», únicamente falta que explique ¿qué carajos es eso?”
Para mi resulta muy significativo el silencio de Cuauhtémoc Cárdenas en torno a la designación de Alejandra Barrales como dirigente del partido que creó. Sabe que es sepultar a los amarillos que querrán llevar a Ternurita al 2018.
Me tocó ver muy de cerca el parto del PRD allá en los finales de los 80s del siglo pasado. Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo eran muy amigos de mi director en el unomásuno, Manuel Becerra Acosta y le daban todas las primicias al diario con el consecuente enojo de Miguel de la Madrid.
Soñábamos entonces que habría una izquierda fuerte y unificada. La hubo, duro unos segundos, hasta que el mega fraude con la caída del sistema que desconectó Manuel Bartlett lo impidió.
Cubría yo entonces la fuente de la Presidencia de la República y me tocaban los reclamos del poder, hasta que llegó Salinas de Gortari y sin miramientos –para mostrar su músculo– nos dio en la madre por apoyarlos. Lamento entonces lo que se ha hecho de ese partido y en lo que lo han convertido, así que mis grandes dudas de si la Barrales es la indicada para unificarlo, salvarlo y hacerlo competitivo prevalecerán hasta el 2018. Creo que los amarillos serán arrollados por una locomotora Morena a nivel federal y local, salvo que se coaliguen a éste y no estar en riesgo de hasta perder su registro.