El INE y la complicidad
Con gran lentitud y un enorme esfuerzo para que el proceso no desemboque en un gran escándalo, en el Distrito Federal se hace patente que bajo las administraciones del PRD, la corrupción ha sido algo más que una constante.
Hace apenas un par de semanas se conoció el problema del Delegado en Coyoacán que, para conceder permisos y autorizar obras irregulares, dedica buena parte de su tiempo a la extorsión. En el problema, salió a relucir por supuesto, las dependencias del gobierno capitalino que tendrían que mantener en orden todo este tipo de situaciones.
El conflicto no pasó a mayores, hasta el momento. Pero es obvio que más tarde o más temprano el gobierno tendrá que asumir su responsabilidad y hacer frente al brutal reto de la corrupción que se padece en el Distrito Federal.
Ahora, después de una larga lucha de los vecinos, en San Jerónimo, se ha cancelado una obra que desde que arrancó, despertó primero, la curiosidad de los habitantes de la zona y más tarde, la ira al entender que se realizaba un proyecto que dañaría seriamente el ambiente y en el que además, resultaba evidente la irregularidad de lo que se pretendía.
La cancelación llega no solo por el malestar y trabajo de los vecinos, sino por que a final de cuentas, la Delegación Magdalena Contreras ya no pudo detener la evidente corrupción que se requirió para que los permisos correspondientes fueran otorgados.
Pero el problema en el DF no se queda en estos casos, importantes y claros ejemplos de la corrupción reinante en el terreno del otorgamiento de permisos para la construcción. El problema nos lleva directamente a la explosión inmobiliaria que se ha registrado en la capital del país.
No se requiere de mucho para ver como a lo largo y ancho de la ciudad, se han levantado construcciones en las que se ha violentado la norma respectiva. Y no es necesario ser un experto en la materia para ver como se autorizaron escuelas, condominios y demás, a pesar de que todos quedaban ubicados fuera de las zonas autorizadas o fuera de la reglamentación correspondiente.
Se emitieron permisos ahora se sabe, muchas veces falsos y otras más sin los estudios necesarios para analizar vialidades y tipos de zona en las que se quería construir.
Así, ahora el DF enfrenta un serio problema de congestionamientos en diversas zonas por el exceso de vehículos en el área, o por problema creados por las escuelas que se autorizaron sin entender el efecto que ello tendría en el área.
Así y todo, el problema no es sólo el tema de la falta de estudios y claridad en los proyectos. El problema es de corrupción en el gobierno del Distrito Federal. Los delegados en su mayor parte, se dedicaron a permitir todo tipo de desarrollos inmobiliarios, y como en Coyoacán, establecieron tarifas para conceder los permisos correspondientes.
Las autoridades encargadas de regular todo esto, se sumaron alegremente a la fiesta de las construcciones y el resto del gobierno capitalino simplemente volteó para otra parte.
Ahora, el tema está a la vista. Pero el gobierno del DF quiere mantener todo en el bajo perfil. No quiere que el escándalo estalle. Y apaga el fuego de la extorsión de un Delegado aun constructor. Y ahora clausura una obra ilegal.
Pero esto no es solución alguna al problema general. Y sí en cambio, es un apoyo muy claro a la corrupción. Y claro está es una demostración de apoyo abierto a la impunidad.
QMX/nda