Itinerario político
Dos días de demandas y tolerancia
Nadie con buen juicio podrá demeritar las manifestaciones de las mujeres, que durante dos días reprocharon la falta de atención de las autoridades y la sociedad a sus graves problemas de inseguridad, de la falta de respeto, del incumplimiento laboral, del acoso, de violaciones y de desprecio.
Estos movimientos marcarán un antes y un después en nuestro país. Es el parteaguas que nos llevará a un México que trate a las mujeres con más respeto, dignidad, equidad, consideración y cuidado.
No faltaron los “chairos” que pese a tener mujeres en su familia hicieron hasta lo imposible por desvirtuar este movimiento y tratar de defender un gobierno que muy poco ha hecho por ellas y que las obligó a salir a la calle para manifestarse.
En el aspecto laboral, los principales dirigentes sindicales hablaron claro y contundente en favor de la mujer trabajadores y en respaldo total a su lucha justa. Tanto Carlos Aceves del Olmo, en su calidad de presidente del Congreso del Trabajo y secretario general de la CTM, como Reyes Soberanis Moreno, secretario general de la COR y Primer Vicepresidente del Congreso del Trabajo plantearon en tiempo y forma al respaldo total al movimiento feminista.
Lo malo fueron los pequeños grupos de radicales que sólo aparecen en las manifestaciones para escandalizar, agredir, dañar, pintar y lanzar bombas molotov ante la absurda complacencia de las autoridades.
En 1975, coincidiendo con el año internacional de la Mujer, las Naciones Unidas acordaron celebrar cada 8 de Marzo el Día Internacional de la Mujer, conmemorando la lucha de la mujer para participaren la sociedad en condiciones de igualdad con el hombre.
El Secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU ) en su mensaje del Día Internacional de la Mujer en 2017 hizo referencia a la igualdad de género, señalándola como “Parte elemental de la agenda rumbo al 2030 para el Desarrollo sostenible”.
Sin embargo hace falta mucho por hacer. La violencia e inequidad de Género está hoy más marcada y en el peor nivel en nuestro país.
Según los datos de la Encuesta Nacional patrocinada por grupos en pro de la Mujer sobre Dinámica de las relaciones en los hogares del INEGI realizada en el 2018 el 66.1% de las mujeres mayores de 18 años han sufrido algún tipo de agresión física, psicológica o sexual, solo el 9.45% realizo una denuncia al respecto.
La ONU considera que la violencia de género es una “Pandemia, y clasifica al país entre las peores naciones con problemas de esta naturaleza, convirtiendo a México y Centro América en la región del mundo más violenta para las mujeres fuera de una zona de guerra.
La violencia de género es parte del problema creado por la desigualdad de género la cual tiene su expresión en los actos cotidianos que se cometen contra mujeres y niñas lo que es una de las más extendidas formas de violación a los derechos humanos, trayendo consigo repercusiones en la salud, la libertad, la seguridad e incluso para la vida e integridad de las mujeres, lo cual se agrava por el ambiente de impunidad, insensibilidad y ausencia de la rendición de cuentas por parte de las autoridades de justicia.
En 2017 México ocupo el segundo lugar en feminicidios en una relación de 24 naciones, tan solo por debajo de Brasil. En 2019 ocupo tristemente en primer lugar, en ese año se registraron 890 víctimas, mientras que el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios identifico más de tres mil.
Los índices de Feminicidios crecen a la par que la inseguridad, siendo los focos rojos Chihuahua, Sinaloa, Nuevo León, y el Estado de México y aunque el delito está tipificado, solo 10 entidades federativas establecen la obligación de elaborar protocolos para la investigación.
Enero 2020, mes con mas feminicidios de niñas y adolescentes que se tenga registro en México y las cifras arrojan que el día de hoy se cometen entre 10 y 11 feminicidios diariamente.
Las respuestas gubernamentales escasean y cuando aparecen, lejos de apaciguar, ofenden. Entre tanto, la urgencia e indignación se acumulan y dan paso a nuevas formas de exigencia que salen de las lógicas políticas tradicionales.
Son las mujeres más jóvenes, hartas de tanta simulación quienes se han organizado en un poderoso movimiento que reclama la titularidad de sus derechos y rechaza el estado actual de las cosas, exigiendo un nuevo pacto social. La demanda es clara: el Estado Mexicano debe reconocerla magnitud de la violencia contra ellas y cambiar en consecuencia…