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La crisis de Acción Nacional se mantiene a todo vapor. Hay nuevo coordinador de los senadores, pero difícilmente puede hablarse de estabilidad en el PAN. Es más, muchos son los que se preguntan si loa fanes de Gustavo Madero por acabar con sus rivales no serán más adelante, la plataforma sobre la cual se construirá la imagen del grupo que intentará quitarle el control del partido blanquiazul en el proceso interno de renovación a final de año.
Madero presume su victoria. Los “vencidos” simplemente voltean hacia Los Pinos para encontrar la razón y sustento de la “fuerza política” que el presidente del PAN utilizó para alcanzar el derrocamiento de Ernesto Cordero.
Pero a finalizar la breve batalla, los resultados podrían no ser lo que se pretendía.
Cordero perdió una posición y con ella el manejo de una buena cantidad de millones de pesos. Pero a cambio mantuvo el respaldo de la mayor parte de los senadores del PAN. Respaldo que, tambaleante y todo, sirve para hacer crecer a un grupo que, hasta antes del berrinche del señor Madero, no tenía muchas posibilidades de crecimiento.
Gustavo Madero tiene ahora que lidiar con la imagen creciente y difícil de contrarrestar, de “colaboracionista”. A cambio, Cordero tiene las “manos libres” para manejar su actuación política de la manera en que mejor le parezca.
Y si Madero tiene que cumplir con el compromiso de respaldar los proyectos del Pacto, que son los proyectos del gobierno de Enrique Peña, Cordero simplemente tiene que hacer ver el fondo de las reformas y plantear los ajustes que mejor le convengan.
Madero tiene que parecer oposición, pero se encuentra en el peor de los mundos posibles. Si gana las elecciones en Baja California todo mundo sabrá que ello es parte del “pago” que hace el gobierno por el respaldo al Pacto. Si pierde, todo mundo en el PAN los señalará como un títere utilizado por el mismo gobierno para sacar adelante las reformas, pero sin recibir nada a cambio.
Madero le entregó al PRI los votos necesarios para que a partir de ahora, en el Senado de la República, el partido en el poder tenga la mayoría necesaria para hacer avanzar los proyectos legislativos del gobierno.
Cordero se queda, a su vez con la posibilidad de manejar alianzas con el resto de las oposición para entorpecer los avances constitucionales. Y con ello, dejará que la “victoria” de Madero tenga un elevado costo para el propio gobierno federal.
Finalmente, Madero colocó como nuevo coordinador de los senadores panistas, a un legislador que no sólo no es líder de nada, sino que tiene tras de sí un expediente más largo que la cuaresma, con lo que se acepte o no, le entregó al PRI la oportunidad no sólo de recibir apoyo de los legisladores maderistas, sino incluso de ordenar acciones y posiciones, a cambio de no hacer valer el citado expediente.
De esta manera, Madero eliminó del poder a un cuadro que se había convertido en un verdadero dolor de cabeza para el gobierno. Pero perdió y mucho, con la designación para ocupar el lugar de Cordero.
Cordero a su vez, tiene ahora la oportunidad de hacer más y mejor sin tener más límites que su estrategia personal. Y con ello, quedó en condiciones se pensar, con seriedad, en la posibilidad de llegar a finales de año, como una opción para arrebatarle a Madero el control del PAN.
QMX/nda