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CIUDAD DE MÉXICO, 28 de febrero de 2024.- El crecimiento de México ha demostrado ser resiliente y el nearshoring está generando nuevas oportunidades, con un crecimiento apoyado en la demanda interna respaldado por un mercado laboral fuerte, una tendencia al alza de la inversión y un dinamismo continuado en el desempeño de las exportaciones, según el nuevo informe de la OCDE.
El informe presentado este martes, señala que, para aprovechar plenamente el potencial de crecimiento futuro de México son necesarias reformas estructurales que aborden desafíos preexistentes, para impulsar la productividad y reducir la desigualdad de oportunidades.
“México ha navegado muy bien en el desafiante entorno económico global. La política monetaria respondió decisivamente a la alta inflación. Combinado con los efectos de la caída de los precios de las materias primas y la apreciación del tipo de cambio, la inflación está volviendo gradualmente a su objetivo. La política monetaria debe seguir siendo restrictiva para garantizar que continúe la tendencia a la baja”, dijo el Secretario General de la OCDE, Mathias Cormann, al presentar el Estudio acompañado del Subsecretario de Hacienda y Crédito Público de México, Gabriel Yorio González.
Impulsar la inversión en educación de calidad, continuar los esfuerzos para impulsar la participación laboral femenina y, en general, mejorar la inclusión del mercado laboral, al tiempo que se impulsa la conectividad digital en todo el país, así como los esfuerzos anticorrupción y la inversión en energías renovables, ayudarán a México a aprovechar las oportunidades de crecimiento relacionadas con el nearshoring.
Después de crecer un 3.1 por ciento en 2023, se proyecta que el crecimiento del PIB se desacelere a un 2.5 por ciento este año y a un 2.0 por ciento en 2025. La desaceleración de la actividad en Estados Unidos, el principal socio comercial de México afectará el dinamismo de las exportaciones, pero la demanda interna sustentará el crecimiento y se espera que la inflación siga disminuyendo. La inflación general ha disminuido gradualmente desde su máximo del 8.7 por ciento en agosto de 2022 al 5.5 por ciento en 2023 y se espera que siga disminuyendo hasta el 4.1 por ciento este año y el 3.2 por ciento en 2025. La inflación subyacente también está bajando, pero sigue siendo más persistente, especialmente en los servicios.
La política fiscal de México tiene un sólido historial de cumplimiento de objetivos y mantenimiento de la deuda pública baja. Sin embargo, con un 16.7 por ciento del PIB, México tiene la relación impuestos/PIB más baja de la OCDE. Existe la oportunidad de aumentar los ingresos tributarios sin dejar de ser competitivo a nivel internacional, respaldando una prudencia fiscal continua y al mismo tiempo aumentando el gasto público en áreas que mejoran la productividad como la educación, la infraestructura, las transiciones digital y verde y la lucha contra la corrupción y el crimen. Mejorar el marco fiscal también ayudaría a aumentar la resiliencia ante shocks futuros, incluyendo creando el espacio fiscal necesario para poder brindar apoyo durante las crisis.
La proximidad geográfica con los Estados Unidos y las ventajas estructurales, incluida la apertura al comercio exterior y la inversión respaldada por un uso extensivo de acuerdos comerciales, un gran mercado interno y estabilidad política, brindan oportunidades significativas para que México obtenga mayores beneficios de las cadenas de valor. Hacer uso de los recursos energéticos renovables también podría convertirse en una ventaja competitiva para atraer más inversiones de empresas que busquen descarbonizar su producción. Para aprovechar estas oportunidades será necesario abordar desafíos persistentes, como la baja productividad y la alta desigualdad de oportunidades, que han impedido que México alcance su pleno potencial de crecimiento.
“Impulsar la productividad es fundamental. El aumento gradual de los ingresos tributarios ayudaría a abordar las necesidades de gasto en áreas que mejoran la productividad, como la educación, manteniendo al mismo tiempo la prudencia fiscal. Mejorar la infraestructura digital, reducir la carga regulatoria sobre las empresas, aumentar la competencia y apoyar la participación femenina en la fuerza laboral impulsaría el dinamismo empresarial para ayudar a estimular el crecimiento a largo plazo”.
A pesar de las mejoras, mediante, por ejemplo, un aumento reciente de la participación femenina en la fuerza laboral y reformas del mercado laboral, las desigualdades de oportunidades siguen siendo altas en México. Establecer un sistema nacional de educación infantil y ampliar gradualmente los servicios formales de cuidado de personas mayores ayudaría a facilitar una mayor participación femenina en el mercado laboral, ya que actualmente las mujeres cargan con una parte desproporcionada de las responsabilidades domésticas y de cuidado.
Mejorar los resultados educativos, ayudando a los mexicanos a adquirir las habilidades necesarias para participar y beneficiarse de un mercado laboral en evolución, y reducir la informalidad también son claves para reforzar el potencial de crecimiento.
El acceso a una vivienda adecuada sigue siendo un desafío en México. Los altos precios y el acceso limitado al crédito se traducen en que muchos ciudadanos no pueden permitirse comprar una casa. Un mercado de alquiler de viviendas poco desarrollado y una oferta insuficiente de viviendas sociales y asequibles llevan a muchos hogares a autoconstruir o residir en asentamientos informales, alimentando la segregación geográfica que impacta negativamente a grupos ya vulnerables que luego tienen un acceso limitado a empleos, transporte y servicios urbanos. Las políticas recientes focalizadas en los hogares de bajos ingresos son bienvenidas, y ampliar la gama de subsidios de vivienda y fomentar el desarrollo de un sector de viviendas de alquiler social serían valiosos pasos adicionales.