Visión financiera/Georgina Howard
Cuando la pobreza parece convertirse en destino, Huautla
En los márgenes de la frontera de Morelos con Guerrero y Puebla, se encuentra la Sierra de Huautla, que en 1999 fue declarada Reserva de la Biosfera a fin de proteger el área que se considera como el Trópico Seco más extenso del país.
Una de las comunidades más emblemáticas de esa región lleva el mismo nombre, Huautla, donde se presentan graves contradicciones en la forma de postular la política de desarrollo y la de conservación del medio ambiente.
Qué duda cabe que la declaración de esa zona de reserva es un hecho relevante, pues le permite brindar condiciones propicias de conservación a la selva baja caducifolia que ahí tiene lugar, así como también a distintas especies animales y vegetales, como el bosque de cactáceas, así como una fauna rica en peces, anfibios, reptiles, y muchas aves, algunas de ellas endémicas, en donde también viven mamíferos como el jabalí y el venado cola blanca.
Sin embargo, la posibilidad de hacer convivir la protección del medio ambiente, no ha logrado compaginarse adecuadamente con el desarrollo de actividades productivas que generen niveles de ingreso y de empleo adecuados a los habitantes de esa comunidad.
En algún momento se intentaron diversos proyectos como el de establecer cabañas para visitas de ecoturismo, así como de aprovechamiento controlada del copal, entre otras, lo que incluso motivó que SEMARNAT otorgará un premio nacional de conservación en 2005, por la participación que tuvo el Centro de Educación Ambiental e Investigación Sierra de Huautla (CEAMISH), de la UAEM.
Sin embargo en la actualidad los problemas son graves para el desarrollo de la comunidad de Huautla, y el mejor ejemplo de las circunstancias que enfrenta es el camino de acceso a la misma. Para acceder ahí es necesario recorrer aproximadamente media hora por una carretera que fue construida en la época de Don Lauro Ortega Martínez, es decir hace alrededor de 30 años; las condiciones de ese camino muestran un gran abandono, pues en algunos tramos la carpeta asfáltica ha desaparecido, de modo que se transita por camino de terracería.
Esa falta de mantenimiento del camino de acceso de alguna manera dibuja el olvido a la comunidad de Huautla, pues afecta gravemente la conexión, el comercio y el desarrollo mismo de la población. Ante esa realidad el discurso que se percibe es de olvido y casi de castigo, sentimientos que los habitantes de la comunidad y de las rancherías próximas parecen proyectar con su mirada.
Por si fuera poco, la explotación de la plata que daba empleo a la región, tiene más de 6 meses de haberse abandonado debido a la caída del precio internacional de ese metal; a su vez las condiciones de seguridad son casi inexistentes, lo que ha motivado a la generación de medidas comunitarias de organización mediante comunicación por radio que permite la operación de alarmas encaminadas a convocar a la reunión de lugareños que aceptan tomar parte activa para generar condiciones de protección básicas.
En tales circunstancias la oportunidad de actividades productivas resulta singularmente hostil, alguna producción de especies vegetales, maíz, sorgo, algo de ganado, y, por tanto la migración de sus habitantes, situación que ha llevado a la presencia de algunos de ellos en Estados Unidos. Queda claro ahí el contraste agudo entre la riqueza y la pobreza. La gran riqueza de los recursos naturales que se tiene en la región, pero la incapacidad de poder vincular la conservación de esos recursos con la generación del desarrollo productivo en la región.
El deterioro en que se encuentra el camino de acceso a la comunidad de Huautla es casi un monumento a lo que no se debe de hacer, que es condenar a comunidades al aislamiento, el olvido y relegarlas de las oportunidades de desarrollo que tienen otras regiones. Ahí se recuerda a Don Lauro Ortega, el hombre que construyó el camino, que avitualló su plaza, la persona que recorría con frecuencia la comunidad vinculándose con sus pobladores y explorando proyectos para su desarrollo. Hace 30 años eso ocurría, hoy como su camino, la comunidad de Huautla se muestra abandonada.