Itinerario político
Gustavo Madero es uno de los grandes beneficiarios de la firma por el Pacto por México. Y es, sin lugar a dudas, uno de los pocos que ha entendido que la desesperación del gobierno federal por mantener el citado acuerdo puede no sólo contribuir a su consolidación al frente del PAN, sino también convertirse en el instrumento adecuado para arrinconar al PRI y disputarle algunos triunfos electorales.
Madero se encontró, una vez vencido el PAN en la elección presidencial, con la posibilidad de ser el gran interlocutor con el nuevo gobierno. Se acercó a las negociaciones con la necesidad des fortalecerse y se encontró con la aún más grande urgencia del peñismo por avanzar en las reformas estructurales.
Así, aceptó la firma del Pacto con la mira puesta en el grupo político que hacia el interior del PAN le disputaba el poder político. Y negoció con el gobierno la firma del Pacto, como parte del respaldo para vencer a sus rivales.
Pero Madero entendió, al parecer mejor que muchos en el gobierno, que la actitud de Enrique Peña podía servir para mucho más. Así, las supuestas irregularidades electorales para favorecer a los priístas, le sirvió para elevar las apuestas. Y volvió a ganar.
Ahora, con la fuerza hacia el interior de su partido, al menos hasta que concluya el actual proceso electoral, ha dado un nuevo paso hacia adelante. Ahora, para presionar sobre los resultados electorales de julio próximo. Madero alega tener al alcance de la mano, victorias importantes. Y no importa que ello sea o no cierto. Lo que busca es crear el ambiente adecuado para, una vez que los votos se cuenten, tener los canales abiertos para presionar legalmente. Esto es, pretende ganar en la mesa, y con el Pacto en la mano, lo que no pueda lograr en las urnas.
Y no se requiere de mucho para entender el juego del PAN. Basta con mirar un poco hacia las entidades en las que habrá elecciones para confirmar lo que sucede.
Madero lanzó denuncias a diestra y siniestra por “irregularidades”, con lo que deja abierto el canal de las denuncias. Atoró el programa estrella del peñismo, la cruzada contra el hambre, para que no tuviera impacto en las urnas. Y ahora, está listo para luchar en el campo electoral. Y la forma en que lo hará es clara. La falta de avance en los meses del nuevo gobierno.
Madero sabe como lo saben todos, que el PRI difícilmente tendrá el apoyo de la imagen del gobierno. Desempleo, inseguridad, carestía, inflación, falta de crecimiento, caída de la economía y fenómenos de corrupción en todas sus formas, son elementos que existen en el marco del gobierno y que no pueden ser manejados por los priístas en campaña. Pero esos mismos elementos son los que Madero tiene a su alcance para fortalecer sus campañas.
En otras palabras, Madero entendió que puede presionar al gobierno sin que pase nada. Que puede doblar las apuestas y que el temor del gobierno a perder el Pacto le ayudará a vencer. Sabe que puede amenazar y denunciar sin tener que probar realmente nada. Y sabe que la falta de logros del nuevo gobierno dañará a los priístas y limitará sus campañas, en tanto que le dará presencia al PAN y le permitirá contar con un margen de maniobra electoral mucho más amplio.
Madero no es por supuesto, un líder político real. Pero sí es un político con la capacidad para entender las ventajas a la mano. O las debilidades y temores del gobierno si se quiere.
Utiliza a la administración federal cuando lo necesita, y la golpea cuando le conviene. Sabe que pase lo que pase, el Pacto es su defensa y que el gobierno aceptará lo que sea, con tal de mantener vigente el gran acuerdo nacional.
QMX/nda