¡A los connacionales se les defiende con acciones!
Casi nadie quiere poner atención en el horizonte político. Animados por los éxitos y avances del Pacto por México, la mayor parte de los actores políticos han dejado para “más adelante” el reto de las elecciones que en buena parte del país se realizarán este año.
Entidades como Baja California, Veracruz, Puebla, Sinaloa,Oaxaca y varias más, se enfrascarán en comicios para renovar ya gubernaturas, ya Congresos y alcaldías. Y el panorama muestra a las claras, que la batalla será de gran intensidad.
Baja California pondrá la gubernatura en juego. El problema aquí es el riesgo de una fractura en las filas del priísmo. Los observadores calculan que el PRI podría ganar “casi con cualquier candidato”, a reserva de que la unidad se mantenga. De lo contrario, podrían perder “casi con cualquier candidato”, por más que el PAN no parece tener la fuerza que hace ya algunos años, convirtió a esta entidad en la primera con un mandatario representante del partido blanquiazul.
Pero si Baja California tiene importancia por el nivel de la posición, entidades como Veracruz, Oaxaca y Puebla serían las que mayor importancia política tendrían a final de cuentas.
Primero, para el PRI resulta un reto enorme la posibilidad de que el PAN y el PRD firmen nuevas alianzas para derrotar al PRI, por más que los casos firmados en el pasado reciente muestran con toda claridad, que ese tipo de compromisos no necesariamente se traducen en beneficios para los votantes.
No obstante, la idea de las alianzas avanza. En Puebla, donde habrá elecciones para alcaldes, la situación es muy importante. De acuerdo a las modificaciones hechas en la entidad para llevar las elecciones locales a empatarse con las federales, para esta ocasión se votará por un período de cuatro años y ocho meses para las alcaldías.
Esto es, los alcaldes triunfadores dejarían sus cargos justo en el momento en que se elegiría a los candidatos a la Presidencia de la República y a la gubernatura poblana. Y una alianza entre PAN y PRD podría servir para que el PRI perdiera no sólo las elecciones de este año, sino que lo colocaría contra la pared para los comicios dentro de cinco años.
Otro tanto sucede en Oaxaca y Sinaloa. Las entidades tienen gobiernos coaligado que enfrentan muchos problemas. Pero lo importante es evitar que el PRI recupere plazas. Y panistas y perredistas están dispuestos a mantener su alianza. Y los números en estos momentos, no dan para mucho en el caso de los priístas.
El caso de Veracruz se convierte, por lógicas razones, en una batalla aparte. No se trata sólo de una entidad con votos al por mayor. Se trata de una plataforma política desde la cual poder avanzar hacia otros objetivos. Y como el PRI no se encuentra en la entidad en su mejor momento, la posibilidad de acuerdos es importante.
Debe recordarse además, que para estas elecciones, se tendrá la participación del partido de AMLO que, por lógica, buscará debilitar al PRD, lo que obliga al partido del sol azteca a buscar soportes en donde quiera que pueda encontrarlos.
Este además será, por lógica, un punto de presión para el Pacto por México. De un lado, los partidos de oposición mantendrán hasta el límite, la parte que les conviene del apoyo a los cambios que el país requiere, pero por el otro buscarán debilitar al máximo al gobierno de Enrique Peña, a sabiendas de que cada avance que logren en lo político, se convertirá en beneficios para cada uno de ellos.
Las elecciones de este año no serán parecidas a las que se han visto en el pasado. Habrá ahora, una batalla prácticamente sin cuartel. Y las oposiciones se lanzarán contra el gobierno.
Habrá que ver entonces, hasta donde llegan, especialmente si llegan a perder las elecciones que para ellos resultan vitales. Y claro está, habrá que observar al gobierno, para saber hasta donde quiere llegar en lo político y hasta donde en lo electoral.
En otras palabras, qué es más importante. El triunfo que ayude al PRI a fortalecerse para impulsar las reformas, o el Pacto para fortalecer al gobierno y ver si pueden mantener la “unidad” con las fuerzas de oposición.
QMX/nda