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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de agosto de 2016.- Con el propósito de contar con elementos suficientes para dar a conocer con total transparencia la causa de la muerte del gorila Bantú, la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México solicitó un estudio riguroso externo.
Se informó en un comunicado que, dicho análisis fue realizado por un panel de médicos internacionales expertos en gorilas y médicos veterinarios nacionales con reconocimiento internacional, quienes participaron de manera voluntaria, sin mediar ningún tipo de pago o retribución por su servicio.
El panel concluye que quienes realizaron los procedimientos posteriores a la muerte del gorila, “siguieron el formato del protocolo de necropsias estándar del proyecto Gorilla SSP (Species Survival Plan) de la AZA (Asociación de Zoológicos y Acuarios) incluyendo la morfometría, peso de los órganos, varias mediciones del corazón e imágenes fotográficas”.
Añade que el propósito de un examen post mortem sobre un gorila o cualquier otro animal, no radica solamente en determinar la causa de la muerte, sino también en contribuir al entendimiento de otros procesos que afectan la salud del ejemplar y que en última instancia lleven a técnicas veterinarias y de crianza mejoradas.
«Con la finalidad de lograr un examen post mortem completo se debe diseccionar el cuerpo desde la barbilla hasta la pelvis y extraer todos los órganos internos. Se examina y se toman muestras de cada órgano”.
Y advierte que “éste no es un proceso delicado o agradable”.
Los especialistas apuntan que, por lo que toca a la anestesia, “los tres agentes de inmovilización usados en el caso de Bantú son ampliamente usados en los procedimientos de inmovilización de gorilas y pueden ser seleccionados en combinación para hacer posible el uso de dosis más bajas de cada agente individual”.
De acuerdo con el informe, “la opinión del grupo es que Bantú no recibió una sobredosis de los agentes de inmovilización”.
Los expertos señalan que de acuerdo con los materiales proporcionados, al parecer la planificación para el traslado del primate fue la adecuada.
“La jaula de transporte cumplía con las normas de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la cual hace recomendaciones para los contenedores y transporte de animales vivos para una amplia gama de especies de animales”.
Respecto a las causas de la muerte del Gorila de tierras bajas occidentales, el grupo de especialistas menciona que si bien, el corazón de Bantú era manifiestamente anormal en peso y circunferencia, la apariencia voluminosa corresponde a la dilatación en estado terminal.
«El fallecimiento posterior a la inmovilización para el transporte se podría haber relacionado con el hecho de que el corazón ya no fue capaz de compensar la enfermedad crónica subyacente, pero dada la extensión de la insuficiencia cardiaca observada durante la necropsia, esto probablemente no apresuró la muerte de Bantú a un grado significativo”.
En este rubro señala, también, que aunque no es posible determinar el marco temporal exacto en el cual se desarrolló la enfermedad cardiovascular avanzada, los descubrimientos post mortem y la experiencia del panel permiten suponer que aún en el improbable caso de que “Bantú” hubiera sido resucitado con éxito, tendría un pronóstico grave dada su enfermedad cardiaca en etapa terminal.
«Los gorilas en esta etapa avanzada de enfermedad cardiaca tienen expectativas de vida muy cortas, aun si se les proporcionan tratamientos agresivos”.
Los especialistas que participaron en la elaboración del informe son: Thomas Meehan, investigador de The Gorilla Health Project y vicepresidente de Servicios Veterinarios de la Sociedad de Zoológicos de Chicago. Experto en biología y medicina de grandes simios, particularmente gorilas.
Hayley Murphy, experta estadounidense en salud cardiovascular de gorilas y directora de Servicios Veterinarios del Zoológico de Atlanta. Fundadora y líder de The Gorilla Cardiac Database y cofundadora de The Gorilla Health Project.
Heather A. Simmons, quien cuenta con más de 30 años de experiencia en investigación sobre vida silvestre, especialmente en anatomía y patología; jefe de la Unidad de Patología de Wisconsin National Primate Research Center de la Universidad de Wisconsin.
Linda Lowenstine, experta mundial en zoológicos y en patología de la vida silvestre; galardonada por The American Zoo Veterinarian Association, por sus contribuciones a la ciencia y a la salud de los animales silvestres.
Enrique Yarto Jaramillo, diplomado en Medicina y Manejo de Fauna Silvestre por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Responsable del área de Medicina de Animales no Convencionales de Centro Veterinario México.
David Espinosa Avilés, maestro en Patología Veterinaria del Royal Veterinary College, University of London. Participó en los estudios clínicos del Gorila “Chato” del Zoológico de Guadalajara.
Claudia Lewy Sánchez Aldana, Diplomada en Medicina, Cirugía y Zootecnia de Pequeñas Especies, y en Medicina, Cirugía y Manejo de Fauna Silvestre y Animales de Zoológico, por la FMVZ de la UNAM; directora Ejecutiva de la Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especializados en Animales de Zoológico, Silvestres y Especies no Convencionales.
La consulta de este estudio, en sus versiones en español e inglés, así como de diversos documentos relacionados con el fallecimiento del Gorila Bantú del Zoológico de Chapultepec, por considerarlos de interés público, están disponibles en un micrositio, dentro de la página de la Sedema AQUÍ.