Escenario político
Son 80 ciudades de California en rebeldía contra Trump
Existen, a lo largo del estado de California, más de 80 ciudades santuarios –entre grandes y pequeñas urbes– que se han manifestado en rebelión en contra de las políticas migratorias del presidente estadounidense Donald Tump. Las policías locales no están dispuestas a realizar las tareas de deportación de ilegales.
Cabe señalar que las denominadas “ciudades santuario” es toda una política estatal que tiene como finalidad “no colaborar con las autoridades de migración”, y ello puede obedecer a diversos factores, entre los que destacan que California –la octava economía mundial– es el estado que tiene la mayor población de indocumentados, es la entidad que mayor número de empleos genera, y sobre todo, es el primer socio comercial de México.
En declaraciones recientes el presidente Donald Trump manifestó que California “está fuera de control”, debido al discurso pro migrante que ciudadanos como alcaldes han expresado, además de la consolidación de ciudades santuario que contradicen sus políticas migratorias.
Pero ¿cómo explicar lo que está pasando en California?, preguntó la doctora María Rosa García Acevedo, del College of Social and Behavioral Sciences, durante su reciente visita a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, para participar en las actividades del seminario interdisciplinario Análisis de Coyuntura.
Por su importancia cedo mi espacio a tan importante análisis. Va pues:
California, indicó la expositora, es una isla de resistencia frente a las políticas de Trump, donde el actuar de las autoridades locales ha sido claro, pues manifiestan su apoyo a los migrantes y sólo colaboran con las centrales en casos específicos.
Es decir, si algún migrante está involucrado en algún delito de homicidio o terrorismo es canalizado con la autoridad central, pero si es por delitos menores se mantienen el anonimato de sus datos, explicó.
Esta resistencia que se observa en California, continuó, tiene factores de origen, ya que este estado es uno de más poblados en Estados Unidos, con mayor número de migrantes, el primer socio comercial de México, y líder en crecimiento económico y de empleos, especificó la académica durante su exposición ante el cuerpo docente de dicha facultad.
La catedrática precisó que en la actualidad los gobiernos estatales están adquiriendo un papel relevante ante organizaciones globales, un fenómeno que toma por nombre localización, y que los separa de las acciones centrales de sus gobiernos.
Además, explicó que en California se desarrolla una guerra cultural; por un lado hay quienes desean un estado compuesto por anglosajones y por el otro, uno que acepta un Estados Unidos multiétnico, sin olvidar que California fue parte de México, donde según la historia, se gestó una resistencia contra las tropas norteamericanas durante el siglo 19 por grupos llamados bandoleros.
California es un estado a prueba de crecimiento con migrantes, a quienes se les ayuda porque el sistema funciona –agricultores, prestadores de servicios, niñeras, cuidadores de la tercera edad–, un estado donde el discurso de Trump no tiene eco. California tiene también un legado de luchas sociales como lo fue en su momento lo realizado por César Chávez en pro de los trabajadores agrícolas, detalló la académica.
En ese sentido California “le restriega en la cara a Trump” que nunca ha perdido la grandeza ni los empleos por la presencia de los migrantes, sino por el contrario “ellos han contribuido en el fortalecimiento del trabajo, la creación de empleos y la riqueza de la entidad más prospera de todos los Estados Unidos”.
Sin embargo, la académica no dejó de advertir que Trump ha prometido una política interna basada en la “superioridad” del hombre blanco, anglosajón y protestante y la premisa de “keep the minorities in its place” (mantener a las minorías en su lugar), y ha proclamado su intención de regresar a Estados Unidos a una presunta sociedad “ideal” ubicada en el pasado histórico, previo al auge de los derechos civiles, promovido por el movimiento social afro-americano, feminista y el importantísimo movimiento chicano, y antes que se formularan leyes para abrogar prácticas discriminatorias que permitían la explotación económica, la segregación social y la exclusión absoluta del poder de las minorías en todos los ámbitos de la sociedad estadounidense, incluyendo la esfera política.
Así, el panorama político no es nada halagüeño para los chicanos y los latinos en general. Es claro que la administración Trump es la más antimexicana de la historia reciente. Aun cuando Trump muestra actitudes erráticas e impulsivas respecto a varios temas de política, este no ha sido el caso con sus actitudes dirigidas a mexicanos de ambos lados de la frontera.