Los magos y la gasolina
La reunión del consejo nacional del PAN mostró con toda precisión, el tamaño de la crisis que se vive hacia el interior de un partido que acaba de perder el poder y está a punto de perder su historia.
El encuentro de los panistas sirvió para dejar a la vista la despiadada lucha por el control de los restos del partido. Y anunció que los próximos meses serán el marco de una contienda en la que no sólo participaran los militantes de Acción Nacional.
No se requiere de un gran talento para entender que los discursos presentados en la reunión del fin de semana pasado fueron dirigidos no sólo a los panistas, sino también al gobierno. Y todos, sin faltar uno, buscaron acomodar sus piezas en función de sus intereses de grupo, pero con la idea de buscar el respaldo externo.
Así, las críticas vertidas a la conducción de Gustavo Madero tenían como destinatario al gobierno. Y los ataques al respaldo concedido al Pacto por México, también, sólo que en este punto como algo muy parecido a una advertencia.
Por su parte, los señalamientos que querían explicar el motivo de la razón de la derrota el pasado mes de julio y hablaban de malos comportamientos en el partido y en los centros de poder, esto es a nivel de gobierno, tenían como destinatario a Felipe Calderón y a los grupos que con su apoyo, quieren alcanzar el control absoluto en el PAN. Y también, dejaron ver que, si no ganan, el Pacto por México podría perder fuerza y posibilidades.
Así, se registraron señalamientos que en buen romance dejaron ver que en el PAN están dispuestos a pelear por el control del partido y a negociar con el gobierno. Y entonces, el gobierno se convierte en parte de la guerra interna en el panismo. Asume el papel de “observador”, pero en realidad lo que hace es brindar elementos para elevar el grado de confrontación-divide y vencerás-, y espera que el grupo que haga la mejor oferta, sea el que finalmente obtenga la victoria.
La estrategia sin embargo es tan obvia, que todo mundo en el PAN la ha entendido totalmente. Y si bien el grado de fractura es enorme, bien pudiera ser que a final de cuentas, el gobierno no lograra todo lo que está buscando.
La visita de Enrique Peña al Senado le dio fuerza al grupo de Ernesto Cordero. Y molestó al grupo contrario. Y la respuesta fue el anuncio de las alianzas electorales con el PRD para disputar el poder al PRI en las elecciones de este año.
En el fondo, la reunión del Consejo Nacional del PAN este fin de semana pasado, fue el arranque formal de una batalla en la que todos quieren ganar.
Pero curiosamente, el PRI quedó en la peor de las posiciones. Sea quien se quede con el poder en el PAN, buscará los acuerdos con el gobierno federal no con el PRI. Y en esos acuerdos, habrá por supuesto, temas de corte electoral.
Y es por ello que los priístas sienten que el riesgo del nuevo estilo en las famosas concertacesiones es real. Y temen que la enfermedad, a cambio de un mayor respaldo par el Pacto, podría incluso arrancar antes de que en el PAN se escenifique la batalla final.
Y ello quedaría a la vista a mitad de este año.
La reunión de los panistas tenía como participantes a los priístas. Con todo lo que ello significa.
QMX/nda