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Alfa omega del recuerdo
Bartlett, el mismo 29 años después
Lo que el sábado pareció ser una histórica revelación y la confirmación del fraude electoral de 1988, este domingo se desinfló grotescamente y confirmó que Manuel Bartlett está decidido a llevarse a la tumba los grandes secretos de los que fue protagonista y depositario como hombre del viejo sistema político priísta.
Esta efímera historia se desarrolló en las páginas interiores del diario Reforma, y comenzó el viernes. En declaraciones publicadas ese día, el tres veces ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas instó al ex secretario de Gobernación a dar a conocer lo que sucedió la noche de 6 de julio de aquel año.
“Me parece que él no ha dado a conocer todo lo que sabe de cómo se dio el proceso electoral de 1988. El ha dicho que no era su responsabilidad el manejo del proceso electoral, que estaba en manos de otros funcionarios, pero el cargo que tenía de secretario de Gobernación a mí me hace pensar, no sé si acertada o equivocadamente, que por lo menos conocía cómo se estaban manejando las cosas en este terreno. Lo que hemos podido conocer es que había, por lo menos, un sistema doble de conteo de votos: uno, el real, y otro adulterado. Cuando se cae el sistema, sabíamos que había, además del que estaba dándose a conocer públicamente, otro sistema de conteo de votos que manejó oscuramente un grupo paralelo a la Comisión Electoral de aquella época”, dijo Cárdenas.
Y ayer, Bartlett contestó lo siguiente: “Entonces, ¿quién ganó?, si se quemaron los paquetes, si se entregó Salinas al PAN –estaba muy preocupado, obviamente–, y si no revisaron los paquetes y no salió nada con este acuerdo y esa complicidad del PAN a la hora de hacer el dictamen: ‘vámonos, tapen todo’. ¿Qué es eso? Es Salinas. No ganó la elección, la perdió”. Como estas palabras no dejaban sitio a la duda, el periódico encabezó así la entrevista: “Salinas no ganó en el 88”.
Bartlett explicó que como presidente de la Comisión Federal Electoral –organismo que no era sino una extensión gubernamental para organizar las elecciones– él recibía en Gobernación, vía telefónica, reportes de los resultados provenientes de los distritos electorales, pero que esa noche crucial se saturaron las líneas, lo que dio lugar a que el representante del PAN, Diego Fernández de Cevallos, declarara la tan famosa caída del sistema. Y finalmente, Bartlett dijo que Cárdenas en todo caso debería reclamarle a Jorge de la Vega Domínguez, el entonces presidente nacional del PRI, por proclamar el triunfo de Salinas de Gortari sin contar con cifras.
De acuerdo con la nota publicada el sábado por Reforma, Bartlett dijo explícitamente que Carlos Salinas “no ganó la elección, la perdió”. Esa frase no presenta fisura ni confusión alguna. Sin embargo, una vez publicadas sus palabras algún reflejo se agitó en el viejo priísta, pues este domingo aparecieron en el mismo periódico otras declaraciones de Bartlett, en las que se retracta de lo que había dicho el día anterior.
“¿Pues qué es eso, es Salinas, ganó la elección, la perdió?, fue lo que dije en entrevista”, puntualizó Bartlett al diario, que tituló la nota “Aclara Bartlett: no tuve resultado”. Y agrega el ex secretario de Gobernación y hoy senador por el Partido del Trabajo: “yo no puedo afirmar que Salinas ganó o perdió, cuando estoy señalando que el cómputo de la elección se hizo en 300 distritos y que nunca tuve los paquetes ni las actas originales, porque fueron directamente desde los 300 distritos a la Cámara de Diputados, erigida en Colegio Electoral. Yo sólo informé a la opinión pública resultados, en calidad de preliminares, que me remitieron los 300 distritos, donde se hicieron los cómputos”. Y escurre el bulto: “la única manera de conocer si hubo fraude, o no, fue responsabilidad del Colegio Electoral, con el análisis de los paquetes electorales y sus actas. Los citados paquetes fueron quemados en acuerdo entre Salinas y Fernández de Cevallos”.
Como se puede constatar, a Bartlett no le interesa establecer si hubo o no fraude electoral en 1988, ni contribuir a la verdad acerca del 6 de julio, sino simplemente limpiar su nombre. Por eso ahí donde los lectores de la entrevista del sábado creyeron ver una revelación histórica, no había más que otro intento de Bartlett por sacudirse el estigma de la “caída del sistema”. Pero parece que esta vez la lengua le jugó una mala pasada, pues clarito dijo que Salinas perdió la elección, es decir, que hubo fraude.
Por ese motivo en la aclaración de este domingo insiste en que “es absurdo establecer que en la ‘caída del sistema’ se ubicó un supuesto ‘fraude’ de toda la elección, eslogan perverso que elude deliberada y permanentemente el análisis de todo el proceso electoral de 1988. El problema del día de la elección fue la declaración de Jorge de la Vega, del triunfo de Salinas, sin cifras, como lo reconoce Miguel de la Madrid en sus memorias, y no una supuesta ‘caída del sistema’, que no tuvo ninguna repercusión”. Por eso recuerda también la existencia de un acuerdo entre Salinas de Gortari y el PAN para la calificación de la elección en la Cámara de Diputados, la posterior quema de las boletas y los acuerdos entre el gobierno salinista y el panismo, conocidos como “concertacesiones”.
Manuel Bartlett, hoy de 81 años de edad y senador del Partido del Trabajo gracias a su cultivada cercanía con Andrés Manuel López Obrador, comenzó su carrera política en 1962 como asistente de Javier Rojo Gómez, que era secretario general de la CNC. Desde entonces no detuvo su ascenso hasta que alcanzó la Secretaría de Gobernación en el sexenio de Miguel de la Madrid. Ahí ejerció el poder con singular fuerza. Nada estaba fuera de su control. Pero desde que dejó Gobernación ha fingido amnesia, no sólo sobre el trauma de la elección de 1988 sino también acerca de otros hechos –como el asesinato del periodista Manuel Buendía–, y siempre ha tratado de quitarse de encima las acusaciones que pesan sobre él.
En el 2008 Bartlett ya había admitido que el presidente De la Madrid le ordenó aquella noche detener el flujo de información sobre los resultados electorales, en los que Cárdenas iba ganando. (“De la Madrid me ordenó no informar que Cárdenas iba ganando, asegura Bartlett”, La Jornada, 6 de julio de 2008).
En esta ocasión, sin embargo, Cárdenas le refrescó la memoria. Junto a la retractación de Bartlett, Reforma publica una respuesta del ex candidato presidencial despojado en 1988. “El fraude está confirmado”, dijo Cárdenas, y afirma lo que el mismo Bartlett había admitido años atrás, que “en un libro autobiográfico de Miguel de la Madrid, publicado en 2004, él dice claramente, con todas sus letras, que fue él quien ordenó que se suspendiera la información electoral. Aquello que se llamó la caída del sistema, que es una acallada en realidad. Lo que hemos conocido después es que había un sistema de información paralelo que no se dio a conocer, pero sabemos que estuvo a cargo de un ingeniero llamado Oscar de Lassé, jefe de asesores de Bartlett”. En conclusión, pues, Salinas de Gortari no ganó y Bartlett sigue siendo el mismo de 1988.