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CIUDAD DE MÉXICO, 15 de mayo (Quadratín México).- El investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, Hugo Delgado Granados, recomendó a la población mantenerse informada sobre lo que son y lo que hacen los volcanes, estar atenta a las indicaciones de la autoridad para acatarlas, y leer con atención los folletos informativos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Indicó que la más reciente actividad del volcán Popocatépetl comenzó en diciembre de 1994, y que en los últimos 18 años ha tenido diferentes manifestaciones, como la formación de cuerpos de lava y explosiones que los destruyen.
“En la actualidad observamos un fenómeno más de ese tipo, pero con características particulares, como mayor ascenso de material magmático que puede dar origen al crecimiento del cuerpo de lava que está en el cráter y eventualmente a una destrucción de dicho cuerpo”, indicó.
El vulcanólogo consideró que esa nueva actividad con eyección de material puede tener varios escenarios.
“Ésta última puede continuar y luego decaer sin que suceda nada, aumentar la producción de lava y derramarse por los bordes del cráter, incrementar la emisión con eventual destrucción de los cuerpos de lava con eventos explosivos, incluso un aumento que genere una explosión de magnitud mayor”, visualizó.
Puntualizó que el crecimiento del cuerpo de lava puede ser suficientemente grande para que se derrame por los flancos.
“Eso lo ha hecho el Popo por miles de años, de hecho, la acumulación es lo que ha permitido la construcción del edificio volcánico, que ocurre a partir de flujos que se desbordan desde el cráter”, expuso en un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Agregó que en estos momentos, la alerta amarilla está en la tercera fase, lo que significa que puede presentar actividad explosiva de intermedia a alta así como crecimiento y destrucción de domos de lava y exhalaciones persistentes de plumas de vapor de agua, gases y cenizas.
También explosiones de intensidad creciente con lanzamiento de fragmentos incandescentes; posibilidad de flujos piroclásticos de corto alcance asociados a las explosiones, y flujos de lodo o escombros de corto alcance.
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