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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de noviembre, (Quadratín México).- Renuente a comparecer en el Senado, el secretario de Economía, Bruno Ferrari, fue llevado, en ausencia, a la picota camaral donde, pruebas de por medio, el senador Manuel Cota Jiménez y productores de papa lo calificaron mentiroso y operador de una política comercial entreguista frente a Estados Unidos.
Y es que, a cambio de que México fuese admitido en el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica –Trans-Pacific Partnership (TTP por sus siglas en inglés), Ferrari desconoció un acuerdo asumido el 1 de marzo de este año con la Confederación Nacional de Productores de Papa de la República Mexicana (Conapapa) , en el que se estableció:
“El gobierno federal no negociará la fitosanidad, ni cederá a presiones políticas ni a intercambio de sectores”, respecto de las importaciones de papa proveniente de Estados Unidos, y ahora existe el riesgo de que el mercado mexicano sea inundado con papa estadunidense sin controles sanitarios, además de que no hay necesidad de comprar el tubérculo en el exterior porque hay suficiente producción nacional.
Así, Ferrari se alza como actor de una mala película de negocios turbios. Aunque los afectados, sus acusadores, dejaron claro que no puede apostar a la impunidad, toda vez que existe un plazo posterior a la entrega del cargo para responder penal y administrativamente por los delitos cometidos como funcionario público. Cota Jiménez lo puntualizó e integrantes de la Confederación Nacional de Productores de Papa lo enfatizaron: no habrá impunidad para Bruno Ferrari.
En el affaire de la papa que corre la ruta de convertirse en un diferendo comercial con Estados Unidos, permean conflictos de intereses de un congresista estadunidense, John T. Salazar, casualmente productor y exportador de papa, con su hermano Kenneth Lee Salazar, secretario del Interior de la administración Obama, y los de funcionarios calderonistas entre los que sobresale Ferrari como cabeza de una negociación comercial de alcances perjudiciales para productores mexicanos.
En grupo de funcionarios estadunidenses que presionó a Ferrari, está encabezado por el senador Michael Benet, y los gobernadores de estados productores de papa, por el gobernador de Colorado, John Hickenlooper.
El conflicto tiene sus orígenes en negociaciones concretadas en marzo de este año y que luego Bruno Ferrari, desconoció.
Pero, sin duda, en la apuesta por la inminente conclusión de la administración Calderón, con la que entregará la cartera de Economía, Ferrari esconde algo más que una mentira piadosa, tal cual es el caso del acuerdo asumido con Estados Unidos mediante el cual, México ocupa un sitio en el Trans-Pacific Parthership (TPP)
El funcionario ha negado tal acuerdo, que habría llevado como ficha de cambio la apertura del mercado mexicano a la papa fresca procedente de Estados Unidos, sin las restricciones fitosanitarias consideradas en todo acuerdo comercial de productos agropecuarios, y en abierto perjuicio a los productores nacionales de papa que cubren la demanda del mercado doméstico. Competencia desleal es el quid y, en el fondo, ganancias millonarias al bolsillo de los rancheros estadunidenses.
Pero el documento de dicho acuerdo existe, tanto que por requerimiento del IFAI para hacerlo público, la Secretaría de Economía respondió: “Es información reservada en virtud de que su difusión puede menoscabar las relaciones internacionales entre México y Estados Unidos por haber sido presentada, por éste último, con carácter confidencial”. La información permanecerá reservada durante 12 años.
Para saber el trasfondo de este asunto, el Senado ha citado a Ferrari junto con Francisco Mayorga, secretario de Agricultura, pero el secretario de Economía ha desoído los a comparecer.
Por ello, este lunes 12 de noviembre, el senador priista y presidente de la Comisión de Agricultura del Senado, Manuel Cota Jiménez, acompañado del también senador Fidel Demedecis y el presidente electo del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Benjamín Grayeb, además del presidente de la Confederación Nacional de Productores de Papa, Hugo Gómez, y Bosco de la Vega, coordinador de negocios de esta organización, decidieron denunciar los turbios procedimientos de Ferrari.
–¿Pedirán la renuncia de Ferrari?—se le preguntó al senador Cota Jiménez.
–La renuncia no resuelve nada, porque lo de Ferrari es un acto de pandillerismo—respondió y sostuvo que quizá el funcionario apuesta a la impunidad porque está a punto de dejar el cargo, pero olvida que hay un plazo para fincarle responsabilidades penales y administrativas.
Esta es la respuesta a la recurrente displicencia con la que el secretario de Economía ha respondido a los productores de papa y de frijol que le han demandado cerrar las fronteras para salvaguardar a la producción nacional. Así fue la respuesta a los productores de frijol: “No se pueden cerrar y abrir las fronteras”. Y punto.
Como está visto, en el caso de la papa hay otros motivos que superan a una simple negativa de cerrar la frontera a la importación del tubérculo fresco. Y como acusaron productores de papa y el senador Cota Jiménez: Ferrari miente.
Incluso, mediante comunicado, la Secretaría de Economía sostuvo que es falso que esta dependencia o sus funcionarios “hayan formalizado algún acuerdo con el gobierno de Estados Unidos que ponga en riesgo la sanidad vegetal, animal o humana, o que implique un daño a la industria de la papa mexicana o al sector agropecuario nacional”.
Desde 2003 existe un Protocolo para la Exportación de Papa Fresca de los Estados Unidos a México, limitado prácticamente a la línea fronteriza, con posibilidad de ampliarse paulatinamente a estados norteños y, en caso de tener éxito, se ampliaría al resto del país, al cumplir nueve años de vigencia, pero bajo la condición de ser sometido a consulta entre las autoridades correspondientes y los productores de papa.
Este punto se ha sometido conforme a un acuerdo con la Secretaría de Agricultura, y estaría en posibilidades de concluir en breve. No obstante, el secretario de Economía se ha adelantado y abrió el abanico del mercado mexicano a la papa estadunidense sin controles fitosanitarios. Todo por un sitio en una organización comercial en la que Estados Unidos dicta la pauta. Y Ferrari dictó la entrega.
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