Poder y dinero
Aún antes de que se conozcan las “nuevas medidas” que se tomarán para mantener vivo y firme el Pacto por México, lo que está a la vista es el esfuerzo del gobierno por fortalecer, en lo posible, a las dirigencias del PAN y el PRD.
No es necesario un análisis profundo o un trabajo especial para entender que, por supuesto, buena parte de lo sucedido en los últimos días ha tenido como beneficiarios a los partidos de oposición. Mejor, dicho, a los grupos que dirigen esos partidos.
Gustavo Madero, debilitado en grado extremo y con una terrible incapacidad para recuperar el terreno perdido, es en el lado de Acción Nacional el principal beneficiado. Con su “berrinche” a causa del supuesto manipuleo de los programas sociales para beneficiar al PRI, el señor Madero apareció como “un líder claro y determinado” no ante la sociedad, sino ante sus compañeros de partido.
A estas alturas del proceso, para pocos parece posible el que Madero se mantenga al frente del PAN. Pero el gobierno intenta por todos los medios, mantener ese liderazgo, ya que si Madero se mantiene al frente del panismo, los acuerdos con la oposición de derecha podrán mantenerse. Y con ello, los proyectos que requieren de acuerdos en el Congreso.
Así, los panistas quieren aprovechar la oportunidad, y buscan mejorar las condiciones actuales a base de una presión “autorizada” y claro está, “controlada”. No obstante, la posibilidad de pactos político electorales no quedan descartados. Y no son pocos los que voltean los ojos hacia Baja California para encontrar, o tratar de hacerlo, la base de estos acuerdos.
Por lo pronto, Madero recibió un tanque de oxígeno de parte del gobierno. Y si la semana próxima el PAN “decide” mantenerse dentro del Pacto, el dirigente del PAN habrá alcanzado la primera de las metas marcadas, en tanto que el gobierno asegurará, por lo menos hasta la parte final del año, un seguro para el Pacto por México y sus proyectos de fondo.
Por lo que se refiere al PRD, el gobierno, después del terrible tropezón que significó el apoyo público a Rosario Robles, aceptó que la titular de Desarrollo Social fuera llamada al Senado de la República.
El gobierno dejó correr a los rivales y aceptó que la señora Robles, y con ella el programa “Cruzada Contra el hambre” fuera crucificado para dar satisfacción política a los partidos de oposición.
Los senadores del PRI “apoyaron” sólo hasta cierto límite a la funcionaria del peñismo y se mantuvieron alejados de la idea de que lo que se había puesto en el paredón no era otra cosa que el único programa real del actual gobierno.
Los legisladores del PRI permitieron que los perredistas, aquellos que no hace mucho aplaudieron los programas sociales de la señora Robles cuando encabezó el gobierno del Distrito Federal, atacaran con todo a la funcionaria. Y guardaron silencio singular, al momento de los cuestionamientos de fondo.
Con ello, el PRD “se lavó la cara” ante sus seguidores y “apareció” como un partido crítico frente al gobierno. Justo con los márgenes de movilidad necesarios para, en su momento, regresar a dar respaldo a los programas del gobierno.
Por supuesto, en todo esto el gobierno paga un costo. Y el PRI aparece como “obediente sin ideas” ante las necesidades políticas del gobierno.
Pero a cinco meses de iniciada la administración federal, esto podría no ser un buen comienzo. Y al paso de los meses, podría degenerar en problemas de todo tipo.
Especialmente si, a pesar de todo, las dirigencias actuales en ambos partidos son incapaces de sostenerse en el poder.
QMX/nda