Iglesia, factor de estabilidad social
Las acusaciones en contra de Elba Esther Gordillo son contundentes. Pero se acepte o no, las acciones son incompletas.
La Procuraduría General de la República ha presentado argumentos que parecen ser claros y suficientes. Pero es imposible aceptar que sean todos para una acusación como la que se ha hecho.
De acuerdo con los dichos, hay una 80 cuentas bancarias con movimientos que deben ser analizados. De esas cuentas, en dos, solamente en dos, se encontraron irregularidades que dieron paso a la detención de la profesora.
Al nuevo gobierno le tomó casi tres meses, tener toda la información lista. Y si se tome en cuenta que para detenerla se emplearon algunos días para tener todo controlado y fuera de errores, tenemos que la investigación fue algo más corta.
Ante ello, la pregunta obligada ya no es si la señora Gordillo manejaba a su antojo los dineros del SNTE y si tenía casas, cuentas y demás. Aquí lo importante es ¿cómo es que antes nadie se diera cuenta de todo esto?
La acusación de la PGR no admite dudas. Para el lavado de dinero se requiere por fuerza, del incumplimiento de la ley por parte de autoridades. No sólo son los socios y beneficiarios de la profesora. Debe existir incuestionablemente, una larga serie de irregularidades de parte de diversas autoridades.
No parece sencillo que tales cantidades de dinero fueran movilizados dentro y fuera del país, sin que nadie lo notara. Y ello especialmente, después de que cualquier ciudadano se enfrenta a topes y controles bancarios de todo tipo y tiene que explicar ante las autoridades cualquier movimiento “no regular” en sus cuentas.
Así, en el inicio de todo esto, las autoridades se enfrentan a un problema muy serio, que posiblemente no les interese por el momento, pero que al paso del tiempo trabajará en su contra.
Si la detención de la señora Gordillo no va acompañada de una investigación que aclare bien a bien todo lo sucedido, tendremos entonces que esto quedará ubicado en el terreno de los ajustes políticos, para los cuales se utilizó el peso de las instituciones del estado. Con todo lo que ello representa.
La señora Gordillo formaba parte de uno de los grupos fácticos que el gobierno anunció que combatiría. Pero ella no es el grupo. A lo más, sería la cabeza. Pero hay un partido político, una federación de burócratas y por supuesto, el SNTE. Y todo ello le fue entregado por acciones diversas de los diversos gobiernos bajo los cuales se desempeñó.
Hay personajes que, como Miguel Angel Yunes le acompañaron durante varios años y disfrutaron de sus acciones y poder. Y por lógica, tendrían que ser investigados. Los delitos por los que se ha detenido a la maestra, están lejos de ser de los que se cometen sin tener colaboradores dentro y fuera del poder.
El gobierno debe demostrar que esta acción es parte de un programa en favor de la transparencia y la rendición de cuentas.
De lo contrario, todo quedará en un nuevo “Quinazo”. Y entonces, todos perderemos, especialmente quienes esperan que ahora sí, las promesas para acabar con los grupos de poder que le disputan el poder al estado, sean una realidad.
QMX/nda