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CIUDAD DE MÉXICO, 15 de febrero de 2023.- En México no existe en este momento un herbicida que resulte más rentable para los agricultores que el glifosato, por lo que ante la prohibición para la importación de este insumo básico en el campo, los mexicanos optarán por sustancias más caras y de mayor nivel de toxicidad que se encuentran en el mercado o productos de contrabando para abastecerse.
En entrevista con Quadratín México, el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos, (UMFFAAC), Luis Eduardo González, considera que paradójicamente pareciera que la medida impositiva busca poner en la indefensión a los pequeños productores de la zona sur país, donde se concentra una alta demanda de este agroquímico y se ubican los agricultores con mayores niveles de pobreza.
El pasado 14 de febrero entró en vigor un decreto publicado en Diario Oficial de la Federación (DOF) que prohíbe la importación del maíz transgénico y herbicida glifosato, presumiendo que representan riesgos a la salud del ser humano.
El decreto fue la respuesta del Gobierno de México al emplazamiento impuesto por Estados Unidos para que los opositores a la importación del maíz transgénico y glifosato presentaran evidencias científicas que avalaran los supuestos daños a la salud humana.
Sin embargo, ninguna de las instancias del Gobierno de México vinculadas al agro y a la salud pudieron comprobar o presentar evidencias científicas que amparen riesgos a la salud, sostiene el representante de los fabricantes y formuladores de agroquímicos en México.
Creo que le han informado mal al Presidente, porque no existen razones científicas de la prohibición… Es solo una ideología la que está amparando la prohibición, porque no hay detrás ninguna demostración real de que los transgénicos y el glifosato causan problemas a la salud.
En el caso del glifosato han dicho que debido a la calificación Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) que lo considera como probablemente cancerígeno, pero también el vino, el alcohol pueden serlo, incluso en el caso del tabaco está comprobado que es cancerígeno, entonces ¿por qué no prohíben los cigarros?, expone el titular de la UMFFAAC.
El glifosato es el herbicida de mayor uso en México, y según los datos de la asociación civil que representa Luis Eduardo González, este agroquímico ofrece grandes ventajas entre los agricultores mexicanos por su bajo costo –en promedio 400 pesos por hectárea– un reducido nivel de toxicidad y alta eficiencia para erradicar maleza y pastos que roban nutrientes a los cultivos.
Es un herbicida que tiene más de 40 años de haberse diseñado en el mundo como una molécula que tiene altas ventajas. Es altamente eficiente, efectivo y económico, porque controla a un bajo costo la gran variedad de malezas y al aplicarse directamente no tiene residualidades ni persistencia.
Otra ventaja es su baja toxicidad, es de banda verde. Los plaguicidas tienen bandas de colores para advertir riesgos en el manejo. Hay otras alternativas al glifosato pero son bandas amarillas o rojas que son mucho más peligrosas y que requieren de un cuidado mayor en su manejo. La gran ventaja del glifosato es que es muy fácil de manipular y comprobar su impacto, porque elimina todo tipo de hierbas tanto de hojas anchas, lo que se conoce como quelites, o los pastos”, sostiene Luis Eduardo González.
Antes de irse a una discusión con Estados Unidos, enmarcada en las políticas de tratado de Libre comercio de América del Norte, la salida del Gobierno de México fue escudarse en un decreto considerado que no tiene ninguna evidencia científica para sustentar la prohibición, insiste el empresario.
En la conferencia mañanera en Palacio Nacional de este 15 de febrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que su Gobierno busca que las agencias de salud de México y Estados Unidos puedan hacer un análisis conjuntos sobre el maíz transgénico y el uso del glifosato para determinar si son falsos o verdaderos los daños a la salud que presumen los opositores al uso de granos genéticamente modificados y del agroquímico.
Luis Eduardo González advierte que uno de los mitos en contra del glifosato es que sus detractores refieren que el agroquímico se aplica directo sobre el cultivo, pero se trata de versiones de pseudo investigadores, porque el herbicida en México no está indicado para ese uso por tratarse de un implemento agrícola que va dirigido a la maleza que crece en el suelo.
Incluso en Estados Unidos, donde es común el uso de semillas genéticamente modificadas, se puede aplicar sobre el cultivo, porque el diseño del grano es resistente a este producto.
Si lo que busca México es proteger la semillas nativas de maíz, las prohibiciones del glifosato y la importación de maíz transgénico no son la solución, porque existen otras alternativas, como decretar zonas especiales para el cultivo de este grano basado en cuidados y evidencia científica y no en una medida inquisitiva que afecta a los demás productores, recalca el experto en productos fitosanitarios químicos y orgánicos.
Según las estimaciones de la UMFFAAC, en México el año pasado se importaron ocho millones de litros de glifosato, sin embargo, los agricultores en la actualidad no están enfrentado un desabasto y tampoco han reducido su consumo, porque existe aún producto de los inventarios del 2021, pero también algunos labriegos del norte y sur del país han recurrido al contrabando para conseguir el agroquímico en Estados Unidos o en los países ubicados en la frontera sur.
Los campesinos mientras requieran la herramienta y no tengan otra alternativa van a seguir trayéndolo de donde sea necesario”, asevera Luis Eduardo González.
Alternativas al glifosato, inexistentes, complejas o trámite de autorización
El titular de la UMFFAAC señala que fabricantes y formuladores de agroquímicos alistan alternativas con nuevos registros de productos, pero se topan con la carga burocrática de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que está paralizada para autorizar el uso de novedosos herbicidas y de productos para el control de malezas, que llevarían eventualmente a una reducción del uso del glifosato.
Según los datos de la UMFFAAC, un trámite que anteriormente se llevaba un máximo de ocho meses para obtener un registro, ahora lleva hasta tres años obtener una respuesta de la Cofepris.
La industria también se está preparando con mejores alternativas para los agricultores pero no hay ninguna, hasta la fecha, que supera al glifosato. Lo que sabemos es que en el momento que se acabe el glifosato, el agricultor deberá usar otras sustancias y sus costos se incrementarán.
Se habla de que al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología se le encargó hacer una investigación sobre las alternativas para la sustitución del glifosato. El Conacyt dice que tiene 12 propuestas, ocho nacionales y cuatro importadas. Pues ya deberían de sacarlas y presentarlas a los agricultores para usarlas cuanto antes, porque el índice de adopción tarda varios años.
No es fácil reemplazar en el agricultor la tradición del uso del herbicida, pero si los investigadores del Conacyt descubrieron algo más efectivo pues deben apurarse porque eso podría representar la solución a los problemas de la alimentación en el mundo”, reflexiona el industrial, quien considera que si fueran reales estas opciones se trata de propuestas inviables por su alto costo y de las cuales no está probada su eficacia.