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CIUDAD DEL VATICANO, 13 de febrero (Quadratín México).- Benedicto XVI pidió que le recuerden con una oración, incluso cuando deje de ser Papa, durante la misa por el Miércoles de Ceniza que pronunció ante más de cinco mil personas en la Basílica de San Pedro.
Ante cardenales, obispos, sacerdotes y fieles en general, el líder católico invocó la ayuda del apóstol San Pedro para que conduzca a la Iglesia en este momento, haciendo referencia implícita al próximo cambio de pontífice.
“Esta noche somos numerosos en torno a la tumba del apóstol Pedro también para pedir su intercesión por el camino de la Iglesia en este particular momento, renovando nuestra fe en el pastor supremo, Cristo Señor”, señaló.
El pontífice, quien vestía la casulla violeta de la temporada de Cuaresma, agregó que “para mí es una ocasión propicia para agradecer a todos, especialmente a los fieles de la diócesis de Roma, mientras me apresto a concluir el ministerio petrino y para pedir un particular recuerdo en la oración”.
Más adelante Joseph Ratzinger reflexionó sobre un pasaje bíblico en el cual se pide volver a Dios “con todo el corazón, con ayunos, con llantos y lamentos”.
Recordó que este día inició la Cuaresma, los cuarenta días antes de la celebración de la Pascua y cuyo camino penitencial cada fiel debe ser consciente que no lo afronta por sí solo, sino con tantos hermanos de la Iglesia.
Por eso llamó a vivir este tiempo con una más intensa y evidente comunión eclesial, superando individualismos y rivalidades, demostrando así un signo “humilde y precioso” para aquellos que están lejanos de la fe o son indiferentes.
“En nuestros días muchos están listos para “rasgarse las vestiduras” ante los escándalos y las injusticias naturalmente cometidos por otros-, pero pocos parecen disponibles a actuar sobre el propio corazón, sobre la propia conciencia y sobre las propias intenciones, dejando que el señor transforme, renueva y convierta”, agregó.
El Papa instó a reflexionar sobre la importancia del testimonio de fe y de vida cristiana de cada uno de los católicos, así como de sus comunidades, para manifestar el rostro de la Iglesia pese a las divisiones del cuerpo eclesial.
Retornar a Dios, dijo, con todo el corazón pasa también “a través de la cruz”, es un camino en el cual aprender, cada día, a salir cada vez más del propio egoísmo y de la propia cerrazón, para hacer espacio a Dios que abre y transforma el alma.
“El verdadero discípulo no se sirve a sí mismo o al público, sino a su señor, en la simpleza y en la generosidad. Nuestro testimonio entonces será cada vez más incisivo cuanto menos busquemos nuestra gloria y seremos conscientes que la recompensa del justo es Dios mismo”, subrayó.
Esta fue la segunda aparición en público del Papa después de que el pasado día 11 anunciara que renunciará al Trono de Pedro el 28 de febrero próximo. Esta mañana celebró la audiencia pública de los miércoles, a la que asistieron unas diez mil personas.
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