Cambio en fecha para elegir PJ, solo con reforma constitucional: Monreal
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de febrero de 2017.- Como si fuera 15 de septiembre, el jefe de gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, subido en un templete en la plancha del Zócalo capitalino, gritó varios vivas que fueron seguidos por los ahí reunidos desde las 7 de la mañana, aunque el evento empezó después de las 9:00 horas.
Pero sus “vivas”, no fueron para los héroes patrios, sino para la primera Constitución de la ciudad de México, anhelo de varios de sus predecesores, pero que fue su administración la que la consiguió, por lo cual llevó a cabo una fiesta, con organizaciones amigas, como la Alianza de Organizaciones Sociales, bomberos capitalinos –que tuvieron a su constituyente- e integrantes del Sindicato único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México, cuyo líder, Juan Ayala, también fue diputado de la Asamblea constituyente.
“Vamos hacia adelante, es la fiesta de la Constitución, de nuestra Constitución, que lo oigan todos, que hoy los que nos visitan sepan que estamos celebrando la primera Constitución de la Ciudad de México”, expresó, Mancera efusivo.
“Y yo quiero que unamos esas voces para decir que viva la Ciudad de México, que viva la Ciudad de México, que viva la Ciudad de México, que viva nuestra Constitución, que viva México, que viva la Ciudad de México, hasta el final, compañeros”, expresó como si fuera noche de grito del 15 de septiembre.
La respuesta de los ahí reunidos fue atronadora, algunos coreaban su nombre, otros gritaban ‘Se siente, Mancera presidente’ y algunos más alzaban sus banderitas.
No fue el único acto por la nueva Constitución, previamente se hizo la firma para la publicación del documento, en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, a donde acudieron diputados constituyentes de todas las fracciones, menos los de Morena, así como presidentes de partidos y representantes de organizaciones sociales.
Realizado en el Patio Oriente de la sede del gobierno capitalino, este fue insuficiente por lo que debieron colocarse sillas a los lados. En tanto los representantes de los medios de comunicación fueron enviados hasta atrás, casi pegados a una pared, en un pasillo que contó con una especie de tribuna, pero que fue rápidamente ocupado por reporteros y camarógrafos.
En el primer acto Mancera reconoció el trabajo de Cuauhtémoc Cárdenas, el primer jefe de gobierno, de Porfirio Muñoz Ledo, el combativo coordinador de la Reforma política de su gobierno, y de la maestra Ifigenia Martínez como impulsores de la reforma.
Su discurso fue solemne, habló de la fundación de la antigua Tenochtitlán, de lo que actualmente es la capital mexicana, pluriétnica y pluricultural.
Afuera el discurso fue similar, pero más directo. Incluso, reconoció a sus predecesores en el cargo.
“No vamos a escatimar y no vamos a ser pichicatos, a todos a todos a los Jefes de gobierno que han trabajado por esta ciudad, a hombres y mujeres, diputados y diputadas que han construido leyes de avanzada”, dijo emocionado.
Resaltó la presencia de los bomberos, a los que llamó “mis queridos hermanos” y a la fuerza trabajadora sindicalista, pero también hubo espacio en sus palabras para los obreros, los adultos mayores, las mujeres, las jefas de familia, los niños y las niñas e incluso los medios de comunicación.
Y aseguró que con la nueva Constitución que hoy firmó para su publicación se dará garantía a los derechos de los migrantes acosados y perseguidos y les abrió las puertas de la ciudad de México.
“Hoy ha quedado garantizado, ahí lo dice claro la Constitución, hoy están garantizados los derechos de los trabajadores; hoy ha quedado claro que no se privatizará el agua. Hoy ha quedado claro el trabajo de ustedes como una garantía. Hoy ha quedado claro que defenderemos a la Ciudad de México”, expresó.
El evento contó con la participación de Alejandro Encinas, presidente de la Mesa Directiva de la Asamblea Constituyente, quien también lució emocionado, y en la sede del gobierno capitalino dijo que la lucha por tener una constitución se remonta a los años sesenta del siglo pasado, con los movimientos estudiantiles, y después en los años ochenta con el surgimiento de organizaciones sociales de afectados por los sismos de 1985.
En el Zócalo dijo que la Constitución fue una obra colectiva de quienes diario salen a ganarse la vida y construir el lugar en el que los capitalinos conviven. Y menos optimista aclaró: “Ahora viene la parte más difícil, que los derechos se cumplan”, dijo en plena fiesta.
Se trató de una fiesta donde hubo un enorme globo rosa con el logo de CDMX el cual tapaba parcialmente a la Catedral, pero también fue un festejo de acceso reservado: vallas impedían que cualquiera entrara.
Y también fue un festejo que algunos desairaron, como fueron los diputados constituyentes de Morena, cosa que Mancera vio como algo producto de las libertades que se viven en la capital.
“Pues hay libertad, lo primero que consolida esta ciudad es la libertad, así que cada quien es libre de hacer lo que corresponda”, dijo a medios de comunicación al ser cuestionado al respecto.
Los invitados a la fiesta se retiraron apenas Mancera concluyó su discurso y las vallas impidieron el uso de las libertades para salir ordenadamente.