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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de mayo de 2017.- Habitantes del municipio de Aconchi, en Sonora, afectados por el derrame de metales pesados de la mina Buenavista del Cobre, propiedad del Grupo México, ocurrida en agosto de 2014, piden transparentar los resultados de los estudios de calidad del agua del Río Sonora.
Francisco Ramón Miranda, habitante de la comunidad, explica que repetidamente han pedido los estudios, y aunque la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha dicho que el agua no tiene problemas, los remite con las autoridades municipales, que no entrega los resultados.
“Definitivamente hay incertidumbre, estamos seguros que el agua está contaminada”, dice en entrevista telefónica con Quadratín.
Aclara que no usan el agua para consumo humano, pero eso les encarece el consumo a ellos, además de que Grupo México se comprometió a poner 36 plantas potabilizadoras de agua así como una clínica de salud para los afectados por el tóxico derrame, pero al paso del tiempo la promesa comenzó a diluirse.
“Respecto a la clínica recientemente hubo una visita de la gobernadora [Claudia Pavlovich] y nos dio noticias que nos dejaron incertidumbre porque de las 36 plantas que se comprometieron las bajaron a 28 y ahora ella vino a avisar que nada más serán nueve plantas, de esas nueve dos van a ser de tipo ambulante. Según la autoridad de Conagua el río está limpio pero nosotros estamos pidiendo datos sólidos de por qué sí está limpio no dan información”, agrega.
Para ellos, la contaminación de 70 toneladas de metales pesados no sólo está en el lecho del río sino también en algunos pozos habilitados.
“Nos quieren decir que las 70 toneladas de metales pesados está en el lecho del río, nadie dice dónde pero ahí está, tenemos resultados de expertos independientes que dicen que hay fosas contaminadas pero lo más grave es que esos pozos algún día los negaron o cancelaron [su uso] y son los mismos que nos están surtiendo ahora de agua potable, solo les pusieron una cerca y le pusieron fideicomiso Río Sonora, ningún pozo ha sido reinstalado, excepto uno o dos”, asegura.
Les cambió la vida la contaminación de los afluentes
Antes del derrame la vida en los alrededores del Río Sonora era tranquila, se vivía bien, el agua que tomaban era de la llave pero no les daba desconfianza, y se producía maíz, dice Francisco. Pero luego del derrame salieron les dijeron que el río era tóxico y que además había mucha fosa séptica.
“Pero el terrible derrame ahí está”, reitera.
Pide a la gobernadora que les ayude y que no actúe como vocera de Grupo México, ya que mientras no tengan certidumbre la vida se les agrava.
Agrega que incluso generaban productos con la marca Río Sonora, pero ahora la gente ya no los consume, por lo que algunos productores han optado por cambiárselo. “La marca Río Sonora fue afectada, la gente no te compra productos, entonces ahí hay un engaño, los productos la gente los fabrica acá pero le pone etiquetas de fabricados en otro lugar y es grave porque va a afectar a otras personas”, alerta.
Francisca García es otra habitante que dio su testimonio a Quadratín y afirma que su vida dio un giro de 180 grados.
“Vivía en la comunidad tranquila, hacía mi vida normal con labores en casa, me iba a la milpa a ayudar a mi papá y de repente el derrame te pone con la incertidumbre, miedo, desesperanza de no saber qué va a pasar con tu forma de vida, económicamente vives de las milpas, entonces te cambia la forma de vivir”, concluye.