Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Como contexto, los Redskins o en español pieles rojas no son ninguna tribu. Es la forma despectiva de llamar a los nativos americanos y es como si nombraran a un equipo de cualquier deporte, por ejemplo, los New Mexico Wetbacks, éste término es la forma despectiva para llamar a los migrantes que a traviesan el río Bravo con rumbo a Estados Unidos.
Pusieron en jaque mate a la NFL y a la franquicia de los Redskins, debido a que su más grande patrocinador FedEx solicitó cambiar el nombre del equipo de manera pública, debido a su origen peyorativo y racial. Después Bank of America, PepsiCo, Nike y Amazon se les unieron, los últimos dos, retirando todos sus productos a la venta.
En 2013, la empresa Federal Express pagó la cantidad de $225 millones de dólares a los Redskins por su nameing, esto es, el término mercadológico, de la acción de pagar el nombre del estadio como lo es el caso del AT&T de los Cowboys o Levis de 49ers y estos contratos por nameing no son por menos de diez años y contiene cláusulas para una renovación más asequible.
Bueno, por allá del también lejano 2013, el actual propietario de los Redskins, el multimillonario Daniel Snyder, había dejado muy claro en una entrevista con Usa Today que “No vamos a cambiar nunca el nombre”, esto debido a que numerosos grupos en defensa de los derechos civiles habían insistido en que el equipo de fútbol americano debía cambiar su nombre, pero las demandas nunca vinieron de un grupo de poder importante.
Por parte de la NFL, el comisionado Goodell en su momento salió a decir que se habían portado mal con la comunidad afroamericana y que esto debía cambiar, a la fecha no ha pasado nada. Parte de esto radica en que la liga está llena de amigos del presidente racista Donald Trump, uno de sus cuates es el dueño de los Redskins, así como Shahid Khan, dueño de los Jaguars, Robert Kraft, dueño de los Patriots y Stephen Ross, dueño de los Dolphins. Éstos personajes son de los que aportan mucho dinero para las campañas.
Creo que esto está cerrado y debieron haberle dicho al dueño de los Redskins la frase never say never, nunca digas nunca. Ésto es prácticamente un hecho y la gente que trabaja para la organización de los Redskins, tendrá mucho trabajo para generar un branding en tan poco tiempo y todo lo que esto conlleva, que es la elaboración del logo o símbolo, los colores, tipografía, la mascota del equipo, entre otras cosas, pero lo más importante el nombre.
Algunos medios ya especulan con algunos posibles nombres, pero ninguno de manera oficial y a mi parecer, hay que soltar esa renuencia al cambio y pienso que hasta les va a beneficiar a los Washington Redskins, ya que alguien como yo, de mi edad, asocia a los pieles rojas como una franquicia perdedora, en virtud de que en los últimos 20 años el equipo ha tenido temporadas desastrosas, en los que de manera constante tienen rachas perdedoras.