El poder del nombre
A Humberto Benítez Treviño no lo quitaron del cargo como procurador del Consumidor por haber cometido una falta. De acuerdo a lo dicho por el titular de Gobernación, Miguel Osorio Chong, el problema fue ético y de responsabilidad.
Pero si las cosas son así, ¿el problema de fondo quedó resuelto?
El Secretario de Gobernación, al anunciar la remoción del mexiquense recordó que la Secretaría de la Función Pública había determinado que Benítez Treviño no había cometido delito alguno. Y hasta un reconocimiento hizo del ahora ex titular de PROFECO.
Con ello, se eliminaba cualquier posibilidad de sanciones posteriores, Pero se abría una puerta para especulaciones de todo tipo.
Por ejemplo, si el problema fue que con el problema desatado por la hija de Benítez Treviño se dañó la imagen y prestigio de la Procuraduría del Consumidor, ¿qué sucede con quienes, como Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía, aparecieron en público, varias veces, para defender al compañero hoy cesado de su cargo?
Esto es, ¿si el problema tiene que ver con la ética y la responsabilidad, y el cese fue un “mensaje claro” del presidente a todos los funcionarios en este aspecto, no queda corta la acción tomada?
Si la firmeza aparente de la decisión presidencial tiene como intención que todos los funcionarios en su administración entiendan que la ética y la responsabilidad son ejes fundamentales de su labor ¿no Ildefonso Guajardo demostró sin lugar a dudas que no tiene el mismo concepto de la función pública que señala el primer mandatario?
Podría parecer exagerado el señalamiento. Pero el titular de Economía apareció, desde que el problema de la señorita Benítez se hizo público, en varias ocasiones para minimizar el tema y para hacer valer el pasado del hoy titular de PROFECO por sobre el presente. Esto es, quiso que se tomara en cuenta la trayectoria para evadir la responsabilidad de lo sucedido.
Como no fue una sola ocasión que esa defensa se esgrimió, lo que queda claro es que para el Secretario de Economía el concepto de ética y responsabilidad es por lo menos, diferente a lo que se piensa en Los Pinos.
Y ello, se acepte o no, provoca un problema claro, En el gobierno hay quienes no piensan de la misma manera en que lo hace el presidente de la República. Y ello es un problema, ya que esa diferencia se da en el terreno de la ética y la responsabilidad.
Existe por supuesto, una posibilidad más, que no necesariamente tendría que eliminar a la presentada. Podría incluso, ser complementaria.
Todo mundo sabe que Benítez Treviño es uno más de los mexiquenses en el poder que encabeza Enrique Peña. Y todo mundo sabe del afecto que el presidente tiene por él. Así, pudiera ser que como “cabeza del sector” y por lo tanto como “jefe” de Benítez Treviño, Ildefonso Guajardo pensara que la defensa del “maestro” del presidente podría redituarle puntos en sugestión. Y en base a ello, hizo su apuesta.
Ahora, la apuesta se ha perdido. El problema pasó al orden de la ética y la responsabilidad, y el secretario de Economía queda en el terreno más peligroso de todos. No sólo piensa de manera diferente al presidente. También mostró que a la hora de las responsabilidades, tiene en la mano siempre, una excusa para evadirla.
QMX/nda