Abanico
Podrían ser pocas y no tener en el momento, el peso que muchos esperan ver aparecer, pero es claro que en el conflicto entre el gobierno y el magisterio, las señales se han modificado, con lo que hay quienes esperan que la salida institucional para el problema se concrete y pronto.
Primero, fueron los maestros, que sin abandonar posiciones ni discursos, sí decidieron realizar consultas con los padres de familia para determinar la ruta de un conflicto mayor si fuera necesario. Y el regreso a clases mientras ello sucedía, fue una señal clara e importante.
Llegó después la visita del gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, al Senado. Aplausos y apoyos que dejaban ver una ruta diferente para la salida del problema. Y esa señal quedó complementada con el anuncio de que las reformas a la ley de Educación serían enviadas a la Cámara Alta.
Esto significa que el gobierno parece haber aceptado la idea de la realización de foros y consultas con lo que el magisterio tendría la oportunidad que hasta ahora se le ha negado, para hacer valer sus ideas y quejas sobre los riesgos de sus plazas.
Y finalmente, llegó el discurso del pasado lunes del propio titular del Ejecutivo Federal, Enrique Peña, durante el acto en el que el nuevo presidente del Consejo de la comunicación AC, tomó posesión.
En dicho evento, el presidente Peña destacó que, deponiendo cualquier interés de orden particular, “lo más importante es conjugar esfuerzos para impulsar grandes transformaciones y grandes cambios para el país”.
No es necesario un esfuerzo especial para entender que el tomo y el lenguaje empleado por el presidente ha cambiado. Es totalmente diferente la forma en que se refirió al conflicto con los maestros al inicio del problema, a la forma en que lo hizo este lunas.
Del tono de confrontación abierta cuando asumió los costos del desalojo en la autopista a Acapulco hace unos días, a lo dicho hace unas horas, hay un mundo de diferencia..
Y la situación podría ser aún más clara si se toma en cuenta que en el mencionado evento de este lunes, el primer mandatario estableció que “estamos generando conciencia social y estamos escuchando las voces disidentes que ofrecen resistencias al cambio”, para inmediatamente marcar que “debe caber entre todos una actitud positiva y en favor de lo que México necesita”.
Si todo lo anterior puede ser unido, el resultado lógico es que la salida institucional al conflicto podría no estar lejos.
La reforma a la ley de Educación tendría cabida para los recelos del magisterio y con ello, no habría vencedores ni vencidos, sino un avance serio e importante en uno de los terrenos en los que el país más requiere de cambios profundos para acabar con la parálisis.
Con todo esto, entonces la idea de un período extraordinario en el que se analizarían las modificación de fondo en el terreno educativo, podría caminar de manera fluida y en tiempos relativamente cortos.
Quedaría el problema de los gobernadores, Especialmente el de Guerrero, Angel Aguirre, quien a estas alturas del problema, no pasa de ser un problema para todos.
Pero si las cosas salen como parecen estar planteadas, el gobierno federal podría alcanzar una de sus victorias políticas más significativas.
Especialmente por que las modificaciones en el campo de la educación, abrirán espacios de todo tipo para muchos grupos de todo corte.
QMX/nda