Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Reformas de AMLO
Mucho qué desear dejó Andrés Manuel López Obrador durante una entrevista en la que le preguntaron sobre sus decisiones de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto, la Reforma Educativa para hacer otra y sus planes para atacar la inseguridad. Sus respuestas fueron confusas y exhibió un desconocimiento impresionante sobre tales planes de gobierno.
En lo que se refiere a la Reforma Educativa, dijo que invitará a los maestros a confeccionarla, porque si se refiere a algo educativo, es obvio, para él, que deben participar los mentores. Es algo parecido a la elaboración de un reglamento para la policía, en el que participe dicho cuerpo uniformado. Imagínese, nada más.
Si le hubieran preguntado sobre alguna nueva ley para combatir a los criminales, seguramente hubiera contestado que sería necesario invitar a grupos de bandidos, que son quienes saben más del asunto, para plantearla. Tal vez así lo haga, una vez convertido en Presidente de México y luego de amnistiar a los grandes capos.
Para muchos, en México, no hay gremio más abominable que el de maestros, cuyo comportamiento ha sido peor que el de los delincuentes, cuando han tocado sus intereses. La televisión ha dado cuenta de sus procederes vandálicos, dedicados al asalto a instituciones, toma de carreteras y de casetas de pago, quema y robo de automóviles y otros actos incalificables.
En más de una ocasión han exhibido actitudes delictivas, sin que las autoridades los sometan o siquiera intenten someterlos. El miedo que se les tiene es evidentemente enorme. Se asientan en diversos lugares de cualquier ciudad y de la capital del país, y sólo dejan pudrición a su paso, además de negocios quebrados.
Todo, porque no están de acuerdo con ninguna reforma educativa. Menos con las que pretenden obligarlos a evaluar su capacidad y sus conocimientos, necesario para que la sociedad confíe en ellos y en que sus hijos estarán en manos expertas y conocedoras.
¿Cómo confiarles la educación de los vástagos? Parece que lo único que saben hacer bien es pronunciarse cuando tocan sus cuerdas sensibles, pegadas a su beneficio personal. No son pocos los líderes que han amasado inmensas fortunas al amparo del gremio y exhibiendo los dientes cada vez que se les pide mostrar lo bueno que puedan tener.
Se molestaron sobremanera cuando se les impidió heredar el puesto a sus descendientes o amigos y hasta a venderlo, porque desde hacía muchos años lo consideraron de su propiedad. Como siempre, esto dio origen a plantones en diferentes partes del país, en protesta por la medida.
Cuando fueron sometidos a exámenes de conocimientos, miles de maestros resultaron reprobados y obviamente, el hecho ocasionó que los incapaces fueran despedidos. No fue posible contener la actitud delictiva de los líderes, pues a pesar de ser nefastos para enseñar, además de ignorantes, debían de todas maneras aceptarlos. Pobres educandos.
¿Qué podría contener una reforma educativa hecha por maestros, que sólo velan por sus propios intereses?
Las propuestas de quien desde ahora se siente Presidente de la República, todas, son parecidas a la anterior. Cuando respondió, lo hizo igual que cuando dijo que extraer petróleo no tenía ningún chiste. Sólo se tenía que hacer un hoyo en el suelo y escarbar hasta encontrarlo. Así de fácil.
Impedir el aeropuerto y hacer otro, sólo porque tuvo la ocurrencia, tendría costos superlativos. Ya se lo dijeron expertos. Pero su intolerancia no le permite escuchar y menos razonar. Lo haría sin miramientos, cueste lo que cueste y a pesar de que quienes saben, le aconsejen abandonar la idea por inoperante.