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FORTALEZA, BRASIL, 19 de junio (Quadratín México).- Momentos de tensión y violencia se viven alrededor del estadio Castelao, previo al partido entre Brasil y México de la Copa Confederaciones 2013, donde más de 50 mil personas protestan por las políticas económicas y sociales adoptadas por el gobierno de este país.
Desde temprana hora en todas las zonas de la ciudad se observó a decenas de personas que empezaban a reunirse para dejar patente su molestia.
Conforme se acercaba la hora del partido, el número de personas que llegó a los límites del estadio fue considerable; en tanto, se escuchan las consignas a favor del bien social y en contra del fútbol.
“Brasil no olvida que un profesor vale más que Neymar”, era una de las frases que más se escuchaba conforme la gente avanzaba, mientras la policía se preparaba para impedirles el paso y evitar que llegaran al inmueble.
Las paredes no quedaron limpias de pintas como “Esta copa no es del pueblo” y “Fuera FIFA”, así como otras ofreciendo disculpas: “Perdón por las molestias que ocasionamos, pero es por el bien de todos”.
Al ver que las personas no estaban dispuestas a detener su andar, la Policía Militar no tuvo más remedio que enfrentarlos sobre la avenida Alberto Craveiro, la que desemboca en el estadio, y repeler sus embates con toletes, lo que generó una respuesta violenta por parte de los manifestantes, quienes lanzaron piedras, palos y hasta algunas sandalias.
Esta respuesta obligó a que las fuerzas del orden lanzaran gases lacrimógenos y balas de goma, con lo que pudieron controlar a los inconformes y replegarlos unos 500 metros.
Según dijeron fuentes policiales, al menos ocho agentes resultaron heridos por piedras lanzadas por los manifestantes, cuyo número calcularon entre 10 mil y 15 mil. Otras fuentes informaron de que al menos un manifestante resultó lesionado por balas de goma disparadas por la policía.
Esta situación provocó muchos problemas para la llegada de los aficionados, sobre todo para los que lo hicieron en tour y arribaron en autobuses, por lo que se vieron obligados a caminar una larga distancia en medio del tumulto.
La experiencia, sin embargo, no fue del todo amarga para los aficionados mexicanos, quienes al ser identificados se les recibió con gritos de “México, México”, y amablemente se les permitió el acceso.
No así para todos, ya que algunos aficionados que vestían la playera de la “verde-amarelha”, tuvieron que sortear a los inconformes.
Tras una tregua de poco más de una hora, los manifestantes se reorganizaron y retomaron las consignas, y la tensión que estaba en el aire estalló aunque con menor intensidad.
Precisamente en esos instantes aficionados brasileños y mexicanos atravesaron por la zona de conflicto, lo que les generó a algunos momentos de pánico, sobre todo a mujeres. Y aunque la situación volvió a calmarse, los inconformes amenazaban con tomar un segundo aire para dejar más que en claro su rechazo a lo que creen injusto.
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