Libros de ayer y hoy
En su momento, las tragedias de Pasta de Conchos y de la guardería ABC fueron causa de evidentes silencios por parte del priismo, entonces en la oposición. En el caso de los mineros, mantuvieron una actitud más bien pasiva, en tanto que en lo que se refiere a la escandalosa corrupción que llevó a la muerte de medio centenar de infantes en Sonora, prefirieron buscar un “reparto” de culpas que concluyera en un vacío en lo que a responsabilidades se refiere.
Ahora, desde el poder y con el manejo político de los tiempos, el priismo anuncia, con diferencia de apenas unas horas, definiciones sobre esos asuntos tan sensibles para la sociedad, y con un elevado contenido de presión política para muchos de los que hoy se confrontan con el gobierno.
Pero las cosas podrían tener efectos poco alentadores para el propio gobierno, por más que sea evidente que desde el poder estén más que dispuestos a sacrificar cuadros priistas, con tal de fortalecer imagen, presencia y proyectos oficiales.
De esta manera y en lo que al caso Pasta de Conchos se refiere, el tema no puede ser tan sólo el rescate de los restos de los mineros atrapados en la explosión que sacudió mucho más que una mina.
Si se recuerda, la situación política en ese entonces en el sector minero, estaba a punto de romper con un choque entre el gobierno, aliado con los patrones, para destruir políticamente, a la dirigencia del sindicato del ramo.
La confrontación estaba a la vista. Y la explosión simplemente detuvo el choque. Pero al reiniciarse el rescate de los cadáveres lo que se tiene que determinar, y ese es el punto del rompimiento en aquel entonces, es si en Pasta de Conchos se respetaban las condiciones de seguridad para los trabajadores.
La investigación que realizó en aquel la comisión plural de la Cámara de Diputados, concluyó con el señalamiento de que había responsabilidad de las Secretarías del Trabajo, de Economía y faltas de la Secretaría de Gobernación. Por supuesto, se tenía un apartado para los patrones, en el que se hacían notar las muchas irregularidades del caso.
Así, reabrir la mina no puede ser sólo para rescatar restos de los mineros. Debe servir para determinar el grado de responsabilidad de las autoridades, patrones y líderes sindicales. Y claro está, aplicar las sanciones del caso si es que hay, como se supone, hechos que castigar.
Por lo que se refiere a la guardería ABC en Hermosillo, la situación es un poco más compleja, ya que a querer o no, habría muchas “figuras” que podrían quedar involucradas. Está, Eduardo Bours, gobernador en el momento de la tragedia. Ernesto Gándara, Alcalde entonces y hoy senador. Pero además, entraría en conflicto Juan Molinar Horcacitas, entonces director del IMSS y actualmente, una de las figuras de la oposición con las que el gobierno de Enrique Peña mejor se entiende para mantener la vigencia del Pacto por México. A ello, súmele funcionarios del IMSS y personajes ligados a la guardería y a la familia de la esposa de Felipe Calderón.
Así, en ambos casos, parece más un efecto mediático de presión contra el panismo, que un afán de aclarar las cosas.
No se duda de la decisión del gobierno de llevar a sacrificio a hombres ligados a su partido. Lo que parece es que una decisión así podría no ser todo lo útil que se piensa. En cambio, podría ser mucho más útil para presionar a los enemigos del Pacto, varios de los cuales, como Javier Lozano (Pasta de Conchos) y Calderón mismo, (guardería IMSS) preferirían guardar silencio ante las reformas y hasta apoyarlas, antes que provocar escándalos que pudieran darles mayores dolores de cabeza, algo con lo que sin duda alguna, se conformaría el actual gobierno.
QMX/nda