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CIUDAD DE MÉXICO, 2 de abril de 2019.- Desde que en 1994 el volcán Popocatépetl retomó su actividad, requería de la presencia de un domo o tapón que limitara la salida de gases y material rocoso para hacer erupción, pero luego de los sismos de 2017 se comenzaron a registrar algunos cambios en su actividad.
Los más recientes y constantes estudios del coloso, así como esta actividad que registra en los últimos meses, ha llevado a expertos del Instituto de Geofísica (IGEF) de la UNAM a determinar tres posibles escenarios del comportamiento que tendrá el volcán en el futuro inmediato. El primero: que regrese a la actividad que ha tenido en los últimos 25 años, con nuevos ciclos de construcción y destrucción de domos.
El segundo, el más probable, es que continúe con la actividad actual, con intensidad moderada, en la que los gases se van acumulando por horas o días y son liberados, como se ha visto en otros volcanes del mundo.
Igualmente, añadieron los expertos de la UNAM, existe la posibilidad de que después de un largo periodo sin explosiones ni emisiones de gases, la presión acumulada sea liberada de forma rápida, provocando una erupción de gran magnitud, aunque esto es muy poco probable.
El volcán Popocatépetl no ha aumentado la frecuencia de explosiones, lo que varió es su naturaleza, coincidieron especialistas, por lo que continuaría en los próximos meses con actividad intensa-moderada, en la que los gases se acumulan por horas o días y son liberados sin problema.
En conferencia este martes en las instalaciones del Servicio Sismológico Nacional, Servando de la Cruz Reyna, investigador del Departamento de Vulcanología del IGEF, explicó que en 25 años de actividad, es la primera ocasión que se observan explosiones importantes sin necesidad de la presencia de un domo.
“Éste es el cambio más importante que se ha observado y es lo que se tomó en cuenta para aumentar la guardia y analizar las cosas con mayor detalle”, destacó el también miembro del Comité Científico Asesor del volcán Popocatépetl, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
El experto precisó que desde 1994, cuando el coloso retomó su actividad, requería de la presencia de un domo o tapón que limitara la salida de gases y material rocoso para hacer erupción, pero luego de los sismos de 2017 se comenzaron a registrar algunos cambios en su actividad.
Luego de la explosión del domo 82, a inicios de marzo, se registró la presencia de columnas de humo y salida de material incandescente de forma libre, algo que no había sido observado antes.
“No es un aumento de la actividad, es un cambio en el estilo, situación que debe ser evaluada en términos de riesgo para mantener la certeza de que el grado de alerta a la población es el adecuado. Lo más natural entonces era elevar el nivel de la guardia y ver qué está pasando”, remarcó.
Hugo Delgado Granados, director del IGEF, resaltó que las decisiones recientes que han tomado las autoridades respecto al comportamiento del coloso cuentan con respaldo de los científicos de la UNAM, quienes han aportado un análisis más preciso.
Al respecto Claus Siebe y Robin Campion, expertos del Departamento de Vulcanología, indicaron que el monitoreo del Popocatépetl es sumamente demandante; lo realiza el Cenapred en colaboración con el Instituto de Geofísica, lo que ha permitido conocer más a fondo sus características en beneficio de la población.
Campion subrayó que la Universidad monitorea constantemente la actividad sísmica en el coloso, el muestreo y análisis de ceniza (que revela el tipo de materiales que se emiten) y las mediciones de gases, entre otros factores.
“Una de las características del Popo es que 98 por ciento del material que emite se queda en la superficie misma del volcán, y sólo dos por ciento sale de él. Hasta el momento, se ha visualizado un aumento en el diámetro del cráter y se ha hecho más profundo”, puntualizó.
Ana Lillian Martín del Pozzo, experta en el estudio de ceniza volcánica y también miembro del Comité Científico Asesor del volcán Popocatépetl, informó que el Instituto ha dado seguimiento al tamaño y forma de los residuos que emite el volcán. Han pasado de ser rocosos a un compuesto más fino, por lo que ya se contactaron con las autoridades de salud y con Protección Civil para hacer las recomendaciones pertinentes a la población que vive cerca:
“Es pertinente el uso de tapabocas, especialmente el que es doble o que se ajusta a la nariz; cubrir la piel porque puede ser dañada, al igual que los ojos. Evitar las actividades al aire libre, es mejor quedarse en casa, y si es necesario salir, utilizar protección”, finalizó.