Cielo nublado con clima fresco en CDMX
CIUDAD DE MÉXICO,. 6 de noviembre de 2017.- De una reconocida académica en temas de libertad de expresión y temas anticorrupción, Perla Gómez Gallardo, cambió su vida al llegar como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
Inconformidad con familiares de víctimas que no atendía, trato selectivo según de qué organización estuviera ayudando a alguna víctima, insistencia con las víctimas para aceptar los ofrecimientos del gobierno de la Ciudad de México, apunta en entrevista con Quadratín México el académico y miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Ernesto Villanueva.
A pesar de lo anterior, señala el investigador, Gómez aun se perfilaba con muchas posibilidades para un segundo periodo en el cargo por cuatro años más. Esa posibilidad la perdió por el trabajo activo y organizado de los más importantes organismos de la sociedad civil generando una presión inédita a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).
La civilidad mínima se perdió y se inauguró el supuesto uso de golpeadores por parte de la presidenta de la CDHDF para repeler a los grupos de víctimas y sus familiares, lo que no había pasado desde que se creó ese organismo en 1993.
Un factor sorpresa que se sumó a ese creciente descontento fue que su antiguo mentor, Ernesto Villanueva, de quien fue colaboradora por varios años, saliera personalmente a exhibir casos de presumible corrupción de la presidenta de la CDHDF, lo que terminó por descarrilar las aspiraciones políticas de Gómez Gallardo.
El último esfuerzo del gobierno de la Ciudad de México para dejar a la malograda académica tuvo lugar el 26 de octubre donde el jefe de gobierno, Miguel Mancera y su consultor jurídico, Manuel Granados, buscaron convencer al presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ALDF, Luciano Jimeno Huanosta.
El diputado les dijo que Perla Gómez no tenía ni siquiera el apoyo completo del propio PRD, que se requería una mayoría calificada de 44 legisladores, lo que hacía inviable la reelección de Gómez Gallardo.
“Ni yo votaría por ella” les espetó el diputado Jimeno Huanosta al recordarles la suma de quejas, denuncia en la PGR por probables delitos en materia corrupción e incluso quejas ante la CNDH.
Quadratín México ha dado seguimiento a este proceso donde la resistencia de la sociedad organizada hizo que se entrampara la designación de quien presidirá la CDHDF.
En entrevista el académico y especialista en trasparencia y rendición de cuentas, Ernesto Villanueva explica su visión de lo que ha pasado en este tortuoso proceso.
–Tú conocías desde tiempo atrás a Perla Gómez Gallardo, colaboró contigo durante varios años e incluso te auxilió en varias actividades académicas. ¿Qué le pasó a la Perla Gómez que tú ayudaste y que acabó abriendo frentes por todos lados?
–En efecto, conocí a Perla Gómez quien estaba en ese momento estaba realizando sus estudios de posgrado. Perla es una mujer inteligente, metódica y preparada, esas tres cualidades le ayudaron mucho para ir formándose un nombre en la academia que siempre es competida. Fui parte de su sínodo de su tesis doctoral y trabajamos en diversos proyectos académicos. Hasta ahí nunca tuve queja alguna de ella; antes bien, siempre reconoceré sus iniciativas y su trabajo proactivo. Un día me llamó por teléfono y me dijo que Manuel Granados, en ese entonces presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF, le ofrecía ser presidenta de la CDHDF y quería contar con mi apoyo. Yo le dije que lo valorara y, por supuesto, contara conmigo. Al propio Granados le dije expresamente mi impresión de ella en ese momento. Llegó a lo que se denomina el principio de Peter, que significa que puedes ser un excelente colaborador, pero eres muy mal si tienes mayores niveles de responsabilidad.
–¿Y qué pasó después de eso?
–Se hizo una labor de trabajo con diversas organizaciones sociales y Perla tenía muy buen prestigio lo que facilitó que su nombramiento se procesara sin mayores complicaciones en la ALDF.
–¿Y cuando ella llega a la presidencia de la CDHDF trabajaste con ella de alguna u otra forma?
–No, y eso lo hice público por las redes sociales, desde los primeros días de que llegó al cargo. En estos cuatro años, la vi un par de veces al principio y mantuve una distancia crítica, pero en privado. Algunos jóvenes egresados de la licenciatura de la UNAM fueron designados por ella en cargos modestos, pero fueron despedidos sin mayor explicación. Y algunos de ellos fueron a expresarme este hecho. En algunos casos pude apoyarlos con alguna recomendación en otros espacios públicos.
–¿Pero te imaginaste el cambio de 180 grados que iba a dar la entonces reconocida investigadora a estar ahora fuera de la CDHDF y con denuncias por peculado, tráfico de influencias, uso ilegal de atribuciones y otros aparentes delitos?
–Yo fui el primer sorprendido de que ella optara por el lado opuesto a lo que habíamos predicado en diversas investigaciones. En los últimos meses me hicieron llegar diversos casos debidamente documentados sobre lo que estaba haciendo Perla en la CDHDF. Me sentía parcialmente responsable porque la apoyé a que llegara a ese importante organismo en el 2013. Y vi que había sido una equivocada decisión, por lo que en mi primer texto que escribí sobre esa lamentable decisión y ofrecí disculpa pública de la parte, mucha o poca, que me tocara. Consideré que tenía que salir yo directamente a dar la cara y reclamarle que hubiera indicios de haber incurrido actos de corrupción de los que no tenía conocimiento previo porque nunca estuve en la CDHDF.
–Perla Gómez dice que va a volver a la academia: ¿Va a llegar como lo hizo el Doctor Jorge Carpizo quien de diversos cargos públicos regresó a la UNAM?
–No, por supuesto. Perla Gómez llega con un estigma de corrupción, de anteponer su interés personal al interés público y dejando a su paso a un organismo desmantelado, lastimado. El Dr. Carpizo, por el contrario, siempre salió con reconocimientos de sus cargos públicos, de ahí que hasta el último de sus días mantuvo su autoridad moral, lo que no se puede decir de Perla quien fue víctima de su ambición y hay indicios de que incurrió en delitos por corrupción y sin duda en una violación clara a la ética pública. Estas percepciones de corrupción asociado a su persona sin duda le ha impacto negativamente, le está afectando y la seguirá persiguiendo. Ya de entrada en la UAM Cuajimalpa empieza a gestar un movimiento para evitar su retorno por la división y el encono que, hasta donde tengo entendido, generó en su área académica.