PERSPECTIVAS: Pacto

10 de enero de 2013
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9:19
Norberto de Aquino

Resultaría en verdad, difícil encontrar un nombramiento que unificara tantas opiniones en contra, como la designación de José Murat como coordinador del Pacto por México.

Es más, sería complejo intentar encontrar un caso que, con la sola aparición del elegido, fuera capaz de poner en duda el citado Pacto y que despertara tantas dudas sobre las verdaderas intenciones del que hasta hace unos días, se consideraba el paso más importante del gobierno en mucho tiempo.

La trayectoria de José Murat no dejas muchas dudas sobre su personalidad. Y bastaría con recordad el pasado reciente para entender que la incongruencia entre lo que se dice en el Pacto y lo que significa el arribo de José Murat es algo más que obvia.

El gobierno de Enrique Peña se quiere fincar en los resultados. La apuesta es precisamente esa, los resultados. Y fundamentalmente en renglones tan sensibles como el hambre, la pobreza, la seguridad y la educación.

Así las cosas, valdría la pena preguntar si el gobierno de José Murat en Oaxaca, hace algo más de seis años, fue de resultados especialmente importantes en esos renglones.

Por supuesto, está claro que en esta ocasión no es el Pacto el encargado de planificar y poner en marcha las acciones para resolver los problemas. Pero también queda claro que la alianza política necesaria para ello es fundamental. Y el encargado de esa alianza no es otro que el señor Murat.

De esta manera, el problema entra en el terreno de la congruencia, la honestidad política y el oportunismo. Y todo ello resulta dañino para el Pacto si esos fueron los elementos para formar el acuerdo que el gobierno quiere vender a la sociedad como respuesta al estancamiento nacional.

El reto entonces, es la forma en que se analiza la política desde el gobierno. Se da paso a un pragmatismo total en el que no importa el cómo se logren las cosas, siempre que el resultado sea el que el gobierno busca.

Los expertos consideran que en política la moral y la ética no necesariamente son partes indispensables. Y que lo que en muchos casos puede ser vicio, en política puede ser virtud. Pero en este caso, uno de los argumentos del gobierno es precisamente, el de la honestidad.

Así las cosas, el Pacto ha encontrado en sus propias filas uno de sus principales obstáculos.

Todos saben que Murat ha sido, desde siempre, un político que ha “vendido” su relación con las izquierdas. Y que ante los problemas, de cualquier tipo, siempre ha vendido las “soluciones” para cada caso.

Pero el que el gobierno que quiere ser “diferente” y que desea marcar diferencias claras con buena parte del pasado y con una buena parte de los cuadros del “viejo PRI” se valga de José Murat para coordinar su gran Pacto resulta un tanto incongruente.

Por lo pronto, el nombramiento de Murat como coordinador rector del Pacto ha unificado las opiniones en contra. Y según avance el tiempo, las condiciones podrían empeorar, especialmente cuando el tema de la “comercialización” del acuerdo tome fuerza y se convierta en una bandera de discusión y de dudas.

Pocas cosas podrían haber causado tantas especulaciones sobre el Pacto como el citado caso del señor Murat. Y pocas cosas serán más dañinas como esto al paso del tiempo.

QMX/nda

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