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CIUDAD DE MÉXICO, 16 de agosto (Quadratín México).- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió a los próximos legisladores analizar el “drama humano” que viven los migrantes centroamericanos que atraviesan por este país para llegar a Estados Unidos.
Por esta causa, la Iglesia Católica exhortó a los futuros legisladores a elaborar propuestas para proteger a los migrantes que pasan por México y que “presionen a los líderes estadounidenses para que allá los acepten como seres humanos y hermanos, y que no olviden que son un país formado por migrantes”.
En un mensaje firmado por el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, y distribuido por la CEM, el prelado relató las situaciones dramáticas que viven los migrantes mexicanos, hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses y de otras nacionalidades en su anhelo por llegar al “norte”.
“Es aterrador y conmovedor conocer sus historias, las penurias que padecen, la inseguridad a que se exponen, el desgarramiento de las familias.
“Varias veces hemos denunciado las extorsiones de que son víctimas, los secuestros y asesinatos perpetrados por grupos criminales y narcotraficantes, sin la suficiente protección de las autoridades correspondientes”, destacó.
Por tanto, agregó, “nos duele y preocupa que en algunas partes predomine el recelo, la desconfianza y el rechazo. Cuestiona nuestra práctica evangelizadora la actitud de vecinos que impiden que la Iglesia les proporcione albergue y asistencia humanitaria”.
Arizmendi Esquivel sostuvo que “no sólo no les comparte algo para sobrevivir, sino que los atacan y excluyen. ¿Eso es cristiano?”, cuestionó.
Es verdad, dijo, “que uno que otro migrante, en su desesperación e indigencia, comete tropelías, atropella, invade y hasta llega a dañar a los vecinos. No todos son pacíficos, inocentes y santos, pero no por unos pocos se les debe condenar a todos”.
No obstante, el obispo aplaudió que mucha gente se pone en el lugar de los migrantes y les asiste, de una u otra forma, con alimentos, medicinas, ropa, dinero y protección jurídica.
“Son varios los albergues que nuestras diócesis y congregaciones religiosas hemos promovido en las fronteras norte y sur, así como en su trayecto”, refirió.
“No sólo un sacerdote se preocupa por ellos, hay muchísimos samaritanos anónimos que les hacen menos duro su paso entre nosotros.
“Nunca salen en las noticias, pero son quienes sostienen la esperanza de los que intentan por todos los medios salir de su miseria y encontrar oportunidades de una vida mejor, para sí y para los suyos”, resaltó.
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