Rubén Rocha no está solo, lo respalda Federación y Morena: Alcalde
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de septiembre de 2019.- Enrique Peña Nieto se preparó para gobernar otro país, dos años después de iniciar su mandato (2014) se le fue develando la realidad de un México que él desconocía y que ninguno los integrantes de su equipo supo entender, asevera el periodista Roberto Rock.
El también director de la Silla Rota presentó en junio pasado su reciente libro La historia detrás del desastre, crónica de una herencia envenenada, en el cual analiza y presenta testimonios de primera mano de los eventos que marcaron el ascenso de Enrique Peña Nieto a la Presidencia así como los hechos que llevaron a su sexenio a lo que el autor considera como una administración marcada por la incompetencia, la corrupción y la ambición.
Uno de los sucesos que mostraron a Peña Nieto y a su equipo la realidad del país que gobernaban, advierte Roberto Rock, fue la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, los hechos violentos ocurridos el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, asomaron un país que al interior de la administración del Peñista “no supieron leer, no entendían, desconocían o les era ajeno y terminaron por desdeñarlo”
“Creo que en el caso de Ayotzinapa es así, hay muchos testimonios de que a raíz de Ayotzinapa se pierde el paso, Peña Nieto pierde un ritmo, lo cual evidenció que su formación como político y administrador había sido insuficiente”, afirma en entrevista quien fuera Director Editorial y Vicepresidente de El Universal.
El periodista con más de 40 años de trayectoria profesional, señala que el ex secretario de Hacienda y ex canciller Luis Videgaray protagonizó mejor que nadie la forma de operar el poder en el sexenio, “lo cual implicaba no tener contacto con la realidad, era como dicen algunos capítulos del libro, el poder por el poder, una eficacia muy importante hacia dentro con el control de las finanzas, y con la fuerza de agarrar del cuello a empresarios y en particular a los funcionarios”.
Creo que se pueden tener distintas valoraciones del Gobierno de Peña Nieto, pero la valoración del libro parte de que se trata de una clase política que eventualmente se disolvió que tuvo una implosión desastrosa hace sus propias dinámicas, su forma de funcionar, la forma de explicarse a sí misma, su narrativa frente al país, la idea de un nuevo PRI.
Toda clase política, al igual que cualquier Gobierno, aspiran a dejar una legado, sin embargo, las reformas que impulsó Peña Nieto a partir de su toma de posesión, actualmente han sido aplastadas o echadas al bote de la basura, porque tienen un desprestigio tal que difícilmente se puede configurar un legado respetable. Lo cual es muy complejo encontrar en una a etapa así en el país.
Incluso, presidentes que fueron muy cuestionados, estoy pensando en Carlos Salinas de Gortari, quien se presentó a sí mismo como un reformador importante logró configurar un legado con reformas que aún permanecen vigentes como son las de carácter electoral, la concepción del campo, el reconocimiento de las iglesias, son algunos de los temas que trascendieron a su época.
No es el caso del Gobierno de Peña Nieto, al cual se le caracterizó como una administración corrupta, ineficaz y frívola, percepción que se ha ido consolidando con el tiempo, a diferencia de lo que pudo haber pasado con otro Gobierno,.
Ahorita tenemos una perspectiva diferente del ex presidente Ernesto Zedillo, pero antes de la elección que ganó Vicente Fox, Zedillo tenía un crédito bastante disminuido pero fue engrandeciéndose por su discreción y por su eficacia, y por su consideración a la decisión electoral de la gente, por el respeto al entonces IFE, al igual que por la armonía económica y financiera en la que dejó al país .
Esto no está pasando con Enrique Peña Nieto, y en su Gobierno, difícilmente hay ámbito en el sector de Seguridad, o de crecimiento del país, o de desarrollo de infraestructura o de grandes proyectos que se haya consolidado, no encuentro nada que la valoración pública no concluya que el legado es un desastre.
Realmente es un enigma para mi, y creo que el libro busca reflejarlo. ¿Qué pasó con el Presidente que dice el libro, rosaba el cielo en septiembre de 2014?, casi dos años del inicio de la administración, con un impulso muy importante con una capacidad de convocatoria trascendente, virtualmente habían arrancado todas las reformas estructurales, con un crédito internacional muy relevante como un Gobierno reformador que logró consensos, en materias muy complejas como la energética, laboral o la educativa, las cuales rompían el modelo que una parte del mundo tiene sobre América Latina, que perciben a las naciones del continente como destinadas a fracasar, porque son muy predecibles, donde persiste un circulo vicioso de corrupción, ineficacia, incompetencia, golpes de Estado, entronización de grupos, crimen organizado, México parecía romper ese modelo, y algo ocurre frente Ayotzinapa, se asoma una tragedia que puede demoler el ánimo de cualquiera.
En la historia detrás del desastre, Rock considera que la experiencia de Pena Nieto como Gobernador del Estados de México en donde ejerció un modelo de administración vertical fue inaplicable para dirigir al país, “porque se trata de una nación compleja y sofisticada pero también de una clase de políticos con mucha ambición”.
Lo que pasa es que el Estado de México tiene una cultura incluso al nivel de los ciudadanos de que eso hacen los políticos, no sé si ahí nació la frase que refiere: “estos roban pero salpican”.
En términos generales, hay una masa de personas marginadas en el Estado de México, sobre todo en la zona conurbada, pero esta clase política entiende al Estado de México como el Valle de Toluca, más allá de la marquesa empieza el infelizaje pero esta concepción fue perdiendo influencia cuando en esa zona avanzó el PAN, sobre todo en el corredor azul, y el PRD fue ocupando espacios en los municipios del oriente, pero aún con la penetración de la oposición, la cual creo fue algo administrado, desde Toluca, incluso financiado desde Toluca, revisado y acotado, incluso muchos líderes históricos del PAN, en este corredor azul son gente en la nómina del Gobierno del Estado.
Yo diría que la mayor parte de los lideres de izquierda que fueron avanzando en el control de alguno de los municipios en el oriente es gente, quien hasta la fecha, siguen de la mano y controlados por la nómina de Gobierno del Estado entre otros privilegios, esa era el modelo de operar.
La gente de Toluca que es más clase mediera y de los municipios conurbados, vivía relativamente bien, en ningún estado los maestros reciben tantas prestaciones como en el Estado de México, lo mismo los sindicatos. Tiene una cobija que les alcanza para bastante, en el caso del país esa cobija es impensable, es muy estrecha, que no da ni de lejos, y el modelo es inaplicable, desde el punto de vista de la disciplina, y del modelo que engarza a todos en la corrupción, porque a todos les toca un poquito.
Nosotros vivimos en un país polarizado, muy confrontado socialmente, están a la vista sectores que se dicen desfavorecidos o despojados, y que sí los son, este no es un país tan pobre como injusto, y creo que hay un modelos acceso a la información y de comunicación desde clases más o menos informadas, hasta gente modesta que comprende mejor que nunca que el modelo es injusto, y que está en desacuerdo.
Creo que desde la elección presidencial de 2006, López Obrador le habló a ese país, y empezó el movimiento que eventualmente lo llevó a la Presidencia, pero por otro lado se está imponiendo lo que los teóricos llaman como “la rebelión de los sin importancia”, aquellos a que los que a nadie toman en cuenta y que están en plan de guerra.
Fue ese país el que no lo leyó Peña Nieto, nunca le habló al país agraviado y que lo ubica a él como parte de una clase política que incentiva la corrupción, como actores centrales.
Peña Nieto no castigó oportunamente a los Gobernadores, está muy demostrado que habló de combate a la corrupción al tomar protesta y luego se olvido del tema, y lo recordó en 2017, después de perder las elecciones intermedias de 2016, y en las sucesivas en 2017 le pide perdón al país, y encierra algunos gobernadores, pero como dicen algunos clásicos: Is too late my friend.
Creo que la corrupción y la incompetencia, porque la indiferencia es una expresión de la incompetencia.
Tras dejar la Presidencia de la República Enrique Peña Nieto, eventualmente volvió a ser tema de interés público por su aparición en revistas del corazón donde participa en compromisos sociales o aparecía con una nueva pareja, posterior a ese activismo, aparecen presuntos casos de corrupción como el que involucra al ex director de Pemex Emilio Lozoya, a la ex Secretaria de Desarrollo Territorial y Urbano Rosario Robles o la detención del abogado Juan Collado,
Yo cuando vi lo de la nueva novia, aunque son temas que no me gusta abordar porque se tratan de la vida privada, salvo cuando la gente lo lleva a la luz pública, pero cuando nosotros nos enteramos de muy lejos, había imágenes brumosas de Peña Nieto con esta nueva pareja, uno entra en el dilema de si esto lo debo de publicar, pero era algo casi irresistible, sin embargo, yo pensé que un ex presidente con todo esto que iba apareciendo lo desmentiría, o simplemente iba esperar para diluir esas evidencias, pero hizo exactamente lo contrario.
Desde mi punto de vista cuando pudo haber optado tener un liderazgo o salvar lo que quedara de legado moral y político, lo que decidió fue honrar la peor faceta de su imagen, la frivolidad el cinismo, bueno hasta evidenció que es un pésimo bailarín, a uno le da como pena ajena.
En lo particular, no acumulo ningún agravio personal de Peña Nieto, lo traté como Gobernador después cuando era director del El Universal tenía mucho más roce con la Presidencia, lo entrevisté como candidato ganador, como Presidente electo, lo vi una o dos veces a veces cuando me invitaban a Los Pinos en esos encuentros que hacían con periodistas, al final, te pasaba a saludar, siempre tenía la cortesía de que se acordaba de mi nombre, es un tipo con buena memoria, me era difícil que el tipo no me cayera bien, desde que lo conocí como Gobernador, siempre fue muy afable y de trato abierto, podía conocer detalles, alguna vez me lo tope en una de esas actos en los cuales te forman en una primera fila.
Me dijo:
-Tengo mucho tiempo de no verte.
-Tiene usted razón, Presidente.
-Como dos años.
Justo eran dos años, yo si me acordaba, pero él no tenía porque acordarse entre todos los asuntos que atendía como Presidente.
Me hubiera gustado que como hombre, como personaje y como ser humano, buscará rescatar algo de su administración, algo que hubiera logrado conservar. Yo fui formado en una generación educada para respetar la Presidencia de la República como institución y a los Presidentes como una extensión, pero a este ex presidente a uno le da pena ajena.
Después trate de interpretar cuando salía en las portadas de Hola. cuando aparecía con la pareja, dije este hombre está mandando la señal de que todo está bien, de que todo se encuentra bajo control, tanto que se puede darse este lujo, aunque pierda en materia de imagen pública, pero esto de repente apagó y se optó por tener un bajo perfil, ¿esto es algo inducido por el actual Gobierno? Es difícil saber.
Los entretelones como el entonces Presidente se enteró de la Estafa maestra y los antecedes de las acusaciones de lavado de dinero de quien fuera director de Pemex, Emilio Lozoya son analizados de manera directa en dos capítulos del reciente libro de Roberto Rock.
Las versiones y testimonios presentados por el autor presumen que no existió un pacto de impunidad entre Peña Nieto y López Obrador al asumir la Presidencia, los hechos que parecieran referir lo contrario serían solo coincidencias amparadas en la formación priista de ambos políticos.
“Yo a raíz de lo que ha ocurrido (detención de Rosario Robles y las órdenes es de aprehensión en contra de Emilio Lozoya y su familia) no compro la idea de que exista un pacto de impunidad que según sus promotores se evidencia en el trato cordial que hubo entre el Presidente saliente y quien resultó electo.
Yo me inclinaría a pensar que una dosis muy importante de ese periodo de transición, sin descartar que haya intereses cruzados, y de que haya mucha gente del PRI en el equipo de López Obrador, que tampoco les interesa dinamitar todo. Pero para mí la explicación elemental reside en que tanto López Obrador como Peña Nieto fueron formados en una cultura del PRI, notablemente más el mexiquense, pero los dos son muy formales, atienden y observan las formas, abrumadoramente Peña Nieto, López Obrador su formación original como político es priista lo cual se aprecia en su formalidad para cierto tipo de cosas.
“Yo no tengo dudas de que Peña Nieto dijo “este hombre me ganó la Presidencia y uno se cuadra ante el nuevo Presidente, porque así lo hacemos en el Estado de México, nos podemos matar en la campaña o en la disputa por una candidatura, pero cuando el señor gana, todo mundo como si fuera la película del Padrino, todo mundo va a besarle, la mano y lo hacen por cultura política”, recalca el periodista.