Cien días de prosperidad compartida
El conflicto con el magisterio amenaza con ser un verdadero dolor de cabeza para el gobierno federal. Ya no es sólo el que la CNTE se haya lanzado a la confrontación abierta o que los gobernadores de Oaxaca y Guerrero hayan sido abiertamente rebasados por el problema. El reto ahora es que el DF pasa a ser el centro de la lucha y que el aparato político del gobierno federal se ha visto, en el mejor de los casos, lento, descoordinado y temeroso.
Gabino Cué, gobernador de Oaxaca, viajó ayer a la capital de la República. Se reunió con diputados en busca de un diálogo que ayude a resolver la crisis que enfrenta el país. Habló con Manlio Fabio Beltrones y dejó ver, claramente, que sabe que no puede resolver el problema solo.
Así, lanzó aquello de la autonomía estatal, pero siempre en un marco de respeto a la Constitución. Y la respuesta fue simple: esa es la ruta adecuada.
En otras palabras, lo que se puso en marcha ayer en la Cámara de Diputados, no fue otra cosa que un intento por llevar el conflicto con los maestros a la ruta institucional. Con ello, se alivia la presión a los gobernadores y por supuesto, se concede una salida digna y política a las dirigencias magisteriales que han endurecido sus posiciones.
No obstante, la ruta no es tan sencilla. Ayer mismo, los maestros en pie de lucha, se mostraron abiertamente contrarios a una situación así. Desconocieron los intentos de Cué y buscaron una ruta que en el discurso al menos, endureciera su posición.
Y queda claro que todo está programado para llegar a mayo, a los festejos del día del maestro y a las negociaciones para aumentos de salarios y situaciones así.
Y aquí es donde el gobierno parece haberse quedado corto.
El golpe político en contra de Elba Esther Gordillo tuvo un importante efecto mediático. La imagen del gobierno se fue a las nubes y muchos entendieron el mensaje que se enviaba y que en pocas palabras anunciaba que no habría debilidades para con nadie.
Pero eso fue todo. No hubo más. Y al paso de los días quedó claro que las consecuencias de las acciones emprendidas no fueron debidamente calculadas.
De esta manera, en el SNTE se perdieron muchos controles. Y se dejó mayor terreno para la CNTE. Se cuestionaron viejos liderazgos, pero no se encontraron sustitutos. Y la CNTE entendió a al perfección el problema. Y aceleró el paso con la idea sencilla, de que cualquier acción del gobierno quedaría ya en el terreno de la represión.
El gobierno tomó sus decisiones, pero se olvidó de la agenda política. Y justo en el momento en que se debate en el Senado la reforma en materia de telecomunicaciones, se desata el conflicto magisterial. Y ello simplemente es el preámbulo para las grandes reformas en el terreno de los energética y en el terreno fiscal.
El gobierno se enreda con sus propias acciones. Fue tan rápido en los primeros meses, que no se dio tiempo para consolidar las cosas.
Y ahora, con los problemas en la lumbre, lo que tiene en las manos es el desgaste de su aparato político.
La inseguridad no ha mejorado un ápice. El varias entidades se desató el problema de los grupos de “autodefensa”. En el Senado la alianza opositora ha rebasado y con mucho, al liderazgo de Emilio Gamboa y el conflicto magisterial puede ser algo más complejo de lo que se había calculado.
Pero el verdadero problema es que todo lo anterior tendrá que resolverse en unas semanas. Si es que en verdad se quiere dar paso a la segunda tanda de grandes reformas.
QMX/nda