Poder y dinero
No es del todo sencillo hacer un retrato de Elba Esther Gordillo y no lo es porque muchos motivos son de reacción humana, de ambiciones que se persiguen cuando la infancia fue difícil, cuando se padeció hambre. Para muchos esta no es un justificación porque en su honestidad y honradez no tienen cabida estas acciones que, finalmente, han acompañado a hombres y mujeres en todo el mundo, simplemente como “condición humana”, una que está ligada a la corrupción que también es inherente a estas actitudes. Es también una reacción que acompaña a los seres pensantes de este planeta el ataque y los calificativos frontales, los que no se tuvo valor de expresar cuando el poder rodeaba a quienes hoy linchan, “del árbol caído, todos quieren hacer leña”, reza el sabio refrán.
La maestra chiapaneca es indefendible, eso es cierto. Frente a pobrezas y necesidades que los maestros enfrentan día con día, hoy se les presenta lo que ya sabían, intuían, les dijeron, sus cuotas enriquecían a la Gordillo y sus familiares. Que si una Hummer o computadoras portátiles, o Ipads, o viajes en cruceros para unos cuantos, no significa que no se hubiesen sentido defraudados, lastimados más de un millón 200 mil trabajadores adheridos al Sindicato Nacional de Maestros, a la organización más poderosa de Latinoamérica. En el terreno en el que se manejan tenían que pagar plazas, ascensos, comprar direcciones, etcétera y de ellos su organización sindical ofrecía un total respaldo.
Doña Elba nunca tuvo empacho en hablar en diferentes tribunas de su nacimiento, de su formación, de sus orígenes, de la forma en la que, dijo, su madre fue desechada del núcleo familiar por haberse enamorado de quien su abuelo consideró el hombre equivocado. A eso se debía, expresó en más de una ocasión, que su infancia y adolescencia estuviera plagada de necesidades económicas y de que solamente tuviera oportunidad de ser lo que siempre fue: una maestra rural. En alguna declaración con parte de estos antecedentes también sostuvo que el abuelo, ya para morir, tuvo remordimientos y le heredó cientos de centenarios. ¿En un pueblo como el Comitán de aquellos días nadie ayudó a la hija de un personaje que tenía bajo su colchón o enterrados cientos de monedas de ese calibre?
Por supuesto que nadie creyó esa que no fue su primera mentira. Nos han buscado quienes fueron amigas suyas en Comitán, cuando era simplemente una maestrita mal vestida y siempre necesitada. Ello, platicaron, nos llevó a tenerle muchas consideraciones y una de ellas era ayudarla a pagar sus boletos para ir a México y visitar a su marido enfermo, como se sabe, de un riñón. También “hicimos coperacha para la operación”, todas estábamos conmovidas ante su sacrificio de donarle uno de sus órganos. Sin embargo, me dicen no sin una gran carga de rencor, “al tiempo nos dimos cuenta que desde entonces estafaba, engañaba, por aquellos tiempos, hace 50 años, tiempo más o menos del que te estoy hablando solo habían hecho un trasplante en México en el Centro Médico Nacional del IMSS en 1963, el segundo fue en el recién inaugurado Instituto Nacional de Nutrición en 1971; realmente los primeros fueron en Boston en 1958 y en Inglaterra hasta 1960, por lo que cuando nos cooperamos, ¡no había trasplantes de riñón!, recordamos que incluso los cardiacos la sufrían porque los medicamentos les dañaban el hígado. Si no lograban operar ni siquiera los aneurismas y eso llevó a la muerte a López Mateos, ¡como iban a trasplantar riñones!”
La habilidad, la astucia de doña Elba, ha estado comprobada y re comprobada a través de su existencia, de sus ya 68 años de vida y, como puede apreciarse, hizo uso de ellas desde muy temprana edad, desde que se vio en la necesidad de enfrentar sola la manutención familiar, directamente de la madre y la hija. El amasiato con Jonguitud no es un signo alarmante, deberíamos estar o tal vez lo estamos a que se logran ascensos en la política recurriendo al box, siempre y cuando este sea spring y ni que decir de todo lo que llega a saberse cuando las sábanas cubren los desnudos cuerpos. Muchas, demasiadas políticas y políticos –aunque no salgan del closet- recurren a esta práctica. Ella, simplemente, no fue la excepción. Lo que causó asombró es que fuera la mano que meció la cuna en la que el potosino se derrumbó. Paradójicamente el mismo hombre que por entonces le dio la oportunidad de entronizarse es quien ahora también está detrás de su estrepitosa caída.
La oportunidad, me dijo una vez doña Elba, me la dio sin duda Salinas y Camacho –Manuel- por supuesto que influyó. Pero la advertencia fue clara: “si quieres permanecer ahí tienes que buscar el consentimiento magisterial”. Y la chiapaneca ni tarda ni perezosa y sabedora de que tenía un respaldo absoluto pero que este sería, era, temporal, recorrió de cabo a rabo la República, habló y compró seccionales, hizo todo lo que tenía que hacer para garantizarle al ex presidente que contaba con la simpatía de una inmensa mayoría a la que, obviamente, puso a su total disposición. Fueron esos los primeros años de gloria de la chiapaneca, los que ya se respaldaban con una solidez económica aceptable. En los que avanzaba poco a poco y solamente rentaba aviones, no los compraba.
Paralela a esa vida en que se incluía su participación en posiciones importantes dentro del CEN tricolor, como la Secretaría de Organización, segunda en importancia en el organigrama de la época, también estaba la personal, la que incluía otros acercamientos y un matrimonio más con la concepción de otra hija. A su familia, en esos tiempos, no la inmiscuía en asuntos políticos ni magisteriales a excepción de su ex cónyuge a quien le entregó confianza absoluta para que manejara dizque el renglón de la vivienda pero con la consigna de hacer todo lo necesario para que su patrimonio creciera. Este sujeto fue uno de los factores clave que despertó la ambición sin límites de la maestra que no estuvo exenta de caer en redes de buenos vividores como le aconteció a Rosario Robles cuando conoció a su hombre blanco y barbado, al argentino Carlos Ahumada.
En un afán de hacer lo mismo que hacen los señores con poder, Elba, al estilo de los líderes sindicales que pretenden apoyos irrestrictos y mucho poder, comenzó a financiar candidaturas o ofrecer operaciones electorales que realizaría con la base magisterial, señalando que hasta en el último rincón del país, así como sucede con la Coca Cola o con Bimbo, tenía influencia a través de uno o varios mentores. Con ello no logró hacer amigos porque las facturas las cobraba de inmediato con posiciones, prebendas y hasta “aportaciones” personales y a su nuevo juguete: el Partido Nueva Alianza. Los rencores acumulados vendrían a incrementarse con el pleito con Roberto Madrazo, a quien amenazó y no falsamente ya que se supo antes y se confirmó ahora, hizo una gran operación con los gobernadores tricolores para que voltearan a observar las conveniencias de seguir siendo los únicos que mandaban en sus Entidades si el PAN representado por Felipe Calderón se mantenía en el poder.
De ahí que la ahora detenida le escupiera en pleno rostro al michoacano que por ella alcanzó la presidencia, desde entonces también se visualizó que había llegado el momento de aniquilarla porque ya no les era útil ni a unos ni a otros. Las crímenes que se cometieron durante el calderonato, la desaparición de más de dos decenas de ciudadanos, la crisis económica, la generación de un mayor número de muertos de hambre, de quienes no cuentan con techo, de la disminución que la clase media tiene, en esa operación a favor de don Felipe realizada por la Gordillo su punto de partida, una partida que alcanzó a millones de mexicanos. Esa también es una de las culpas que habría que fincarle en el terreno moral a la chiapaneca y no más de dos mil millones de pesos que pueden llegar a ser tres mil y que no son más que el 10 por ciento de los 300 mil que manejó en el último trienio. Es decir, ese fue su diezmo, al que recurren casi de manera oficial todos aquellos que tienen acceso a los fondos públicos y su distribución.
Se advierte que difícilmente saldrá de prisión en corto tiempo. Hay quienes opinan que debería destapar de una vez la cloaca y hablar de todos los que, como ella, han caído en acciones de corrupción que, definitivamente, han dañado profundamente al país. Y, al parecer escuchó el mensaje, el “buen consejo”, y de ahí que la reacción no se hiciera esperar y aparezcan involucradas en acciones ilícitas sus dos hijas a quienes la cajera durante 20 años del SNTE señala como beneficiarias también del desvío de los recursos. Esa es entre muchas otras la forma de operar de los gobiernos mexicanos cuando se trata de someter al máximo a quienes considera sus enemigos y al parecer a Elba Esther Gordillo ya no solo la consideraron anti priísta sino una contraria de gran peligro.
Además habrá que esperar respuestas si en verdad fue cierto lo de “aquí yace una guerrera”.
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QMX/la