
De frente y de perfil
Camino para ser candidato presidencial
Salta a la vista que más de uno o una tienen la mira puesta en 2030, en la candidatura presidencial.
Desde siempre se ha dicho que la carrera arranca el mismo día que toma posesión el nuevo presidente o la nueva presidenta.
A partir de ese momento la pregunta de potenciales aspirantes es: ¿el siguiente o la siguiente seré yo?
Suspiran por verse puesta la banda presidencial.
En los mejores tiempos del priísmo, como lo advertía el vetusto líder obrero Fidel Velázquez, el que se movía, no salía en la foto o quedaba fuera del círculo de presidenciables.
No faltaron los que ignoraron esa regla no escrita entre los tricolores y por eso Mario Moya Palencia, quien se desempeñaba como secretario de Gobernación, se quedó con mantas y pósters en la bodega. El afortunado fue, elegido por el famoso “dedazo”, José López Portillo.
Alfredo del Mazo y Manuel Bartlett hicieron berrinche cuando por un momento creyeron que era real la competencia interna de seis aspirantes en su partido. El “gran elector” de la residencia presidencial de Los Pinos decidió que el candidato fuera Carlos Salinas de Gortari.
Alfredo intentó enredar la unción al soltar por su cuenta la versión de que el “destapado” era Sergio García Ramírez y Bartlett (era secretario de Gobernación y como tal presidente de la extinta Comisión Federal Electoral) no logró atajar el cuestionamiento sobre la caída del sistema en la elección de 1988.
De cualquier manera, a pesar de reglas no escritas y recomendaciones, los suspirantes se mueven. Es imposible evitarlo. Todos y todas, saben que, si quieren ser tomados en cuenta, para empezar, deberán esmerarse en realizar el mejor trabajo en la responsabilidad o cargo asignado; en segundo lugar, procurar que el titular o la titular tome nota de su desempeño, sobre todo de sus aciertos.
En la era tricolor, según lo contó Roberto Casillas en su libro “La Decisión presidencial”, la última palabra la tenía el presidente, después de escuchar distintas voces y sectores.
Los panistas han procurado la elección interna. Resultó contraproducente para quien vivía en Los Pinos. Vicente Fox no pudo imponer a Santiago Creel y Felipe Calderón tampoco a Ernesto Cordero. Vicente llegó a candidato por esa vía, pero primero ignoró tiempos y reglas partidistas para hacer campaña desde el gobierno de Guanajuato.
Morena ha sido distinto. Encuestas su método preferente. Así llegaron Andrés Manuel y Claudia.
Sin embargo, hay que observar que antes de las encuestas, desde Palacio Nacional López Obrador empezó a dar nombres.
Para el 2030 todo indica que una vez más aplicaría la encuesta y, muy probablemente, porque no puede haber mejor posición para conocer y evaluar el desempeño de colaboradores y colaboradoras, la presidenta podría ir dando nombres como lo hizo su antecesor.
Una mujer, por primera vez en la historia de México, influiría en la nominación del candidato o candidata de su partido.
Claudia Sheinbaum no solo es la presidenta de nuestro país. Hay que recordar que en septiembre de 2023 recibió el “bastón de mando” de manos de López Obrador para hacerla responsable del movimiento de la Cuarta Transformación, autoridad moral morenista.
Por su desempeño, dentro y fuera del país, es indudable que ella es la que manda, nadie más.
Se equivocaron quienes hablaron de “Maximato” o que daban por hecho que quien mandaba vivía en Chiapas.
La que manda vive en Palacio Nacional.
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