
Carlota N. tomó la justicia en sus manos; una pistola y un país sin ley
Legítima y expansiva la manifestación social frente al gazolinazo
Se cumplen ya diez días de marchas y protestas generalizadas contra el gasolinazo, van también tres mensajes presidenciales y el llamado a un nuevo pacto nacional, que lejos de atemperar la ira popular, ésta se extiende a lo largo y ancho del país.
El Gobierno federal insiste, una y otra vez en que el mal vino del exterior al bajar los precios internacionales de los hidrocarburos, y por ende, subiera el de las gasolinas. Nos dice que es “por nuestro bien”, pero no explica muchas cosas como el porqué del boquete de 226 mil millones de pesos que intentan recuperar y para qué. No dejan claro en qué se gastaron 222 mil millones de pesos en rubros tan opacos como servicios generales, comunicación social y otros. Tampoco dice que históricamente diversos gobiernos (priístas y panistas) se dedicaron a desmantelar a nuestra industria extractiva y hacernos cada vez más dependientes de los grandes tiburones externos, que ahora vendrán a devorarnos en el mercado de los combustibles fósiles .
Así a las diversas manifestaciones pacíficas y legítimas de la sociedad civil se les ha querido deslegitimar y reventar a través de la vieja y efectiva táctica del miedo. Vimos entonces en diversos puntos del país, pero principal en municipios populares del estado de México, que hicieron su aparición grupos organizados de vándalos, porros, provocadores, halcones (o lo que sean) dedicados a inducir o provocar los saqueos de tiendas departamentales y conveniencia. Todos convocados a través de las redes sociales que jugaron un papel desestabilizador y desorientador en esos primeros días. La policía cibernética detectó cerca de 1500 cuentas cargadas previamente para generar 6 mil 400 mensajes y crear sicosis colectiva.
A río revuelto curiosos se sumaron a los que menos tienen y delincuentes del orden común para incendiar más el llano en llamas. Mil 864 detenidos, muchos de ellos con antecedentes penales. Algunos medios de comunicación y los corifeos del sistema señalaron con dedo flamígero a los saqueadores y bloqueadores de carreteras y mandaron a un segundo término las protestas legítimas y pacíficas contra el gasolinazo, tratando de justificar la medida. Culparon de inmediato a las huestes morenas que tanto temen. De inmediato me vino a la mente los días del 68, cuando el gobierno federal en turno (encabezado por el priísta represor Gustavo Díaz Ordaz) nos señaló de comunistas y encabezar una conjura soviética y dar paso a la represión.
Hoy el país, sumamente irritado, se debate ente continuar las protestas con nuevas y diversas estrategias, mientras el gobierno apuesta por el desgaste de las mismas y apuesta por el nuevo pacto convocado desde Los Pinos y que ya fue rechazado por un sector importante del empresariado, la Confederación de Patrones de la República Mexicana (Coparmex) y una buena parte de los gobernadores por ser éste insuficiente y poco consensuado.
Todo parece indicar que no habrá marcha atrás en el incremento de los precios en los combustibles pese a la protesta generalizada. Lo que tampoco se podrá frenar es el crecimiento de una conciencia social colectiva nacional que rechaza diversas políticas públicas, los sueldazos y prestaciones de la burocracia dorada, la creciente desigualdad social, los bonos y salarios de la clase política que ofenden a la clase trabajadora y su raquítico incremento en los salarios mínimos, el oneroso financiamiento a los partidos políticos.
El gasolinazo vino a articular toda esa inconformidad.
Dicen los politólogos que el PRI pagará caro el gasolinazo en las elecciones locales próximas y en la federales del 2018. La pregunta es ¿cómo llegaremos a fechas tan lejanas con el país convulsionado?
La Protesta nacional, por el momento sin dirigencia ni articulación, puede ser mayor e irrefrenable cuando sea conducida, y ojo, los estudiantes ya encabezaron la primera aún sin entrar a clases y lograron sumar a más de diez mil personas el pasado 9 de enero. Por ahora tratan de capitalizarla e institucionalizarla los partidos políticos de oposición, como son el de la Revolución Democrática y el de Acción Nacional, que en su momento votaron por la Reforma Energética, y ahora quieren enarbolar las banderas ciudadanas que nunca defendieron. Oportunistas. Tampoco se han dado cuenta que la ciudadanía no está con ellos, que no les cree y que los ven como meros arribistas caza votos, parásitos del presupuesto.
Prueba de ello es el desplegado publicado en diversos medios y firmado por diversas organizaciones sociales y mucha gente a título personal, sin filiación partidista, y que responde al desesperado llamado de Peña Nieto sobre el “tú que hubieras hecho”.
Le especifican que la incertidumbre y el descontento social está llegando a un punto insostenible, derivado de muchos años de mala planeación, corrupción e impunidad e inacción en altas esferas del poder. Las políticas económicas instrumentadas por el gobierno federal son cuestionadas por la población pues resulta incongruente se le pida asuma las consecuencias de las alzas en los combustibles, cuando la clase política lucra con sus cargos, por medio de sobornos, mantiene privilegios o los aumenta con aguinaldos estratosféricos, bonos extraordinarios, viajes, seguros privados, mayores recursos a los partidos, enriquecimiento ilícito de gobernadores. Entre otros muchos reclamos que podrían resumirse en transparencia y honestidad y lo cual es mucho pedir.