El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
El INE embrollado
Es infundada la expectativa del PAN sobre una inminente anulación de las elecciones de gobernador en Coahuila. A pesar de que el Instituto Nacional Electoral estableció que el candidato priísta Miguel Ángel Riquelme rebasó el tope de gastos de campaña en 7.8 por ciento, cuantía formalmente suficiente para la anulación, el organismo electoral llegó a esa conclusión mediante un procedimiento tan opaco y errático, que dudosamente podría ser avalado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
El PRI tiene razón al advertir que los consejeros del INE realizaron ajustes a modo en el proceso de fiscalización del gasto de campaña para obtener el “marcador” que deseaban. También podría tener razón al denunciar que el organismo electoral empleó reglas no publicadas en el Diario Oficial de la Federación, lo que jurídicamente invalidaría los cálculos y las conclusiones respectivas en su tránsito al Tribunal Electoral. Igualmente podría tener razón el consejero electoral Marco Antonio Baños, conocido por su proclividad a favorecer al PRI, quien resumió el tema con la afirmación de que sus compañeros del Consejo General usaron criterios “estrambóticos” en la fiscalización de las recientes elecciones de Coahuila y el estado de México. (La Jornada, 24 julio de 2017)
Hay causales suficientes para anular las elecciones de Coahuila –como las hay en las del Estado de México—, y una de ellas es precisamente el gasto de más en que incurrió el candidato del PRI, pero a pesar de que en apariencia el INE cumplió su tarea de fiscalización y formalizó la falta de Riquelme, lo hizo de tal forma que no les costará mucho a los abogados priístas desmontar y refutar en el Tribunal Electoral las resoluciones del instituto. Con tantita malicia, hasta podría pensarse que todo lo anterior estuvo dirigido por la intención de facilitarle al PRI la tarea, pues en lugar de que el INE contribuyera a la certidumbre y la integridad de las elecciones, las oscureció más y sumó otra irregularidad a las manifiestas irregularidades ocurridas en el proceso coahuilense.
Sin embargo, no es así como algunos amigos de varios consejeros electorales ven el desempeño del INE en este caso. El viernes, un grupo en el que se encuentran cuatro ex integrantes del Consejo General del extinto IFE, dos de ellos ex presidentes del organismo, defendieron a los actuales consejeros –para mayor precisión, a Lorenzo Córdova y Ciro Murayama– frente a las críticas por su trabajo en la fiscalización del gasto de los partidos y frente a la demanda de que renuncien. “El INE trabaja con una legislación embrollada y con notables vacíos; además, se le han depositado tareas de extrema complejidad (a veces ajenas a su propia naturaleza) que han saturado el trabajo electoral”, dijeron. Añadieron que “la fiscalización de miles de candidatos y sus campañas en 40 días es sólo una de muchas de esas facultades que han exigido del INE un esfuerzo mayor. Lejos de ser criticable, debe ser reconocido”.
Pero no puede ser reconocido un trabajo mal hecho que atenta contra la integridad del proceso electoral y sobre el que, además, recae la suspicacia general. Porque no es la legislación la embrollada, sino los consejeros electorales, que procedieron veleidosamente, sin rigor ni claridad institucional a la hora de fijar el porcentaje en el que el PRI rebasó el tope de gastos de campaña en Coahuila.
Además de la inestabilidad jurídica que alegará el PRI ante el Trife, los magistrados electorales hallarán en el artículo 41 de la Constitución la base para negar la anulación, pues una de sus cláusulas dice que las violaciones por las que se puede anular una elección deben ser “graves, dolosas y determinantes”, un precepto holgado que al aplicarse sirve lo mismo para anular como para validar. Rebasar en 7.8 por ciento el gasto no es lo mismo que hacerlo en 26.5 por ciento, como había dicho el INE al principio sobre Coahuila. Con este último porcentaje es imposible ocultar la gravedad de la falta o alegar falta de dolo, y con 7.8 por ciento puede aducirse lo contrario, que no hay en ello ni gravedad ni dolo, sino simple descuido. ¿Qué puede pasar si el INE se comporta de esa manera laxa, veleidosa e incompetente en el arbitraje de la elección presidencial de 2018?
Ruiz Esparza busca salir del socavón
En un intento por salir del hoyo en el que se encuentra, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, ofreció el viernes pasado, sorpresivamente, un adelanto de las investigaciones en torno al socavón que se abrió en el Paso Exprés de la autopista en Cuernavaca, que hace tres semanas causó la muerte a dos personas. Sin precisar, confirmó las sospechas sobre la existencia de fallas e irregularidades en la construcción de esa obra y anticipó que los responsables, las empresas constructoras y funcionarios, “confrontarán severas responsabilidades”. Nada que no se supiera, en realidad, y a ver si es cierto.