Descomplicado
Sí, fracasamos en los juegos Olímpicos
El hecho de haber obtenido cinco medallas en las recientes justas Olímpicas efectuadas en la hermosa ciudad brasileña de Río de Janeiro es un retroceso y bien puede calificarse como fracaso o de una mediocridad absoluta. Ello si tomamos como parámetro que, en Londres, Inglaterra, se consiguieron seis preseas, una de ellas de oro en futbol soccer, disciplina deportiva de gran arraigo en el país y en la que ostentábamos el primer lugar a nivel olímpico. Infortunadamente fuimos eliminados en la fase de grupos por unos aguerridos coreanos, que no gozan ni presumen una liga plagada de extranjeros.
Pero no todo está perdido, sólo el aún titular de la Comisión Nacional del Deporte (Conade) Alfredo Castillo y sus patéticas respuestas. Como siempre con el pecho frente a las bales, cinco atletas dieron la cara por el país, cuatro de ellos en deportes en los que se han tenido casi siempre buenos resultados: caminata, boxeo, taekwondo y clavados. La agradable sorpresa fue la medalla obtenida en Pentatlón moderno.
Destaca también que cuatro de los cinco exitosos mexicanos fueron preparados y apoyados al interior de las fuerzas armadas, y no con el concurso de sus respectivas federaciones, de los comités o comisiones encargados de conseguir y suministrar los recursos, tanto económicos como físicos, como lo fue la tan cuestionada dotación de pésimos atuendos para las competencias internacionales. Recordemos que unos participaron con uniformes parchados, otros con ropa de tallas más grandes o más chicas y otros más, de plano, optaron por sus prendas personales y no las oficiales, pues estas no eran las adecuadas.
Y si de apoyos hablamos veamos algunos casos.
El profesor de marcha Juan Hernández, de 70 años, entrenador de Guadalupe González, nuestra Lupita de la Marcha, y quien ganara el viernes pasado la medalla de plata en caminata 20 kilómetros en los Juegos Olímpicos de Río 2016 con apenas tres años de experiencia y un puñado de competencias, dice: “esa medalla fue una bofetada a las autoridades que nos dieron portazos cuando necesitamos de su ayuda”. En entrevista con el diario La Jornada y al referirse a la Conade, institución que dirige Alfredo Castillo, menciona: “Nadie sabe lo que sufrimos para llegar a esa medalla. Ahora, las autoridades se quieren colgar esa presea”.
Y refiere: “fue la Universidad Autónoma del Estado de México la que terminó apoyándonos. Yo creo que fue al menos un millón de pesos, porque fue un trabajo de seis meses en el que contamos con transportes, médicos, fisioterapeutas, en fin, todo lo que se necesita para una concentración tan larga”.
El domingo pasado, justo con el cierre de las dos semanas de ensueño deportivo, el diario El Universal publicó en su primera plana una amplia nota donde detalla que: de 2015, año en que Alfredo Castillo arribó a la dirección de la Conade, al 26 de junio pasado, el presupuesto destinado a las 29 federaciones deportivas del país pasó de 71 millones de pesos a sólo 51 millones, una reducción de 70 por ciento en su administración.
Incluso, agrega el rotativo, un mes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio, la Conade no había otorgado un solo peso a federaciones como las de Tenis, Ciclismo, Tiro con Arco, Golf, levantamiento de Pesas y Atletismo, ello se desprende documentos obtenidos vía Ley de Transparencia.
“Así, las federaciones más afectadas desde el arribo de Castillo son la de Triatlón, que pasó de ocho millones de pesos a sólo un millón; la de Tiro y Caza, que cayó de cuatro millones a 737 mil pesos, y la de Judo, que el año pasado recibió 17 millones de pesos y en este apenas 737 mil pesos. El bajo presupuesto de este año contrasta con el de Londres 2012, cuando la dependencia dirigida entonces por Bernardo de la Garza destinó 120 millones 389 mil 690 pesos, más del doble otorgado hasta el momento”, se explica en el texto.
En otros rubros, como en la natación, la federación respectiva fue seriamente castigada. Se entiende pues por los malos resultados. Lo que no se entiende, y debe ser explicado, es por qué en pleno año olímpico se decidió ahorcar el presupuesto de las asociaciones deportivas y los apoyos para los atletas.
Las preguntas entonces son: ¿A dónde se dirigieron o desviaron esos recursos? o bien ¿el recorte vino desde arriba y no ha sido del todo bien aclarado? Como sea, Castillo ha quedado muy mal parado y sus disculpas no son aceptadas y sus acciones no serán olvidadas. La renuncia que puso sobre el escritorio de su amigo, Enrique Peña Nieto, –hoy emproblemado por un nuevo escándalo, como es el plagio de ideas en la elaboración de su tesis de licenciatura–, debe de ser aceptada y debe irse. Y si acaso hizo mal uso de los recursos debe ser sancionado de acuerdo a las leyes.
Hasta ahora ésta es la patética respuesta de Alfredo Castillo ante un medio de comunicación electrónico: «Mi renuncia está sobre la mesa. La instrucción que tengo es dar una explicación puntual a la opinión pública, a la sociedad, a los medios de comunicación del resultado de estos juegos; explicar cuáles son los resultados, cómo se obtuvieron y, sobre todo, cuál fue la dinámica y la metodología. No me he robado nada y deseo que se haga una auditoria», agregó. Reconoció que fue un error acudir a Río con su pareja, lo que consideró una imprudencia, pero aclaró que no hubo uso de recursos públicos. “Hubo una desatención y una frivolidad de mi parte”, aceptó ante Televisa.
Veremos si fue sólo eso: desatención y frivolidad, y no corrupción para abonar en más escándalos.