Libros de ayer y hoy
En la Cámara de Senadores la situación política se descompone a pasos acelerados. Y ahora, en la desesperación por el nivel de ineficacia alcanzado, se intenta entrampar a todo el Congreso.
Ante la inminente aprobación de la reforma educativa, los senadores del PRI encabezados por Emilio Gamboa, se dejaron atrapar de nueva cuenta en la estrategia de las oposiciones. Y ahora, bajo el mando del perredista Miguel Barbosa, dieron apoyo a la idea de una “aprobación en conferencia” de la citada iniciativa, sin entender que semejante idea no sólo carece de sustento jurídico, sino que es un intento por detener todo el proceso legislativo.
Los priistas en el Senado siguen sin entender lo que sucede. Y ante el terror que les provoca que la Cámara de Diputados ponga en marcha una nueva reforma y ellos sean incapaces de hacer lo propio, decidieron seguir la sugerencia de las oposición. Un trabajo bicameral para debatir la iniciativa y con ello ahorrar tiempo y compartir trabajos.
El problema radica en que el trabajo en conferencia no se realiza de esa manera. Cuando sucede, hay un trabajo de un grupo de cada Cámara, para discutir el proyecto antes de que sea debatido en el pleno, ya con el apoyo de todas las bancadas.
En el caso de la reforma educativa, los diputados ya realizaron ese trabajo Incluso, se tienen aprobadas algunas modificaciones a la reforma presidencial, para darle mayor contenido y dar vida a ideas presentadas por los grupos minoritarios.
Así, cuando los senadores de oposición vieron venir la reforma, decidieron provocar a los priístas a un nuevo error. Y lo consiguieron. Las oposiciones quieren simplemente entrampar al gobierno, en tanto que el grupo de Emilio Gamboa busca, con desesperación, una puerta de escape a la presión que tiene sobre su cabeza, por la larga serie de errores que se han cometido en las últimas semanas.
Queda claro que los diputados mantendrán la línea en torno a la reforma educativa. Debatirán el proyecto y lo pondrá en trámite con pase al Senado, en donde Gamboa tendrá que encontrar las soluciones que hasta el momento no ha alcanzado ante panistas y perredistas.
Por el momento, los priístas en el Senado pensaron que resultaba una buena idea el “jalar” a los diputados a una posición en la que la negociación con los grupos de oposición fuera compartida. Y en el caso de que la reforma no avanzara, siempre podrían “compartir” responsabilidades.
Por ello la firmeza de las respuestas lanzadas desde San Lázaro.
El problema en el proceso legislativo sigue siendo el Senado. Es ahí en donde las oposiciones han centrado su fuerza más que nada por la incapacidad política para la negociación y el logro de acuerdos mostrada por la coordinación del PRI.
La situación se complica y mucho, cuando se recuerda el tamaño de los temas que aún faltan por ser resueltos. Y claro está, por los temas que están detenidos en la Cámara Alta.
El tema adquiere una tonalidad un poco más compleja cuando se entiende que muchos de los senadores del PRI están abiertamente molestos por lo que suceda, ya que la “incapacidad” de unos, es algo que cubre ya a todos. Y muchos tienen proyectos a los que en nada ayuda esa imagen.
La desesperación en el Senado alcanzó ya un nivel peligroso. Ya no sólo se sabe que no se puede con la oposición, sino que ahora, para remediar el problema, se busca que la cámara de Diputados detenga su marcha, sin importar que ello no sea más, que en buen romance, entorpecer el avance de las reformas propuestas por el nuevo gobierno.
Un gobierno que, por lo demás, prometió ser de resultados. Algo que en el Senado no existe.
QMX/nda