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Juego de ojos
El sismo y los cambios por venir.
Leo, sin dejar de sorprenderme, que uno de los puntos de mayor destrucción en el pasado terremoto del 19 de septiembre, mismo que nos ha enlutado y aún nos mantiene estresados, fue mi delegación Benito Juárez, concretamente mi colonia Del Valle y específicamente las esquinas que hacen Gabriel Mancera con Escocia y Edimburgo. Justo ahí donde fallecieran Florencia y Martín, los amigos de mis hijos y que fuera el detonante para integrarnos a las tareas de búsqueda y rescate.
Preciso y conciso, el periódico de los juarenses chilangos – Libre en el Sur– puntualiza en su información: “lo que dejó el temblor en Benito Juárez: 46 muertos y 36 rescatados; 13 edificios derrumbados –la mayoría en Del Valle y Narvarte–y 32 con riesgo de colapso. Leo también que senadores de diversos colores y partidos enfatizaron al respecto al señalar que Tlalpan, Coyoacán, Cuauhtémoc y Benito Juárez fueron las delegaciones que más daños sufrieron”. Al respecto, los legisladores exigieron de las autoridades capitalinas que investiguen y sancionen presuntas irregularidades de los cuatro jefes delegacionales que permitieron desarrollos inmobiliarios sin garantías de seguridad.
Hay también la sentencia anticipada de muchos vecinos que creemos que hubo omisiones, negligencias y serios casos de corrupción en dichas demarcaciones, que entre otras cosas, permitió el funcionamiento de edificios viejos, dañados desde 1985. Y no sólo eso, se dio paso a que a edificaciones con permisos para construir cinco pisos se les agregaran cuatro más, o que edificios nuevos se derrumbaran por la mala calidad de los materiales o porque violaron las normas de construcción.
Todo un universo de corrupción y complicidad asoma entre autoridades delegaciones, capitalinas e inmobiliarias, que los ciudadanos de la ciudad de México ya no podemos tolerar.
Por su pertinencia e importancia retomo los datos de Libre en el Sur, publicados en su edición digital del pasado 4 de octubre y que resumen en frías cifras los solidarios días en los que miles de brigadistas, codo a codo con las Fuerzas Armadas, nos dimos a la tarea de ayudar a los nuestros.
Dice:
La cifra de víctimas que dejó en la delegación Benito Juárez el temblor del martes 19 de septiembre, cuando ya no hay más remoción de escombros, es de 46 personas muertas y 36 rescatadas, de acuerdo con datos oficiales de la autoridad delegacional.
En la demarcación se vinieron abajo 13 de los 38 edificios que colapsaron en toda la ciudad, la mayoría de ellos en las colonias Del Valle y Narvarte, donde también resultó la mayor cantidad de víctimas mortales, muy particularmente en las torres de Escocia 2 y de Edimburgo 4.
El resto de los edificios colapsados en dicha zona se ubicaban en Patricio Sánz 37, Viaducto Miguel Alemán 106, Concepción Béistegui esquina Yácatas, Enrique Rébsamen 249 y Petén 915.
Otras 32 edificaciones en Benito Juárez están en riesgo de colapsar y han sido consideradas “inhabitables”, desde la colonia Del Valle hasta la zona conocida como “la corbata”, al extremo oriente de la demarcación. Abarcan colonias como Álamos, Postal, Periodista, Narvarte y Portales, toda ellas de zona lacustre en la que a partir del año 2000 se permitió la construcción de edificios altos.
De acuerdo con censos realizados por los propios vecinos afectados, son más de 700 personas las que debieron abandonar su hogar y que ahora lidian con diversos problemas, además del alojamiento y la alimentación, como la incertidumbre por la pérdida de su patrimonio.
Al poniente de la avenida Insurgentes Sur, donde se encuentran colonias como Nochebuena, San José Insurgentes, Mixcoac y Nápoles no se han notificado daños estructurales. Fin de la nota.
Pasar por Gabriel Mancera y Escocia trae a la mente horas de desvelo y trabajo, de gusto y frustración. Hoy, donde se erigían los inmuebles mencionados, no hay más un par de cornisas de un piso donde antes había vida, sueños y esperanzas. La ‘normalidad’ regresa con el intenso tráfico vehicular, el paulatino regreso a clases y la reactivación de los negocios.
Pero nada es igual.
El recuerdo de los caídos prevalece con el intenso deseo de cambiar las cosas en la demarcación. La exigencia unánime por no más construcciones por encima de los cuatro pisos, frenar o por lo menos controlar al boom inmobiliario que ha saturado a la delegación, con el consecuente deterioro de los servicios.
Nos quedó claro que la corrupción prevaleciente enriquece a las inmobiliarias y funcionarios coludidos, pero también mata a los habitantes de edificios en renta o condóminos. Las investigaciones al respeto deben hacerse hasta las últimas consecuencias y encontrar a los culpables de esos actos criminales, en la edificación de viviendas inseguras; fincarles penas y exigir la reparación de los daños materiales.
Estoy cierto que poco a poco, como se sumaron los brigadistas y voluntarios, ahora vendrá la suma y organización de asociaciones civiles que podamos fiscalizar el trabajo de las autoridades delegacionales y de las inmobiliarias para evitar futuras tragedias. Los juarenses chilangos somos en mayoría u conglomerado clase mediero con un nivel de educación media superior para arriba, ello permitirá una mayor y mejor integración para el cuidado de nuestras colonias y demarcación en general.
Cierto habrá que convocar, habrá que organizar, designar tareas y cada quien en la medida de sus competencias hacerse cargo de una nueva y vigorosa acción civil, sin la presencia de los partidos políticos y sus personeros. Por años ésta ha sido una delegación panista, tal vez por su conservadurismo, pero es hora de cambiar y ser más proactivos y participativos y lograr la seguridad y bienestar para nuestros hijos y nietos.
Existen en la delegación BJ un buen número de jóvenes que estoy cierto serán actores del cambio, pese a los pesimistas que señalan a los millennials de individualistas y poco dados a las acciones concertadas con sus vecinos. Los vi tomar la calle en solidaridad con sus vecinos, por qué no volverla a tomar en la exigencia de sus derechos y el cumplimiento de la ley.