
El predial talón de Aquiles municipal
En una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que todavía estará sujeta a la aprobación de los legisladores de cada país, tanto de Estados Unidos como de México, se percibe que la letra chiquita en materia automotriz podría perjudicar a la industria mexicana, porque según la agencia Reuters, los acuerdos alcanzados entre ambos países sobre comercio permitirían al presidente Donald Trump imponer aranceles punitivos de «seguridad nacional» de hasta un 25 por ciento sobre las importaciones anuales de automóviles y SUV mexicanos de más de 2.4 millones de vehículos, una cifra que supera las importaciones totales de 2017 que fueron de 1.8 millones de unidades. El acuerdo bilateral permitiría gravámenes a la seguridad nacional sobre las importaciones de autopartes por un valor de 90 mil millones de dólares anuales por los mismos motivos.
Ildefonso Guajardo, dijo que la «carta lateral» protegía a la industria automotriz de México y le daba margen para crecer antes de enfrentar cualquier posible tarifa de seguridad nacional.
Sin embargo, la administración de Trump dará a conocer en las próximas semanas los resultados de una investigación sobre si las importaciones de automóviles y piezas representan un riesgo para la seguridad nacional.
El estudio podría usarse para justificar aranceles estadounidenses del 25 por ciento sobre las importaciones automotrices de América del Norte, Asia y Europa bajo la premisa de que proteger la industria automotriz estadounidense es vital para la seguridad nacional.
A los fabricantes de automóviles les preocupa que el acuerdo indique que Estados Unidos podría usar las tarifas de seguridad nacional para obtener concesiones de la Unión Europea y Japón también y podría costar cientos de miles de puestos de trabajo y aumentar drásticamente los precios de los vehículos.
Llama la atención que en el acuerdo México se reserva el derecho de impugnar el uso de los aranceles de «seguridad nacional» en la Organización Mundial del Comercio, lo que deja en estado de indefensión a los fabricantes de la industria nacional.
Las exportaciones de autos y SUV desde México enfrentarían una tarifa de 25 por ciento en EE. UU., si superan los 2.4 millones de vehículos. Debajo del tope, los vehículos que cumplan con los requisitos de contenido regional nuevos y más estrictos podrían ingresar a la Unión Americana libres de impuestos.
Los detalles se conocerán hasta que el Acuerdo se publique oficialmente porque podrían cambiar las cosas dependiendo del resultado de las negociaciones entre los estadounidenses y Canadá, entre otros factores.
En cuanto a exportaciones de autopartes libres de impuestos desde México, éstas podrían tener un límite de 90 mil millones de dólares anuales en virtud del acuerdo, dijo Ann Wilson, vicepresidenta de asuntos gubernamentales de la Asociación de fabricantes de motores y equipos de Estados Unidos.
La cifra excede los niveles actuales, pero los envíos de piezas por encima de esa cuota podrían estar sujetos a 232 tarifas distintas. No está claro cómo se contarán o administrarán las cuotas.
Los componentes del vehículo estarían sujetos a cuotas regionales de contenido en diferentes niveles, dependiendo del tipo de pieza o sistema. Los motores y las transmisiones, los sistemas de mayor valor en un vehículo, tendrían una cuota de contenido regional del 75 por ciento.
El mecanismo de tarifas en el acuerdo preliminar entre los Estados Unidos y México pone en desventaja a los fabricantes asiáticos y alemanes frente a las armadoras estadounidenses al verse forzados a obtener más producción tanto de vehículos como de motores en los Estados Unidos.
En ese sentido, se percibe que el gobierno entrante de Andrés Manuel López Obrador y el sector manufacturero mexicano enfrentan un reto mayúsculo pues la industria mexicana, sobre todo la pequeña y mediana empresa presentan un retraso tecnológico importante frente a sus socios comerciales por lo que deberán modernizarse, pero para ello, requerirán de la apertura de mayor crédito por parte de la banca de desarrollo y la banca comercial.
Napito el legislador
Controvertido desde su origen, Napoleón Gómez Urrutia, mejor conocido como Napito por ser hijo del exlíder minero Napoleón Gómez Sada, quien permaneció en el cargo por 40 años y le heredó el puesto a su hijo sin tener este la más mínima experiencia en el ramo minero, regresó triunfante al país para ayudar en la ‘reconstrucción’ de la nación, combatir la corrupción y la desigualdad.
Se percibe que al flamante senador le hicieron daño los 12 años sabáticos en la tierra del maple, pues al parecer nadie le informó que el país si bien enfrenta diversos problemas, no requiere de su presencia para la reconstrucción pues ésta no existe, y si bien fue favorecido con una curul en la Cámara Alta por Morena donde tendrá mayoría, se antoja difícil que su papel en el Senado sea determinante para el cambio que dice requiere el país.
Su representación en el Senado de la República estará opacada hasta que responda por las acusaciones por el desvío de 55 millones de dólares que supuestamente sustrajo de los ahorros de los trabajadores del sindicato.
En ese sentido, AMLO, que se ha pronunciado por el respeto de la autonomía de los gremios sindicales, enfrentará una dura prueba de sus dichos de campaña de acabar con la corrupción, ¡pues esa autonomía sindical dará pie a que los trabajadores insistan en sus demandas y se vean realmente los efectos del combate a este flagelo… Veremos!