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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de octubre de 2018.- El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Otto Granados, afirmó que el problema financiero que enfrentan varias universidades públicas estatales, por 15 mil millones de pesos, se debe a que sus sistemas de pensiones y jubilaciones están, dijo, técnicamente quebrados.
«Durante los últimos siete años hubo recursos extraordinarios para ellas, del orden de 100 mil millones de pesos, pero tuvieron que ir drenándolos para sostener sus sistemas de pensiones, es decir, los pasaron de su presupuesto a los fondos de pensiones.
«Adicionalmente, en esas casas de estudio se fueron generando otros problemas, como una generación muy baja de ingresos propios y un crecimiento de las prestaciones laborales de sus trabajadores, que no están reconocidas en el modelo establecido por la Secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP) con la SEP”, detalló.
Durante su comparecencia ante el Pleno camaral, Granados Roldán refirió como ejemplo que las plantillas laborales de estas universidades públicas, ostentan aguinaldos de entre 70 y 90 días de salario, y primas vacacionales de entre 15 y 32 días.
Lo anterior luego de ser cuestionado por el diputado del PT, Benjamín Robles, sobre la situación de las 10 universidades –de la Ciudad de México, Chiapas, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Veracruz y Zacatecas– que presentan un déficit presupuestal, y cuyos rectores, en vario de estos casos, se han acercado a la Cámara de Diputados para encontrar una solución a su problema financiero.
El funcionario federal señaló también que el modelo de educación superior de México está entrando gradualmente en un serio problema, relacionado con el crecimiento de la matrícula y las habilidades que los universitarios adquieren en esas instituciones, refirió que, en México de 1960 a 2018, la matrícula de educación superior creció 132 veces.
Indicó que existen datos muy preocupantes, pues de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 28 por ciento de los desempleados en el país tienen estudios de licenciatura y el 1.7 por ciento, de maestría o doctorado.
“Quiere decir que, entonces, lo que están recibiendo por esas carreras que están estudiando no le está dando las habilidades, las competencias, para insertarse efectivamente al mercado laboral”, apuntó.