Ocultar los muertos
El diputado Manlio Fabio Beltrones ha cuestionado a las autoridades que por incumplimiento de sus funciones, han sido rebasadas por el nacimiento de grupos paramilitares de “autodefensa” en diversas partes del país. El gobernador Ángel Aguirre de Guerrero, uno de los afectados por la crítica, se ha lanzado en contra del legislador por sus planteamientos. ¿Y el presidente de la República responde con un llamado a la prudencia?
El diputado Beltrones ha puesto en la mesa de los debates si la existencia de grupos armados que ocupan el lugar de las autoridades es o no un síntoma de ingobernabilidad. El gobernador Aguirre quiere convertir el tema en un asunto de corte personal y agrede al legislador. ¿Y el presidente todo lo que tiene que decir es que hay que mantener el diálogo para que el Pacto siga viento en popa?.
El problema, pacto o no, es que en el país las secuelas de la violencia siguen aumentando. Y la presencia de grupos armados en un buen número de poblaciones es, se acepte o no, la demostración del fracaso de las autoridades, especialmente locales.
Todo mundo entiende que lo que se violenta con este tipo de situaciones es el marco de la ley. Y que la crítica es real en tanto el problema sea real. Y como en este caso los grupos están a la vista de todos ¿lo que va a resolver el problema es la prudencia y el diálogo?
El gobierno en todos sus niveles está obligado, por ley, a cumplir con sus responsabilidades. La autoridad de todo tipo, no puede evadir su responsabilidad. La ley le obliga. Y la misma ley marca cuales son sus responsabilidades en cada caso.
De esta manera, la pregunta no es si un diputado o cualquier otro que haga una crítica, tiene o no un afán particular. La pregunta es si la crítica responde o no a la realidad. Y de ser así, como en este caso lo es, el presidente de la República no cumple con su responsabilidad al hacer un llamado a la prudencia o al diálogo entre un gobernador y un diputado, ya que el problema no es la diferencia entre ellos, en caso de que exista, sino la existencia de grupos que violan la ley.
¿La aplicación del diálogo y la prudencia acaban con el problema o simplemente lo aumentan? ¿Al dialogar con quienes cometen un delito, como es el caso, no se inicia una negociación de la ley? ¿El negociar la ley es parte de la responsabilidad del gobierno? ¿No simplemente se tiene que hacer respetar la ley y aplicarla como está ordenado?
Resulta por demás serio que ante un problema de esta naturaleza, el mensaje de Enrique Peña Nieto sea de esta magnitud. Lo importante para el país es el respeto a la ley. ¿De qué sirve el Pacto si lo que se logre, en el caso de que algo se logre, tendrá como cimiento la negociación de la ley?
La existencia de grupos armados, que tienen orígenes por demás oscuros y preocupantes, no es una buena señal para los ciudadanos. Pero las cosas adquieren una tonalidad aún más grave cuando el propio presidente de la República hace su aparición en el escenario y lo que pide es prudencia entre quienes plantean el respeto a la ley y quienes quieren negociarla, dejando de lado a quienes cometen el delito.
Esta es una situación que puede conducirnos a problemas mayores.
El actual gobierno ha dado paso a la impunidad para los responsables del ridículo en que convirtió el asunto Cassez. Ha seguido los mismos pasos en el tema de los militares presos sin pruebas. Y no da muestras de querer cambiar su estilo. La impunidad es la realidad.
Y los grupos armados a los que Angel Aguirre quiere “legitimar” no son más que un paso en esa dirección, aún cuando nadie ponga atención lo que se encuentra al final de ese camino.
QMX/nda