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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de noviembre de 2018.- La Arquidiócesis de México es muy clara: Aún estamos a tiempo. En medio del llamado megacorte de agua por los trabajos de mantenimiento al sistema Cutzamala con la interrupción del flujo que abastece a los capitalinos, la Iglesia Católica alerta de los grandes retos que aún se tienen urgiendo a las autoridades a intensificar la inversión en modernizar la infraestructura y a la sociedad a generar una cultura para cuidar el líquido.
Desde el pasado miércoles 31 de octubre, 13 alcaldías de la capital del país padecen, unas más que otras, el corte total que se tiene en el sistema Cutzamala, que abastece de agua a unos 20 millones de habitantes. Interrupción que se prevé permanezca hasta el lunes 5 de noviembre en la Ciudad de México y 13 municipios conurbados del Estado de México.
La escasez de agua a causa del corte en el suministro del sistema Cutzamala puso temporalmente en jaque a la Zona Metropolitana del Valle de México. En estos días, la vida cotidiana de sus habitantes se ha visto sensiblemente alterada, y nos ha acercado a una mirada de lo que podría ser el futuro de la capital, una de las ciudades con mayor demanda de agua en el mundo.
En este sentido, la editorial del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame) publicada este domingo señala que el cuidado ambiental ha sido una de las grandes preocupaciones de la Iglesia católica, especialmente durante el pontificado del Papa Francisco, quien con su encíclica Laudato Si’, ha puesto el dedo en la llaga: “Algunos estudios advierte el Santo Padre han alertado sobre la posibilidad de sufrir una escasez de aguda dentro de pocas décadas, si no se actúa con urgencia”.
Es una realidad que en muchas zonas de la capital la demanda de agua potable ha superado la oferta sostenible, por lo que el llamado de Francisco se convierte en una voz profética que debe interpelar a todos, desde las autoridades, que tienen la obligación de administrar con equidad el vital líquido, hasta el último de los ciudadanos, que son los responsables de su cuidado.
“El Papa advierte también que el control del agua potable y limpia podría convertirse en una de las principales fuentes de conflicto social, sobre todo cuando ésta escasea y la clase gobernante actúa sin imparcialidad en su distribución”, advierte la Iglesia.
“En este sentido, debe entenderse como una prioridad invertir más en el mantenimiento del complejo sistema de aguas, en el que, increíblemente, alrededor el 40 por ciento del líquido se desperdicia en fugas, y crear la infraestructura adecuada para el aprovechamiento de las aguas pluviales”, propone la editorial.
El correcto suministro de agua potable en el centro del país con uno de los sistemas de tuberías y túneles más complejos del orbe fue hace tres décadas uno de los mayores desafíos para el gobierno.
“El reto ahora está en la óptima modernización, y el crear de manera urgente una cultura educativa sobre el cuidado de este recurso natural, que nos haga conscientes de que si bien el problema al que nos enfrentamos es mayúsculo, la solución aún está en nuestras manos”, concluye el escrito.