Visión financiera/Georgina Howard
“…de pronto se apareció, era material, vi su perfil, meditabundo, desde el dintel, como una sombra, observándome, era el añejo dinosaurio que amenazaba con volver, regresar por sus fueros, en busca de su poder pleno;
me estremecí, sentí que todo el pasado se me venía encima…”
Hay una memoria histórica que no puede evitarse. Viene al encuentro y se sitúa a través de una conversación, una novela, tal vez una película. Hay acontecimientos que trascienden a cualquier intento de borrador, de limpiador y de eliminador de olores, colores, y superficies.
Existen residuos que pasan de voz en voz, que se van anidando en la conciencia, que pululan y van haciendo un túnel en el pensamiento, a veces, sin que nadie se lo proponga.
Conozco a unos chicos que nacieron entre 1973 y 1980 que ni idea tenían de las andanzas de Lucio Cabañas y que le hicieron, como se dice, una rola describiendo las montañas del sur.
He visto las playeras con la fotografía de Ernesto Che Guevara, en Argentina, claro, en Turquía, en Paris, en Líbano, y también en los grandes festivales de música pesada en ciudades como Chicago y Los Ángeles. El vendedor de playeras probablemente desconozca quién era, de dónde llegó o qué hizo. Y es probable que quien la compra tampoco sepa nada del personaje, hasta que alguien o algo provoca el conocimiento del dato y se produce la fórmula: imagen, un poco de historia y una canción, que se mete en el caracol de la memoria.
Eso nadie lo puede controlar. Ni siquiera el poder mayúsculo de las tiranías. Un experto en cuestiones indigenistas me dijo un día que los pueblos originarios huyeron a las montañas para no perder su memoria y, desde ahí, podían dominar lo que se les ofrecía como pase a la modernidad. Muchas indígenas están hoy día en cualquier capital del mundo comerciando sus bordados y tejidos pegadas a un celular. Son postmodernas. Pero llevan consigo su memoria -la electrónica y la mental- y cargan un chilpayate que respira ambas.
Por eso nadie puede decir, como escuché a un proto analista señalar, que existe un poder “X” que está detrás de las manifestaciones juveniles que le han puesto sabor y dicha a esta campaña electoral que terminará en México en apenas tres semanas.
¿Eso va a cambiar el voto o los votos? ¿Alguien tiene clara la película? Por supuesto, los cálculos están hechos, las cartas están marcadas. ¿Eso está plenamente controlado? Tampoco. Existe algo de incertidumbre, si no fuera así no se hubieran bajado rápidamente a los pies estudiantiles los dueños del duopolio televisivo.
Se trata de la memoria, esa que está en el proceso cognitivo, que se anida en la mente y que puede producir conciencia y decisión.
El movimiento, como dicen, “espontáneo” de miles y miles de jóvenes, que alientan, que echan los brazos para la felicidad, como los de mi época de paz y amor; parecidos a los que fuimos la generación del 68, a quienes seguro les gusta la poesía, aborrecen las formas autoritarias, las caras cuadradas, los pensamientos avejentados y sujetos a las formalidades de un lenguaje que está totalmente trastocado.
Pero hay quienes creen en la idea conservadora-priista de suponer que siempre, que indudablemente, que es inequívoco, que nadie puede dudar que atrás de la gente que vocifera, se enardece, se rebela contra lo que no le gusta, que se organiza, que protesta, que toma las calles, que no acepta encasillar y disminuir, necesariamente tiene que haber algo o alguien, un director, una línea, un interés perverso e inconfesable, un manejador de títeres. Algo prefabricado.
Esa manera de pensar, la formalidad que a veces se nota hasta en como se camina por el parque, está en desuso hace unas cuantas décadas. Pero no se han enterado quienes siguen pensando que nada cambia, que todo permanece, que es cuestión de fórmulas antiquísimas y que la población-masa no piensa, no siente, no tiene frío, no se le ocurre nada, es masa.
La juventud tiene dos niveles: la cronológica y la mental. El discurso de Elena Poniatowska el día que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la homenajeó por sus 80 años, mostró tal frescura en el discurso, en su mirada, en su forma de hablar, tan increíble que recordando a su generación y a sus amistades, parecía que hablaba de ayer en la mañana, cuando regaba sus plantas y hablaba con una amiga por teléfono y no es nada, sino esa juventud de todos los días, de todas las mañanas desde que se comienza, hasta que no hay remedio y se termina.
Como diría ya un clásico: “No se hagan bolas”. Y no se achiquen, “haiga sido como haiga sido”, las voces de las y los estudiantes han venido a recordar, para los que pierden la memoria, los costos de la estulticia, de la injusticia, de la pobreza, de la exclusión, de las violaciones a niñas y mujeres, del olvido de la dignidad y los principios, de la tranza, el abuso, la abulia, el robo, la falta de imaginación, lo fétido oficial, del homicidio, del fraude, de la prevaricación, de la corrupción, de todo un sistema que anuncia, por todas partes, que está en decadencia, que no se puede, que es imposible tapar el sol con un dedo, que sus días están contados —aunque en términos históricos se trate de una generación- y que siempre habrá aire fresco y pensamiento renovador. Que no las tienen todas con ellos y sus ambiciones. Que las cosas podrían una buena mañana de julio, cambiar.
Tanto que la sombra del dinosaurio podría no volver.
Mujeres y Política
Cuenta regresiva
Soledad JARQUIN EDGAR
Faltan menos de 30 días para que se realicen las terceras elecciones presidenciales del siglo XXI, un proceso largo y costoso para la ciudadanía, y muy corto para los partidos políticos, pero sobre todo pequeño para las propuestas y el fin de los flagelos sociales.
Lo que se puede ratificar en esta contienda electoral es el ingenio del pueblo mexicano, todos los días caricaturistas dan cuenta de ello, ayudados claro está por las pifias de quienes aspiran a ocupar la silla más importante del poder ejecutivo. Pero además de la caricatura, en las redes sociales una se puede encontrar toda clase de reflexiones hirientes, se espesa el humor negro entre la gente. Tendríamos que preguntar a los analistas humanos sobre ese fenómeno.
Otros protagonistas fundamentales en todo el país como ya sabemos son los medios de comunicación y la juventud, sin olvidar que este proceso es también emblemático porque finalmente las mujeres alcanzaron tener un porcentaje digamos “digno” de representación numérica de candidatas en las boletas electorales, lo que habla de que tendremos más diputadas y más senadoras, cifras históricas, de una relación de hechos que todavía no termina por escribirse.
La intervención de los medios de comunicación, sobre todo los grandes emporios, por años y años fue definitoria en los procesos de elección de la era moderna –quizá desde Lázaro Cárdenas, pero ya desde principios del siglo XX, Porfirio Díaz dominaba la escena periodística a base de prebendas para los fieles, o cárcel y persecución para sus opositores-.
El caso más reciente, la influencia que tuvieron los medios en la contienda que protagonizaron Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón. El primero fue objeto de una campaña tenaz de descalificaciones que mostraron el músculo informativo o desinformativo y que terminaron por calificarlo como “un peligro para México”,quizá hoy tendríamos que valorar lo que pasó, porque todo el país es un peligro para la población mexicana. ¿O alguien puede asegurar lo contrario?
Un nervio sustantivo que se cultiva y difunde en los medios impresos o electrónicos son las encuestas, un método de investigación basado en la observación resultado de la aplicación de un cuestionario. La manipulación de que han sido objeto por años y años durante los procesos electorales, ponen en duda toda clase de resultados en la actualidad, pero se siguen empleando porque “ganan” credibilidad cuando éstas son realizadas por los medios serios y no por los partidos políticos en competencia. El problema es que hay empresas editoriales y el periodismo social impreso o electrónico lucha por sobrevivir al mercantilismo.
A pesar de todo, de nueva cuenta temblaron los edificios del PRI y del PAN esta semana, cuando el diario Reforma que se edita en la capital mexicana, dio a conocer la forma en que han avanzado unos y desacelerado los otros. Los datos concretos de reforma son: Peña Nieto, 38 por ciento de las preferencias, sigue con una mayoría. Le sigue AMLO sólo cuatro puntos porcentuales abajo, lo destacable es que el candidato de la izquierda levantó el vuelo en las últimas semanas y no cabe duda que han aprendido la lección, porque hace seis años sucedió lo contrario, se desplomó en la recta final. La otra noticia es que Josefina Vásquez Mota del PAN se vació, igualito que cuando se quedó sola en el estadio azul, ¿sería aquello un presagio? y está 11 puntos porcentuales por debajo de su más cercano competidor que es AMLO. Y Quadri de Nueva Alianza busca conseguir los votos necesarios para no perder el registro, lo cual sería una lástima, me refiero que sería una lástima si logra su objetivo porque Nueva Alianza es un partido que se las juega con el mejor postor y no con la ciudadanía, un fenómeno cada vez más visible entre la clase política.
Este movimiento político telúrico provocó que algunos priistas “apasionados” y a ultranza dijeran que las otras encuestas mostraban otra cosa, descalificando al periódico Reforma. Los seguidores de AMLO festejaron y siguen festejando hasta el cansancio y los que guardan silencio hermético pero se les muestra molestos en su duros rostros es la gente de la derecha que representa el PAN.
Lo cierto es que las encuestas son un nervio muy agudo en estos procesos y lo han sido siempre, pegan, cambian la percepción social y por tanto sí influyen en la decisión de millones de votantes. De ahí que la encuesta de Reforma sea como un duro golpe asestado en la cara del candidato priista y también para la panista moreteándoles el rostro, sangrándoles la nariz y abollándoles la boca.
Sin duda, una buena parte de la población tiene hoy más claro el escenario, pero todavía faltan muchas mas personas por conocer la realidad, y un elemento para quitar la venda de los ojos y analizar el producto-candidato de marcas diferentes que venden las empresas televisivas, es la falta de educación, educación real para desechar a quienes se venden como si se tratara de jabones de tocador o varitas mágicas que funcionan con energía solar, y eso incluye tanto al priista como a la panista y no están nada lejos de ello AMLO ni Quiadri, aunque a veces se victimicen por la falta de espacios.
Lo otro son las redes sociales, que han contribuido sí al crecimiento de una ciudadanía más o menos informada, o al menos una ciudadanía con dos o más puntos de vista sobre un mismo asunto, lo que ha restado considerablemente poder a los emporios televisivos, y que para ellos resultan jugosos negocios por minutos de transmisión, pero ahora tienen una competencia efectiva a través de la internet, donde se consolidan importantes y muy creíbles espacios de radio y televisión. Entonces en esta elección están en juego mucho más que una presidencia, también hay un negocio que podría cambiar.
Las redes sociales contribuyen tanto o más de lo que nuestra imaginación alcanza, hoy mismo vemos un movimiento de la juventud gestado a través de las redes sociales: #yosoy132, movimiento que ha puesto en jaque a los candidatos presidenciales y a la candidata y no es para menos, datos del IFE revelan que en este proceso electoral podrían acudir a las urnas a elegir a un presidente o presidenta 14 millones de jóvenes. De ellos, acudirán por primera vez 3.5 millones y los otros 10.5 lo hicieron en contiendas locales o federales intermedias. En verdad no es nada despreciable este filón de votantes, a los que hay que sumar otra importante y abultada cifra de mujeres y hombres que no rebasan los 30 años de edad y que serán determinantes, por supuesto, estamos hablando de una mayoría de mujeres.
Sin duda alguna, las manifestaciones anti-peña preocupan al Partido Revolucionario Institucional que buscaba y veía, sin nerviosismo alguno, la posible recuperación del poder de los pinos, pero se tropezaron con una nueva realidad que ellos pretendieron ignorar, una juventud deseosa de tener un México mejor para ellos y ellas, algo de lo que hoy mismo carecemos muchas personas adultas y que sabemos lo que significa, gracias a las políticas públicas que ignoraron a la mitad de la población, las mujeres, cuyo trabajo de doméstico y de cuidado de niños, enfermos o personas con discapacidad, según da a conocer INEGI, y que explicaba esta semana en Oaxaca la presidenta de Iniciativa SUMA, Patricia Mercado, tiene un valor del 17.3 por ciento del Producto Interno Bruto; y luego, cuando aumentó la población en pobreza, inventaron el asistencialismo y no cómo resolver de fondo el problema, a la par creía dos fenómenos que operan en contra del bienestar, por un lado los monopolios en un país donde supuestamente de forma legal no están permitidos, y por el otro lado, creció una guerra que tomó desprevenida a la población civil, cuyas cifras son escalofriantes, pero que finalmente esconden vidas humanas destrozadas y que se cuentan por miles. Todo, resultado de una falta de educación real, que permita a la gente discernir, reflexionar y emitir un voto de acuerdo a sus intereses como persona y como nación. Y ello me lleva a preguntar a la intocable Sección 22, no sólo los líderes sino cada uno de sus miles de integrantes, sí saben y están conscientes de la responsabilidad que tienen y han tenido en el fracaso de Oaxaca, para el caso específico.
En fin, todo apunta que el último mes de la contienda política será difícil, llena de denuncias y contradenuncias, de acusaciones y de muy poca política. Habrá más acciones de protesta e incluso habrá quienes intenten boicotear con sus movilizaciones el proceso electoral y eso nos dejará claro de qué lado están los “luchadores sociales” y claro está también nos dejará claro qué clase de ciudadanía somos.