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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de marzo de 2017.- El periodista José Gil Olmos recuerda que en una visita a Catemaco le preguntó a una bruja que frecuentemente es consultada por políticos, qué es lo que buscaban dichos personajes públicos.
Ella, de manera rápida le contestó: «lo que no tienen, seguridad y confianza».
Gil Olmos es autor de Los brujos del poder y más recientemente Santos populares. La fe en tiempos de crisis, editado por Grijalbo.
En su nuevo libro el reportero revela que quien fuera secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna, recurrió a la santería, la brujería y la adoración a la Santa Muerte para protegerse de los narcotraficantes.
Cuestionado por Quadratín México sobre por qué alguien que fue tan poderoso en el anterior sexenio recurrió a dichas prácticas, contesta que quizá era porque se sentía amenazado frente a múltiples amenazas, no sólo del crimen organizado, también a la policía infiltrada y «en medio de tanto escándalo el riesgo de ir a la cárcel y su trabajo que no era tan legal, estaba en riesgo».
Otra poderosa que también buscó la protección de la Santa Muerte era la otrora lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo. En este caso Gil Olmos considera que la ex Maestra ante los riesgos y vulnerabilidad a los que temía, buscaba mayor poder, también empujada por su ambición.
La santa muerte, en ascenso
El autor de Santos populares aborda en el libro el culto que se registra por figuras como El Niño Fidencio, Pancho Villa, Emiliano Zapata, Jesús Malverde, Nazario, San Judas Tadeo y la Santa Muerte. Es precisamente la última a la que él considera es el fenómeno de fe más relevante de los últimos 50 años.
Lo atribuye al creciente clima de inseguridad que se padece en México.
«Hay delincuentes, drogadictos que le rezan. ¿Por qué? Porque son personas que tienen miedo a la muerte y sienten la necesidad de protección. Hay también soldados que le rezan, son pueblo y diario se la rifan y enfrentan a criminales tanto de fuera como de dentro de las instituciones. La Santa Muerte no está tan alejada para ellos».
Gil Olmos comparte que para su investigación enfrentó algunos riesgos y buscó la manera de acercarse sin lastimar las creencias y evitar reacciones violentas, y cuando acudió a misas de la Santa Muerte lo hizo con respeto y para las fotos contó con la colaboración de Martín George, quien oficia misas para dicho culto.
En el caso de la figura de Nazario, el Santo de los Caballeros templarios –la figura de Nazario Moreno, fundador también de La Familia Michoacana– ahí sí hubo alto riesgo y tomó ciertas medidas de seguridad y si veía que responderían violentamente mejor ni se acercaba.
Cuando surgió el fenómeno de las Autodefensas lo aprovechó para introducirse a ese mundo donde Moreno se erigió un culto a sí mismo.
Cuestionado sobre cómo reacciona la Iglesia a estas nuevas creencias o a la adoración a personajes que son el equivalente a santos no reconocidos, respondió que en automático los descalifica.
«Se adapta pero tarda mucho tiempo, enfrenta una enorme crisis de credibilidad y busca llenar el vacío de fe que ella misma ha creado y que han llevado a recurrir a los santos populares».
Finalmente, reveló que está en preparación una nueva edición de Los brujos del poder -obra que se hizo famosa entre otras cosas por revelar cómo Elba Esther Gordillo recurrió a un brujo africano que sacrificó a un tigre en su nombre, con el fin de acercarse al entonces presidente Ernesto Zedillo- y adelantó que contendrá más historias de políticos que usan sus creencias privadas para buscar resolver temas públicos.